Escapó de la guerra y la muerte en Siria y se refugió en los fogones en Madrid. Wesal, que para el día de su boda dirigió un equipo que cocinó para 3.000 personas, ahora forma parte del proyecto Chefugees, cuyo objetivo es proporcionar a refugiados cocineros la oportunidad de ganar salarios dignos gracias a su talento en la cocina.
Aromas a especias de Oriente Medio descienden por las escaleras guiándonos hasta nuestro destino. Allí nos espera Wesal, al calor de los fogones. Prepara los platos que formarán parte del menú que 25 comensales disfrutarán en menos de tres horas. En total: dos primeros, dos segundos y dos postres. Una abundante cena que requiere una laboriosa preparación que solo esta mujer, procedente de Siria, conoce con detalle.

Wesal, madre de cuatro hijos -el más pequeño, de un año, nació en Madrid- huyó de Hama -Siria- hace dos años y medio. "Me fui con mi familia de Siria a Jordania y luego llegamos aquí", cuenta con el doloros recuerdo todavía muy reciente. Hubiese preferido quedarse en Siria pero el conflicto que sufre el país hace imposible vivir a salvo: "Nos fuimos por la situación del país. Las mujeres no podemos salir a la calle y mis hijos no podían ir al colegio". Una situación insostenible que llevó a esta flebotomista de profesión a abandonar su carrera y su trabajo en un laboratorio médico, para huir de la guerra y poner a salvo a su familia. Una difícil decisión de la que no se arrepiente a pesar de las dificultades que se fue encontrando en el camino de espinas que ha recorrido.
"Llevo cocinando toda la vida. Es una buena oportunidad laboral"
Cuando llegó a España, a través de ACNUR, desorientada y confusa, no se rindió. Tenía que aprovechar todos sus talentos, como el que lleva demostrando toda su vida en la cocina: "Me encanta cocinar, lo llevo haciendo toda la vida, para mi familia y amigos". Cocinera nata se desenvuelve con soltura en los fogones desde los nueve años, sobre todo cuando se trata de mostrar la cultura gastronómica siria. Siempre pensó que se vió obligada a dejar atrás su hogar pero se resiste a perder el sabor de una cocina que puede ofrecer un paseo por los sabores y sensaciones de su país.
En este camino por hacerse un hueco culinario conoció Chefugees, un interesante proyecto desarrollado por voluntarios de la asociación Madrid for Refugees cuyo objetivo es proporcionar a refugiados cocineros la oportunidad de ganar salarios dignos gracias a su talento en la cocina. Esta organización pone en marcha eventos gastronómicos al estilo 'pop-up', como cenas, almuerzos y clases de cocina en colaboración con refugiados y solicitantes de asilo de todo el mundo. Así, en un entorno multicultural, los comensales tienen la oportunidad de interactuar y conocer a los refugiados al mismo tiempo que saborean los exóticos platos de sus países de origen.

El proyecto, que arrancó en 2016, ha celebrado más de una decena de citas gastronómicas. Natalia Díaz es una de las voluntarias que dedica su tiempo a buscar empleo a los refugiados que llegan a Madrid. Filipina de nacimiento, lleva ya 10 años en España y durante este tiempo ha sido testigo de como estas personas desplazadas de su hogar son capaces de rendir en la cocina, tanto como profesionales acreditados como aficionados.
"Es una manera de conocer la realidad del refugiado"
Por este motivo, no tuvo duda a la hora de luchar por ellos: "Empezamos con un centro en Vallecas y vimos que existían muchos talentos. Pero cuando difundíamos los currículos, los jefes de cocina de los restaurantes no se interesaron, así que decidimos montar estas cenas con amigos y conocidos para ver si funcionaban". Y tanto que funcionaron. La primera cena resultó un éxito que se repitió en las siguientes citas cuyos menús fueron preparados en restaurantes y espacios habilitados por personas procedentes de Siria, Ucrania, Camerún, Marruecos, Irak, Palestina y Venezuela. "Las cenas consiguen la comunicación entre muchas personas que no se conocen", apunta Natalia. Anima a participar de ellas: "Es una manera de conocer la realidad del refugiado"
Este proyecto, abierto a quienes tengan espacio y quieran adherirse a la iniciativa, recauda el dinero de las cenas -25 euros por persona- que se destina al sueldo del cocinero y lo que sobra, para sufragar gastos y apoyar otros proyectos de ayuda a los exiliados de la guerra.

Un viaje gastronómico a Siria
Con Wesal es fácil transportarse a los sabores y aromas sirios. Su menú, consistente en seis platos, se convierte en una experiencia sensorial y gastronómica que viaja a través-de los sentidos hasta su país. De allí rescata platos como el Hummus, Tabulé -ensalada mixta de verduras con bulgur-, Baba Ganush -plato de berenjena con tahine-, Kibbeh - como croquetas sirias-, Kabsah con arroz - pollo con arroz con especias de Medio Oriente-, y de postre: Baklava y 'Pulseras de dama'.
"Los garbanzos, el trigo, la carne, pimientos y especias son ingredientes a los que recurrimos mucho en mi país", explica la cocinera, que ya se prepara para la siguiente cita. Será el 28 de febrero en L'Artisan. Una oportunidad para adentrarse en la cultura siria a través de la comida que comparte algunos ingredientes de nuestra gastronomía. Aunque a Wesal no terminan de convencerle algunos de ellos: "Me encanta la paella con pollo, pero sin...¿cómo se dice? Sin bichos de mar".
Los interesados en formar parte de las cenas, solo tiene que entrar en la web de Chefugees e inscribirse.