El Museo de San Isidro y la Junta municipal de Barajas organizan durante este mes de julio dos talleres de arqueología para adolescentes en el centro cultural Gloria Fuertes y el castillo de la Alameda de Osuna en los que aprenden las técnicas de esta disciplina para reconstruir el pasado.
Los cursos se extienden del 4 al 15 de julio, y del 18 al 29 de julio, respectivamente. Se llevan celebrando desde 2007 de forma gratuita y cuentan con 20 plazas cada uno para jóvenes inscritos en Madrid entre 12 y 16 años. Durante diez días, los asistentes aprenden mediante estrategias de arqueología experimental y explicaciones teóricas, la transición del Paleolítico al Neolítico. "Los inscritos tienen una base teórica escolar sobre el período porque lo han aprendido en el colegio. Sin embargo, la forma de aprender es más práctica. Les permite entender a través de la creación de elementos materiales cómo vivían estos seres humanos, y la labor científica de reconstrucción de la historia que realiza la arqueología", explica Juan Antonio Castillo, arqueólogo de la empresa Evento, empresa adjudicataria de estos talleres.
Todos los días, se hace una breve explicación teórica antes de ir al 'yacimiento' ubicado en el castillo de la Alameda, el único conservado en el municipio, que sirve de contexto, ya que en el lugar se hallaron restos de la Edad del Cobre. Por último, se trabajan los utensilios y materiales en el centro cultural Gloria Fuertes, cedido por la Junta para dicha actividad.
Los dos primeros días se realiza una introducción a la arqueología y la historiografía. Luego, los chavales aprenden los principios de la talla y desarrollan utensilios relacionados con distintas industrias líticas, como perforadores, muescas, etcétera. Hacen fuego por percusión, por fricción y por taladro; aprenden a realizar cerámica campaniforme y cardial a mano; trabajan con telares ibéricos, con sus pesas y fusayolas; realizan pinturas rupestres con pigmentos y aglutinantes naturales; aprenden escritura cuneiforme sobre tablillas de barro; y construyen con los útiles que han realizado una cabaña o un refugio de madera. Los últimos días, además de recibir charlas para fomentar el respeto y la protección del patrimonio, estos aprendices de arqueólogos se encuentran el yacimiento vacío y lleno de arena. Con la ayuda de un especialista y un cuaderno de trabajo, realizan todas las fases de un proceso de excavación arqueológica, en el que tienen que cuadricular el terreno, delimitarlo, numerarlo, documentar cada hallazgo, fotografiarlo y realizar los croquis de lo encontrado. "De esta manera, reconstruyen en su cabeza tanto el período histórico y sus registros materiales, como las técnicas de investigación para reconstruir el mismo", continúa Espinosa.
Los menores asistentes aseguran que el aprendizaje es mucho más interesante porque se entiende cómo vivían, las dificultades que tenían, las técnicas que desarrollaron y su utilidad, y la forma en la que se investiga el pasado. Por ejemplo, Martín, de doce años, asegura que la técnica más difícil que han tenido que aprender hasta el momento ha sido la de hacer fuego, una habilidad que es complicada incluso hasta para los expertos y que uno de los equipos de este taller ha conseguido.. "Con una barra de magnesio o con el arco es muy fácil, pero conseguir fuego con dos palos, como se ve en las películas es dificilísimo. A la mínima que falles, pierdes esa oportunidad".
Esta actividad entronca con las realizadas en el Museo de San Isidro, que también ofrece talleres gratuitos de esta naturaleza para familias y escolares (dentro del programa 'Madrid, un libro abierto'). Desde el mes de noviembre, se ofertarán talleres para adultos, avanza María Victoria López, jefa de la división de Exposiciones, Acción Cultural y Difusión de este espacio expositivo.