Los osos pardos, los elefantes asiáticos, los rinocerontes blancos, los chimpacés y los lemures han hecho reformas en casa. Todos están de estreno en el Zoo de Madrid, que ha renovado las viejas instalaciones que acogían a estas especies desde su apertura, en los años 70. Hasta los propios animales están de mejor humor con estos cambios domésticos, que han sustituido el cemento y el hormigón por praderas de hierba, piscinas y tierra, árboles, troncos y piedras.
En la casa de los elefantes, chimpancés, osos pardos y rinocerontes ha habido reformas. Desde hace unos días su hogar ya no presenta ese aspecto tan frío y poco acogedor que se impuso en los 70, cuando el Zoológico de Madrid abrió sus puertas. Ahora sus responsables han optado por naturalizarlo y adaptarlo no sólo a las necesidades de los animales sino a las del público, que quiere ver al animal en entorno no tan ajeno.

Cerca de dos millones de euros y tres semanas han sido necesarios para remodelar los espacios de los elefantes asiáticos, los rinocerontes blancos y los osos pardos, además de las jaulas de chimpancés y de los lemures. Las obras de esta última instalación, que aún no han concluido, permitirán al visitante entrar en su interior y pasear entre los animales en un recorrido guiado. Con este incentivo la dirección del zoo pretende, además que el visitante done una aportación voluntaria que se destinará a un proyecto de conservación natural en Madagascar, tal y como explica el director técnico de Parques Reunidos, Jesús Fernández.
Las que sí disfrutan ya de su hogar reformado son las tres elefantas asiáticas que han dejado el cemento y el foso, "por una instalación más natural, tierra, y elementos de entretenimiento ambiental" para los animales, tal como explica Jesús Fernández. Entre ellas Tima se asoma curiosa a la valla desde donde se deja fotografiar sin pudor por la cámara, y come de la mano, jugueteando. Tiene 39 años y es una de las veteranas en el zoológico. Unos minutos Mario le ha hecho la pedicura, algo que le

encanta siempre y cuando no le haga daño, sino, no vuelve aquí en una semana", explica este cuidador, que lleva tantos años entre animales como Tima.
En otro rincón del parque también los osos han cambiado el mobiliario, y a mejor. Ya no les dan cobijo esos espesos bloques de hormigón sino que tienen troncos, piedras y hasta una cascada de agua. "Las de antes eran instalaciones de hace 34 años que se hicieron en función de los criterios de zoológicos europeos", criterios que han cambiado radicalmente, tal y como explica Ricardo Esteban, director del Zoo de Madrid. Frente a él observan, tumbados, parte de los ocho osos pardos que viven aquí, algunos de los cuales llegan a superar los 300 kilos de peso.
Pesados, y mucho, son también los inmensos rinocerontes blancos, que comparten 'piso' con la gacela dorca. Un cristal separa su espacio con el de los visitantes, que contemplan estos ejemplares. Los 'rinos', hembra y macho, se están conociendo y sus cuidadores esperan que un día de estos "nos den una alegría" y tengan descendencia aunque aún es pronto para cantar victoria, porque ella acaba de llegar. "Es una experiencia nueva que no sabemos cómo resultará, pero confiamos en tener antes o después una cría nacida en este zoo", dice confiado Jesús.

El recibimiento de los chimpancés es ruidoso, probablemente porque les gusta llamar la atención ante la llegada de reporteros y cámaras. "Están más contentos y juegan más desde que tienen una instalación más adecuada a sus características", según reconoce su cuidador, que los tacha de "revoltosos, trastos e inteligentes". Siempre buscan que tengas algún fallo o que haya algún desperfecto para reírse de ti", asegura. Ahora tienen hierba, un difusor de agua para los días más secos y calurosos, o juegos diferentes y más adaptados.

Además de todas estas reformas queda por concluir la que se convertirá en reforma estrella del zoo: la de los lemures de cola anillada. En su nuevo hogar los visitantes podrán compartir espacio con los lemures en una visita guiada que permitirá observarlos con más detalle . Además, una zona cerrada y acristalada hará posible también conocer su comportamiento cuando están dormidos o se cobijan del frío. Los que se adentren en su 'paraíso' podrán contribuir con aportaciones voluntarias a a un proyecto de conservación en Madagascar, y en el que este año participa el Zoo Acuarium de Madrid.