Pan y circo, cada vez más
miércoles 12 de mayo de 2010, 00:00h
Casi nada es gratuito. Las casualidades existen, pero se dan muy poquitas veces. Son como encontrar un trébol de cuatro hojas, o una aguja en un pajar: probabilidades escasísimas. Por eso me parece tan poco azaroso, tan manifiestamente intencionado, la coincidencia tremenda de esta semana: el día en que se conocen algunas de las medidas económicas más duras que se han impuesto en este país en su historia reciente, es el mismo en que se celebra una final de copa europea que entretendrá o distraerá al menos a las mentes del problema que les acucia. Y apenas unos días antes de que otros partidos, este fin de semana, decidan la final de la Liga española, entre los dos grandes clubes que tienen las aficiones más numerosas y también las más enfrentadas.
¿Cuántos millones de personas pueden verse directamente afectadas por las medidas económicas de ahorro decididas por el Gobierno? No cabe duda: tenía que tomar una determinación, requerida desde el exterior. Del sentido de su decisión dependía, eso sí, que fueran más o menos -o unos u otros- los perjudicados. Con los datos en la mano, hay tres millones de funcionarios que verán recortados sus sueldos. Probablemente, más del doble de estas personas si tenemos en cuenta a sus familiares directos, maridos y mujeres e hijos. Y si sumamos a éstos los millones de pensionistas, que también ven congelados sus ingresos, los afectados aumentan exponencialmente. A más de uno le deben estar bullendo los números en la cabeza desde que escuchó al presidente Rodríguez Zapatero anunciando las medidas. No quiero ni imaginarme los hogares en que hayan descubierto que con los nuevos salarios, las cuentas no les saldrán ya el mes que viene.
Por eso, la fórmula del pan y circo -tan útil en tiempos de los romanos- vuelve a utilizarse. Fútbol, fútbol y más fútbol. Y si el Atlético gana, mejor que mejor: más distraídos todos, menos pendientes de nuestras nóminas y las de nuestros padres pensionistas. De esos ministerios que en las encuestas resultan auténticos desconocidos para los ciudadanos, pero que se comen mensualmente presupuestos millonarios. En lugar de leones y gladiadores, el trabajo lo hacen jugadores de fútbol -que, por cierto, suponen en ocasiones fichajes tan astronómicos como para suponer un buen pellizco de esas cantidades que ahora se ahorrarán con los recortes a los funcionarios-. Y así todos felices: los malos políticos, que siguen haciendo y deshaciendo a su antojo. Y los demás, en la inopia.