En 1955 José Luis Alonso se atrevió con esta obra, estrenándola en el Infanta Isabel con un formidable elenco en el que estaban Francisco Valladares, Jesús Puente, Agustín González, María Jesús Valdés, Julieta Serrano o Alicia Hermida. Desde entonces directores como Miguel Narros en 1970, Calixto Bieito en 1999 y Carlos Aladro, en 2006, la han puesto en pie. También suele ser un texto que traen compañías extranjeras que actúan en inglés cuando vienen a nuestros festivales.
Ahora, con producción de Factoría Teatro, una compañía madrileña que tiene ya 25 años de historia, se presenta en versión de Emilio del Valle e Isidro Timón. No pretenden decantarse por el gran espectáculo sino extraer la esencia de esta historia de poder, corrupción, sexo y muerte. Ocho intérpretes dan vida a todos los personajes.
Se parte de la decisión del Duque de Viena de delegar su poder en manos de un inquisidor incorruptible. Quiere así que se apliquen las leyes cristianas que castigan las prácticas sexuales. Pero en su primera decisión el nuevo mandatario condena a muerte al joven Claudio. La hermana de este, a punto de entrar en el convento, intercede para salvar su vida. Y el inquisidor accede a perdonarlo a cambio de la virginidad de la chica. Mientras tanto el Duque, que no ha abandonado la ciudad sino que vaga por ella disfrazado de fraile, ve cómo se desarrollan los acontecimientos en su fingida ausencia.
En el reparto figuran Juan Díaz, Gonzala Scherman, Chema de Miguel, Jorge Muñoz, Nacho Vera, Muriel Sánchez, Salvador Sanz y David Luque. Este último actor ha estrenado en Londres La golondrina con el Cervantes Theatre. Es un proyecto puesto en marcha por Jorge de Juan hace dos años. En una sala de noventa espectadores están consiguiendo interesar al público británico por el teatro español. Las representaciones se hacen unos días en castellano y otros en inglés. Luque ha logrado por su interpretación en el texto de Guillem Clua la nominación al mejor actor masculino en los premios Offies que reconocen los trabajos en el circuito londinense independiente del West End. La Golondrina también está nominada a la mejor obra nueva.
Con estos mimbres la producción de Medida por medida intenta acercar el teatro clásico a los gustos del siglo XXI sin desvirtuar los mensajes intemporales de las obras de Shakespeare.
Medida por medida estará en el teatro Bellas Artes
hasta el 2 de septiembre.