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Incendio forestal en el parque regional del sureste en el municipio de Rivas (Foto: Kike Rincón) |
Diez años de cárcel para un guardia civil con problemas psicológicos que provocó 20 incendios
Por MDO/E.P.
miércoles 21 de diciembre de 2016, 17:29h
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado al guardia civil Enrique L. D. a una pena de diez años y un día de prisión por la comisión de un delito continuado de incendio en relación a su autoría en fuegos provocados en diferentes municipios del suroeste de la región.
En una sentencia emitida por la Audiencia Provincial de Madrid, los magistrados consideran al guardia civil Enrique L. D. autor responsable de un delito continuado de incendio por provocar veinte fuegos en el suroeste de la provincia. Se le pena con la concurrencia de la circunstancia atenuante analógica simple de anomalía psíquica.
La resolución recoge que el condenado deberá indemnizar a la Comunidad de Madrid con 70.601,33 euros, en concepto de costes de restauración del daño ambiental y en la cantidad de 79.601,33 euros, como importe de los costes de extinción de los incendios. Además, deberá indemnizar a la Asociación Instituto Filosófico Hermético en la cantidad de 13.203,52 euros.
En el juicio, el procesado reconoció su autoría y manifestó que entró en un "círculo vicioso" que le impulsaba a provocar incendios, algo que le "excitaba" ver. "La acción era prender pasto, desahogarme, e irme; sabía que ese fuego era malo pero no lo podía evitar", dijo entonces.
El Ministerio Público solicitaba una pena conjunta de 57 años y seis meses de prisión, además de las correspondientes multas por cada uno de los delitos atribuidos a su persona y las indemnizaciones a los propietarios de las parcelas afectadas que así lo han reclamado.
Según el fiscal, el acusado, entre el 17 de julio de 2013 y el 1 de agosto de 2013 provocó de forma deliberada y voluntaria veinte incendios en parajes naturales en diferentes términos municipales de la región entre los que se encuentran Navas del Rey, Chapinería, Colmenar del Arroyo y Villanueva de Perales. Todas estas agresiones medioambientales supusieron relevantes daños en las parcelas afectadas, algunas de ellas consideradas Espacios Naturales Protegidos.
El acusado padecía en el momento de cometerse los hechos descritos un trastorno complejo de la personalidad con rasgos mixtos, si bien conservaba su capacidad cognoscitiva y, por tanto, conocía y comprendía la ilicitud de su conducta. Dicho trastorno le llevó a actuar de forma impulsiva en ciertos momentos, por lo que su voluntad pudo verse afectada de forma leve y moderada.