Situado en el centro de Madrid, el Real Jardín Botánico (RJB), es un espacio imprescindible para los amantes del fascinante mundo del reino vegetal. Los visitantes pueden disfrutar de hermosos rincones que contemplan más de dos siglos de historia. Y por si fuera poco este museo de plantas vivas introduce al visitante en el conocimiento de una ciencia, la Botánica, al servicio de la Humanidad.
Hoy nuestro recorrido te mostrará el roble. Ven con nosotros
El roble. Quercus robur
Iniciamos el paseo habitual por los árboles singulares en la terraza de la Escuelas Botánicas junto a la estatua de Carlos III. Es un árbol singular que tiene un diámetro de 0,80 m. y una altura de 24 m. Su edad aproximada se estima entre 120 y 130 años. Consta que el cultivo de esta especie en el RJB se lleva a cabo desde 1796.
La especie Quercus robur, también llamado roble común, roble carballo, cajiga o roble fresnal es un árbol robusto, de porte majestuoso, que puede alcanzar los 40 m de altura y superar los 1000 años de vida. Es una especie perteneciente a la Familia Fagaceae que se extiende por el centro, norte y oeste de Europa y por la región caucásica, incluso en condiciones climáticas duras.
En la península aparece abundante en el tercio norte, más escaso cuanto más al sur y está ausente en Baleares. De forma aislada aparece en algunas montañas del interior peninsular y cultivado desde antiguo en la Casa de Campo de Madrid. Conocido es el Roble del Puente de Hierro con una edad aproximada de 250 años. No son frecuentes los rodales extensos dominados por el roble, está más presente en bosques mixtos con otros robles, abetos, avellanos, hayas, melojos, pinos, tilos, desde el nivel del mar hasta los 1400 m de altitud, en suelos profundos y frescos, terrenos sin cal y algo húmedos y frescos. Habita por tanto en zonas de clima húmedo, oceánico, de poca sequia estival y es resistente a temperaturas frías. Se asocia muy bien con hayedos y otros robledales, con quienes forma híbridos con facilidad.
Árbol grande de hoja caduca (caducifolio), copa frondosa, amplia y regular en los ejemplares que crecen aislados, y más cerrada si vive en espesura; tronco derecho, corto y muy grueso en los ejemplares solitarios, con ramas gruesas, algo tortuosas, que se dividen en dos (dicotómicas). La corteza se presenta inicialmente lisa de color grisácea o blanquecina, volviéndose con el tiempo gruesa, escamosa, resquebrajada longitudinalmente y de tonalidad parduzca. Las ramas jóvenes son de color castaño y sin pelos (glabras), con yemas de forma aovadas (2 a 5 mm). Hojas grandes, suelen medir unos 5 a 18 cm de largo por unos 3 a 10 cm de ancho, simples, en disposición alterna; son lampiñas por las dos caras, de color verde intenso por el haz y verde claro en el envés, con los nervios bien marcados; su forma es aovada, con peciolo muy corto (2 a 7 mm), con el borde lobulado y los lóbulos desiguales y redondeados.
Las flores nacen entre abril y junio. Las flores masculinas se disponen en amentos colgantes, verde-amarillentas, que nacen solitarias o en grupos de ramillas del año anterior. Las flores femeninas se agrupan en parejas o en tríos. El fruto (bellota) tiene unas dimensiones de 20 a 40 mm de longitud y 8 a 18 mm de anchura, es de color castaño sobre un largo pedúnculo colgante de 25 a 120 mm, delgado y lampiño, característico de la especie (roble pedunculado), la cúpula leñosa en la madurez, de 10 a 20 mm, presenta escamas imbricadas, soldadas, planas o ligeramente gibosas y aterciopeladas. Las bellotas aparecen maduras en otoño y principios de invierno.

