El 15 de septiembre de 1936 salía de Atocha con dirección Cartagena el primero de siete trenes cargados con la mayor parte de las reservas de oro del Banco de España. Desde Murcía, el 'tesoro' partiría hacia la URSS y se convertiría en el conocido como 'Oro de Moscú', protagonista de uno de los episodios más controvertidos de la historia reciente.
Hasta siete trenes cargados de oro partieron el 15 de septiembre de 1936 de la Estación del Mediodía de Madrid (actual estación de Atocha) con destino Cartagena. La madrugada anterior, fuerzas de carabineros y milicias habían entrado en el Banco de España para cumplir con un decreto reservado firmado solo 24 horas antes por el ministro de Hacienda, Juan Negrín, respaldado por el presidente de la República, Francisco Largo Caballero. El objetivo: poner a resguardo las reservas de oro cuando se cumplían tres meses del estallido de la Guerra Civil y Madrid amenazaba con caer. Ya en Murcia, el 28 de octubre cuatro cargueros soviéticos zarparon con el oro rumbo a la URSS. Así se iniciaba el episodio conocido como el 'Oro de Moscú', uno de los más controvertidos de la historia reciente de España.
En total, 510 toneladas de oro fueron trasladadas desde Madrid hasta la capital soviética, un 72 por ciento de las reservas de oro del Banco de España. La otra cuarta parte -192 toneladas-, se llevaron a Francia. Este 'tesoro' tendría un valor mínimo actual de 12.2000 millones de euros (en 2010) y más de 20.000 millones en términos numismáticos.
La controversia en torno al 'Oro de Moscú' nace del debate historiográfico sobre la interpretación política de sus motivaciones y sus consecuencias para el desarrollo del conflicto bélico. Según algunos estudiosos -y desde los setenta se han escrito ríos de tinta sobre esta operación del Gobierno de la II República-, la URSS era la única opción ante el avance de los sublevados y la política de no-intervención en la guerra española de las democracias occidentales. Otros ven un descomunal fraude y un factor decisivo para la derrota republicana.
Polémicas historiográficas aparte, desde que el oro llegó a la Unión Soviética, Negrín firmó varias órdenes de venta para que los soviéticos suministraran armas al Gobierno republicano durante el conflicto. Sin embargo, en 1938, Stalin afirmó que el oro se había agotado. Además, durante la dictadura, Franco transmitió la idea de que el oro no se había utilizado para sufragar la contienda sino que seguía en Rusia y podía recuperarse. Parece que los últimos documentos hechos públicos atestiguan que las reservas del Banco de España se gastaron, efectivamente, en armamento y apoyo, aunque el morbo sobre un 'Oro de Moscú' que podría haber regresado a España durante la dictadura sigue alimentando la leyenda.