La exposición es una retrospectiva de la obra de la fotógrafa británica, compuesta por instantáneas que van desde sus primeras imágenes dedicadas a los Balcanes hasta su trabajo en Almería en 2014, y que podrá visitarse desde este viernes hasta el 31 de agosto. La fotografía de Vanessa Winship (Barton-upon-Humber, 1960) entabla un diálogo con la impronta del siglo pasado sobre las personas y los territorios que estas transitan, con los largos procesos marcados por movimientos de desintegración e integración, de volubilidad de fronteras y reafirmación de identidades.
Sus imágenes, en ocasiones apoyadas en textos breves, ofrecen una mirada poética, menos inmediata (pero más duradera) que la del fotoperiodismo, que aborda el efecto de la historia sobre lo cotidiano.
Desde que iniciara su trabajo en los Balcanes a finales de la década de 1990 hasta su obra más reciente en Almería, Winship se ha interesado por espacios en los que la presencia humana y el paisaje parecen desafiar los límites geopolíticos y los sucesos históricos. Todo el potencial y contenido documental de su fotografía se desplaza hacia nociones íntimas, como la vulnerabilidad, el cuerpo o la biografía.
En sus series se puede trazar el modo en que se inscriben, en la piel, los rasgos o el vestido, normas, herencias, filiaciones nacionales y raciales o mandatos estatales; asimismo, la forma en la que en cada uno de los paisajes resiste inalterado a la historia o graba en su seno, mediante las ruinas de proyectos políticos o sociales, las heridas de un pasado reciente.
Esa doble naturaleza, entre la indagación documental y la pesquisa íntima, es clave en la obra de Winship. Tanto si sus imágenes muestran la inmediatez de un instante que casi escapa a la mirada, como si son el producto del posado de un modelo, contienen un elemento de autenticidad: el que es capaz de generar un sentimiento de lo común y compartido a través de una mirada a lo aparentemente ajeno y remoto.
FOTOGALERÍA: Un recorrido por la obra de Vanessa Winship