Las obras en el Palacio de El Capricho cumplen toda la normativa vigente. Así de tajante se ha mostrado este lunes, en la Comisión de Cultura, la coordinadora de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Carmen Rojas, que ha respondido así a una pregunta del PSOE para despejar las dudas de la oposición y de los expertos.
Rojas ha calificado de "errónea" la petición de "paralización de las obras" emanada desde el Pleno de distrito de Barajas y ha insistido en que "en ningún momento se nos ha dicho que estuvieran incumpliendo" los requisitos legales.
En esa línea, ha recordado que, por su declaración BIC, las comisiones de Patrimonio del Consistorio y de la Comunidad han emitido sus respectivos dictámenes favorables. En el caso de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno regional, ha puesto como ejemplo, "se ha hecho por tres veces y se ha pedido un cuarto" informe.
La representante del Ejecutivo local ha sostenido buena parte de su argumentación en que el proyecto de apertura de un museo en el Palacio no modifica el uso de El Capricho, sino que son "obras de conservación y restauración", por lo que "no requiere un plan especial". Y así lo ha determinado el Área de Desarrollo Urbano Sostenible del Consistorio, dirigida por José Manuel Calvo.
"Es mejor un retraso que una paralización"
Las explicaciones no satisfacen al PSOE, cuya concejal Mar Espinar se ha referido a "inquietudes" y ha pedido "entender lo que se está haciendo y si cumple la normativa vigente". En ese sentido, ha recordado, "las obras continúan y se puede estar poniendo en peligro el patrimonio de todos los madrileños".
Espinar habla de "órdago personal" y considera que el proyecto, que ha definido como "tan personal como cerrado", "necesitaba una consulta previa" en "un ejercicio de transparencia": "Dicen que todo está visado por la Comunidad y que tienen todos los papeles en regla, pero creemos que el procedimiento no es correcto", ha ahondado.
Así las cosas, ha concluido, hay "errores de base que aconsejan la paralización de las obras". Porque, ha zanjado Espinar, "es mejor un retraso que una demolición".