Innovación aplicada a la metodología educativa, con una vocación práctica y el objetivo de transformar la Educación para adaptarla a una sociedad que ha pisado el acelerador del cambio en las últimas décadas. Con esta filosofía terminó este jueves el VIII Campus Moving-on, el encuentro formativo de Escuelas Católicas de Madrid (ECM) cuya octava edición se ha celebrado esta semana en el Colegio Chamberí. Un año más, los profesores de ECM dedican los últimos días del curso a la vital tarea de reciclarse y renovar sus metodologías pedagógicas, orientándolas a las necesidades de los alumnos de hoy y a las características del mundo actual o, mejor, del mundo futuro.
El Campus Moving-on concentra desde hace ocho años en cuatro jornadas algunos de los cursos de formación del profesorado que Escuelas Católicas de Madrid imparte durante todo el año en sus colegios a través del Programa de Innovación 43,19. “El objetivo es cambiar la cultura de los centros, ponernos al día e implantar en las aulas lo que más se lleva en metodologías educativas”, explica Jesús Hernández, uno de los responsables del departamento de Pedagógico-Pastoral de ECM y coordinador del Programa 43,19, que suma ya diez años llevando la vanguardia a las aulas y que está implantado en la actualidad en 68 colegios de la región.

Los diez cursos que durante estos cuatro días han sentado a casi 200 profesores en los pupitres del Colegio Chamberí tocan diversas áreas y perspectivas de la enseñanza, pero se vertebran en torno a un concepto global: el de la pedagogía activa. Así, los talleres se han centrado en metodologías educativas como el aprendizaje cooperativo, el pensamiento visual o los mapas mentales, la gamificación o la disciplina positiva; concebidas todas ellas desde la idea de poner el alumno en el centro del acto pedagógico: hacerle partícipe de su propia Educación, implicarle en su aprendizaje a base de motivación, curiosidad e interés enseñarle a aprender.
Acercarse a los alumnos
“La forma de dar clase ha cambiado, así que hay que seguir formándose, aprendiendo, para que las clases sean más amenas y logremos acercarnos más a los alumnos”, afirma la profesora Paula Merelo, del Colegio Claret Madrid, una de las asistentes al curso de Pensamiento Visual y Mapas Mentales. En esta formación, los docentes aprenden técnicas para comunicar ideas y procesar la información de manera gráfica: a través de imágenes o iconos, un recurso que encaja con las formas de comunicación actuales, en especial entre los más jóvenes.

“Está demostrado que las imágenes actúan como anclas visuales y ayudan a retener mejor la información que cuando se aprende solo desde el texto; además, memorizar se puede memorizar todo, pero solo podemos dibujar algo si realmente se ha entendido”, explica Rocío Copete, profesora de FP en el IES Barrio de Bilbao y responsable del este curso en el Moving-on de Escuelas Católicas.

Otro de los cursos que es, año tras año, un éxito de convocatoria por el valor al alza de su contenido es el del Aprendizaje basado en Proyectos, una metodología que entiende la Educación en global más que como algo que se pueda separar en áreas o asignaturas, que implica al alumno en la investigación y creación de sus propios materiales de estudios y que ya funciona en buena parte de los centros de ECM, pero de la que “siempre se puede aprender más”, según señala el tutor de Primaria del Colegio Matter de Atocha, Jesús Mariano, matriculado en este taller.

Participación activa también en convivencia
La pedagogía activa trasciende del aprendizaje entendido como interiorización de conocimientos y abarca también el aspecto convivencial de los centros educativos. Así, una de las formaciones que más demanda arrastra cada año –una treintena de alumnos solo en estos cuatro días- es el que aborda el Modelo Integral para la Convivencia implantado en algunos colegios de Escuelas Católicas y explica dos de sus proyectos estrella: los Alumnos Ayudantes y la Mediación Escolar.

Raúl Aguayo es profesor del colegio San Viator y responsable de la implantación de este modelo de convivencia, basado en la implicación directa de los alumnos y que cumple ya una década en este centro educativo del distrito de Usera. “Los alumnos ayudantes son elegidos directamente por sus compañeros en base a un perfil que, les explicamos, deben cumplir, y son los encargados de ayudar a nivel convivencial”, cuenta Aguayo. Alumnos de nueva incorporación al colegio, problemas de adaptación o fallecimientos en el entorno familiar pueden ser cuestiones a abordar. “No todo es acoso escolar”, subraya el docente, y añade que este modelo de convivencia se basa en un “sistema preventivo”: atajar el problema en el momento en que se detectan los primeros indicios.
Hoy por hoy, solo en el colegio San Viator, hay entre 200 y 250 alumnos que son o han sido durante algún curso escolar alumnos ayudantes, muchos de los que terminan siendo, ya durante el Bachillerato, mediadores formales en conflictos entre alumnos, una alternativa al modelo estrictamente punitivo que combina las sanciones con la resolución dialogada. El objetivo es el de implicar a toda la comunidad educativa, incluida una red de alumnos que crece cada año de manera exponencial, en el trabajo por un buen clima de convivencia en el centro.

El programa 43,19
Este campus es solo la guinda de fin de curso a toda una estrategia propuesta por ECM a sus centros asociados, a través del Programa 43,19, para flexibilizar la Educación, un área a la que a veces le cuesta desprenderse de las convenciones y adaptarse a los cambios sociales.
A los equipos directivos de los centros que se van sumando al 43,19 se les ofrece una
formación específica con coachs profesionales, para sembrar el germen del pensamiento innovador, que cada uno de los colegios desarrolla, después, de diversas formas. Además, se organiza una asamblea anual junto a los equipos de innovación designados por los centros y se realiza un seguimiento del programa en cada uno de ellos.
El próximo curso, el programa ya tiene el objetivo marcado: impulsar las
competencias digitales docentes y hacer de la tecnología una verdadera herramienta al servicio de la metodología educativa de los centros. Para ello, ya han firmado acuerdos con tres grandes partners tecnológicos (Apple, Google y Microsoft) y han diseñado para sus docentes un itinerario de formación y aplicación al aula.