Usos del Roble
La madera del roble es de gran calidad, resistencia e incorruptibilidad por lo que ha sido siempre muy utilizada en el comercio y la industria naval, en la construcción (andamiajes, vigas), ebanistería (muebles, enseres), en la industria manufacturera, en la fabricación de toneles y barricas y en las explotaciones mineras desde la antigüedad.
Sus bellotas se emplean como forraje del ganado y excelente pienso para el cerdo y para grandes y pequeños rumiantes, debido a su gran contenido en almidón, azúcares y grasas. La corteza, muy rica en taninos, y las agallas, se han empleado como curtiente de pieles y en la fabricación de tinta de escritura.
El roble origina un carbón vegetal de excelente calidad y alto poder calorífico, muy utilizado en la forja del hierro. También se ha empleado en la confección de traviesas de ferrocarril por soportar bien la intemperie y las vibraciones.

En España, durante los siglos XVI a XVIII, buena parte de los robles fueron propiedad de la corona, porque la navegación era fundamental para la expansión colonial, y los monarcas consideraron prioritario reservar su madera para la construcción naval, industria que precisaba gran número de árboles para poder construir la enorme cantidad de barcos (2000 troncos para la construcción de un navío de línea y 1200 para una fragata) que fueron necesarios para el mantenimiento y expansión de tan vasto imperio. En la Real Fábrica de Artillería de La Cavada (Santander), en el siglo XVI, se construyeron cerca de 3000 cañones de roble para armar decenas de navíos, fragatas y galeones para la Armada Invencible de Felipe II, lo que produjo la destrucción y deforestación de muchos de los bosques cercanos a la costa atlántica. El balance que se maneja fue desolador: En torno a 10 millones de árboles talados y más de 50.000 hectáreas de bosque arrasado para la construcción en los astilleros de 127 naves agrupadas en 10 escuadras y una flotilla de avituallamiento de 10 carabelas y 7 falúas al servicio de la corona española. La Armada Invencible fue la más ambiciosa aventura marítima de España con un alto precio ambiental.

En el siglo XX el establecimiento y posterior desarrollo del ferrocarril (RENFE) consolidó la demanda de madera de robles, y otras especies frondosas, en España. La elaboración y consumo de traviesas, además de otras piezas como postes, tacos, o pisos y forros para vagones tuvo notorias consecuencias ecológicas y paisajísticas.
Por sus propiedades organolépticas la madera del roble es ideal para la fermentación en barricas de vinos y licores. Relevancia tiene en la obtención de barricas con las que se hace y envejece el whisky escocés; esta madera posee una calidad especial que permite otorgar a esta bebida propiedades aromáticas únicas. Uno de los mejores whiskies del mundo "The Macallan" adquiere cada año unos 15000 árboles de Galicia y la cornisa cantábrica, con certificado de sostenuibilidad. Esta madera se lamina y se transporta hasta Cádiz donde las barricas se fabrican manualmente, después se rellenan con zumo de uva fermentada procedente de los viñedos cercanos de Jerez y se dejan en sazón un mínimo de dos años; posteriormente las cubas se trasladan hasta Escocia para la elaboración del whisky.
Curiosidades del Roble (Quercus robur )
"Quercus" se remonta a la época romana. Linneo, en su tarea clasificatoria, eligió para esta especie el término, "robur", que se refiere a la fuerza y la dura madera de este árbol, pero también a la fuerza interior que transmite a los seres humanos. La madera de este árbol de color pardo-leonado es muy dura, de grano fino, bastante pesada y muy resistente a la putrefacción aun dentro del agua. El roble es la especie por excelencia en el mundo antiguo occidental.
Este árbol es respetado por casi todos los pueblos de la antigüedad. El roble ha sido siempre muy castigado por los rayos, razón por la que casi fue dedicado al dios del rayo (El rayo sería el aspecto inverso del árbol y ambos están relacionados con la majestad de Zeus y con el eje del mundo que une el Cielo y la Tierra). Para los griegos (Zeus), los romanos (Júpiter), los batavios (Donar), los celtas (Tanaris), o los nibelungos (Donner), hay una relación de complementariedad entre el rayo y el roble. En el mundo celta, muchas deidades femeninas se asociaron con el roble, Ana o Dana, la diosa madre celta, se reveló en el espíritu del roble como el hogar y la fuente de alimento para muchos animales. Los celtas consideraban al roble como el mensajero del año nuevo en la llegada del solsticio de verano.
Muchos pueblos se reunían en torno a un roble para impartir justicia, como en el árbol de Gernika (Aretx Zaharra). Curiosamente bajo su copa se celebraban asambleas y desde el siglo XIV los reyes castellanos juraban respetar sus fueros.

