"Que hay que revisar los protocolos, estoy de acuerdo, si no funcionan hay que revisarlos, no son documentos inamovibles", ha dicho Rodríguez antes de anunciar que el Gobierno autonómico ya está aplicando dicha modificación. Ha reconocido que si desde el primer momento se hubieran considerado casos de "alto riesgo" los contactos con enfermos de ébola con décimas de fiebre Teresa Romero, hubiera sido ingresada antes, evitando el riesgo de más contagios, "pero la enfermedad la hubiera tenido igual".
"A lo mejor nos estamos pasando pero preferimos pasarnos a quedarnos cortos", ha señalado Rodríguez, quien ha agregado que, en cualquier caso, el protocolo que se ha aplicado es el establecido por el Ministerio de Sanidad, de acuerdo a las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por otro lado, ha explicado que precisamente el criterio de la temperatura fue el motivo de que la enfermera no fuera trasladada en una ambulancia preparada para este tipo de enfermos y directamente al Hospital Carlos III. No obstante, como conocían que había trabajado con pacientes con ébola, se decidió aislarla en el Hospital de Alcorcón y hacerle la prueba del ébola. "La sorpresa es que la prueba nos sale positivo", ha zanjado.
Rodríguez ha asegurado que la auxiliar "ocultó" al médico de atención primaria que había estado tratando al misionero Manuel García Viejo y ha dicho que "pudo haber estado mintiendo" sobre su fiebre, aunque luego matizó sus palabras. Teresa Romero permanece ingresada en el hospital Carlos III tras haber dado positivo por ébola y ha declarado en Cuatro que se enteró por Internet de que tenía el virus. No obstante, el consejero ha concretado que el contagio se trató de un accidente y no de una negligencia.
En su
comparecencia en la Comisión de Sanidad de la Asamblea de Madrid,
Rodríguez ha negado "ninguna alteración" en
el protocolo y ha reiterado que Romero tuvo contacto directo con un guante. "Durante todo este tiempo lo negó siempre, como tampoco informó a su
médico de atención primaria cuando fue que había sido una persona que
había estado tratando un paciente que había sido contagiado de ébola",
ha señalado, aunque luego matizó sus palabras. También concretó que cree que se trató de un accidente y no de una negligencia. "No la culpamos en absoluto, bastante tiene con la enfermedad", aseguró.
En cuanto a las vacaciones de la paciente, ha
dicho que quizá porque sospechaba que estaba infectada, "durante toda la
semana prácticamente no salió de su casa", al tiempo que ha facilitado
la relación de personas con las que estuvo en contacto: su marido,
considerado "de alto riesgo", profesionales del Hospital Fundación de
Alcorcón, profesionales y personas con las que coincidió en el centro de
salud y dos peluqueras, "porque después de ir al medico se fue a la
peluquería y la estuvieron depilando". Según Rodríguez, "todas esas
personas están bajo control", ha aseverado, al tiempo que ha señalado
que se les ha dado instrucciones de que se tomen la temperatura dos
veces al día, y ha recordado que la fiebre que se considera de riesgo es
de 38,6.
"Esta paciente nunca superó esta cifra, también es
verdad que a raíz de los resultados nos pudo haber estado mintiendo,
pero eso lo pongo yo de mi cosecha, no lo podemos demostrar, me cuesta
trabajo creer que lo hiciera", ha manifestado.
En concreto, el consejero ha explicado que Teresa Romero entró dos
veces a la habitación del enfermo de ébola, la primera vez, el 24 de
septiembre, cuando procedió al cambió de sábanas y de pañal y a la
movilización del paciente, y la segunda el 25 de septiembre, cuando se
encargó de la recogida y eliminación de fómites de los contenedores de
recogida de residuos indicados. Además, ha precisado que todos los contactos de García Viejo
estuvieron controlados por los servicios de riesgos laborales, aunque al
estar "debidamente protegidos" fueron considerados de "bajo riesgo".
