Cualquier campaña es guerra y, en Podemos, la batalla por lo local que se juega desde hace una semana es causa nacional. No hay primarias moradas que no se puedan codificar como una competición entre las tres familias que compartimentan al partido. 'Pablistas', 'errejonistas' y anticapitalistas, con sus líderes a la cabeza, han respaldado estos días a sus candidatos en una treintena de municipios en una lid que demuestra el arraigado poderío de Ramón Espinar.