Peculiar es la referencia del poeta y dramaturgo madrileño Tirso de Molina que dijo que "este árbol nunca había dado cobijo a traidores ni confesos". O la reseña en "La Celestina" de Fernando de Rojas: "Un solo golpe no derriba un roble." frase que ha sido muy empleada para ilustrar la longevidad y la fortaleza de las cosas. También se identifica el roble con el mítico Robin Hood y el bosque de Sherwood en Nottinghamshire (Inglaterra), en cuyo interior se halla un roble con una antigüedad de 1.000 años.
Destacar también que es el árbol icónico de regiones como la Comunidad Autónoma Vasca o de países como Alemania y Letonia.
El roble y la literatura
Muchos autores han utilizado el roble en sus escritos:
"El Prisionero nº 4935" autor anónimo del campo de concentración Buchenwald que nos narra el sentimiento y la fortaleza de aquellos que tuvieron que enfrentarse a sobrevivir en situaciones límite y que identifica esa fuerza con la fuerza del roble.
Decía Miguel Delibes, en Castilla Habla: "Sin los robles nos moriríamos."

En cierta ocasión Carlos Ruiz Zafón aludió a la fortaleza del roble: "Nada es justo. A lo máximo que se puede aspirar es a que sea lógico. La justicia es una rara enfermedad en un mundo por lo demás sano como un roble".
"Cuando anhelamos la vida sin dificultades, recordamos que los robles crecen fuertes con vientos en contra y los diamantes se crean bajo presión". Peter Marshall (clérigo)
"Allí estaban de nuevo los bosques de robles, en las laderas los chopos orgullosos, afilándose, verdes. En grupos, y, no obstante, cada uno de ellos respirando su soberbia soledad, como los mismos hombres. Aquellos hombres de Artámila." Ana María Matute (escritora)
"Las tormentas hacen que el roble tenga raíces más profundas". George Herbert (poeta)
"Cuando se cae el roble el resto del bosque resuena con su eco, pero cien bellotas se siembran en silencio por una brisa inadvertida". Thomas Carlyle (filósofo).
"A la izquierda del roble" de Mario Benedetti
"No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
Pero el Jardín Botánico es un parque dormido
En el que uno puede sentirse árbol o prójimo
Siempre y cuando se cumpla un requisito previo
Que la ciudad exista tranquilamente lejos."
Conviene recordar.
El Real Jardín Botánico de Madrid (RJB) es una enciclopedia viviente abierta a quien quiera descubrir sus tesoros vegetales. Con una colección de más de 5 000 ejemplares, el jardín es un referente para la investigación y el conocimiento de la Botánica, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Conserva y nos enseña todo tipo de flora de distintas partes del mundo, algunas especies en peligro de extinción y otras muy apreciadas por su singularidad. Es un canto a la biodiversidad vegetal.
El RJB se distribuye en tres terrazas escalonadas, plantas de América y del Pacífico, además de plantas europeas y actualmente es un centro fundamental en el estudio, la conservación y protección, la educación, la difusión y la divulgación de la que se encuentra en el Paseo del Prado, junto al Museo del Prado.

Mención especial son los árboles singulares del RJB y conviene recordar que en 1992 se aprueba el Catálogo Regional de especies amenazadas de Fauna y Flora silvestres y se crea la categoría de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid (art. 2 del Decreto 18/1992, de 26 de marzo, del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid) donde se definen como Árboles Singulares: "los ejemplares de flora que por características extraordinarias, por su rareza, excelencia de porte, edad, tamaño, significado histórico, cultural o científica, constituyen un patrimonio merecedor de especial protección por parte de la Administración".