Según ha relatado el consejero, el 2 de octubre, llamó por
teléfono la auxiliar de enfermería del Hospital Carlos III siguiendo las
instrucciones que fueron facilitadas por teléfono por el facultativo
especialista de riesgos laborales, e informó de que tenía fiebre de 38
grados desde el 29 de septiembre, por lo que había acudido a su médico
de familia, que le diagnosticó gripe y al que ocultó que era una
enfermera que había estado trabajando en contacto directo con un
paciente que estaba contagiado por el ébola.
En ningún momento volvió a tener fiebres superiores, ha señalado
Rodríguez, quien ha explicado que se ponían en contacto con ella dos
veces al día para que informara de la fiebre que tenía. El día 3 de
octubre Teresa Romero tenía 36 grados, sin haber consumido ninguna
medicación, y niega cualquier incidencia con la protección personal y
contacto con fluidos del paciente, así como confirma los síntomas
específico y únicamente refiere astenia y lumbalgia.
Sin embargo, el día 6, a las 4 de la mañana, la trabajadora llamó
al sistema de alerta de salud pública con fiebre de 37,3 grados y tos,
además de astenia y mialgias, y desde Salud Pública adoptaron la
decisión de trasladar un equipo del SUMMA 112 al domicilio de la
paciente, desde donde fue trasladada a Urgencias del Hospital Fundación
de Alcorcón, y pese a que continúa considerándose de bajo riesgo, se le
realiza la prueba para descartar el ébola, cuyo resultado fue positivo. Durante su comparecencia, Rodríguez ha negado que se haya
coaccionado al personal para atender a los misioneros y ha destacado que
han participado en los cuidados 15 enfermeras voluntarias, en el primer
caso, y 18 auxiliares de enfermería en ambos. Sobre el estado de salud del marido de la auxiliar de enfermería,
Rodríguez ha dicho que no presenta fiebre ni sintomatología de la
enfermedad de momento y se mantiene en estado de observación en régimen
de aislamiento, puesto que está considerado un caso de alto riesgo.
Se enteró por Internet
Por la mañana, la auxiliar de enfermería ha reconocido que pudo tocarse la cara con uno de los guantes al retirarse una parte del traje de protección con el que se vistió para atender al misionero Manuel García Viejo, fallecido el pasado 25 de septiembre como consecuencia de este virus. Así lo ha señalado Germán Ramírez, uno de los médicos que atiende a la auxiliar de enfermería ingresada en el Hospital Universitario La Paz-Carlos III de Madrid, después de haber estado hablando con ella durante esta mañana. "Esta mañana ha revisado con ella toda la cadena de puesta del traje y su actividad dentro de la habitación", ha explicado el doctor, quien ha señalado que en uno de los momentos le ha transmitido "esta posibilidad" de contacto con la cara.
Romero ha declarado en Cuatro que cuando comenzó a encontrarse mal se acercó a preventiva y le tomaron nota y "poco más". Además, ha dicho que cuando acudió a su doctora no le comunicó que había estado en contacto con los misioneros afectados. "Nunca piensas que va a ser ébola", ha destacado. "Los enfermeros que me trataron iban vestidos normales, sin protección cuando me trasladan al hospital", ha reconocido. También ha afirmado que nadie le reconoció que las pruebas del virus habían dado positivo. La paciente "sospechaba" porque los médicos no le confirmaban los resultados: "Cogí el móvil y vi que en 'El País' lo ponía", ha declarado.
"Quiero dar las gracias por todo lo que la gente está haciendo por mí aquí [en el hospital Carlos III] y en el hospital de Alcorcón", ha querido destacar Romero, que, además, ha dicho que se encuentra "bastante mejor". Romero, además, asegura que no ve dónde pudo estar el fallo que ha provocado su contagio.
Que no se "crucifique" a la enfermera
El presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado, ha pedido que no se "crucifique" a Romero. "Si Sanidad tiene evidencia científica de que efectivamente se ha producido tal error que lo demuestren y hagan públicas las pruebas a la mayor brevedad posible, pero si no es así -pide-, que hagan un ejercicio de responsabilidad y coherencia y no "crucifiquen" a un profesional que en estos momentos está luchando por sobrevivir a una letal infección, un riesgo que ha asumido por cumplir con su deber y vocación de atender a un enfermo que necesitaba sus cuidados".
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