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Una de las intervenciones que puede verse en Archivo Rastro.
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Una de las intervenciones que puede verse en Archivo Rastro.

Archivo Rastro: cómo recuperar la nostalgia y la memoria de una fotografía

sábado 02 de febrero de 2019, 09:00h

El Centro de Arte Complutense acoge, hasta el 10 de marzo, una exposición muy vinculada con la capital. Archivo Rastro es un proyecto inédito que surge del material fotográfico adquirido en el Rastro de Madrid desde septiembre de 2016. Más de 3.000 imágenes que reviven en forma de instalaciones y obras de arte. Así es la huella que dejaron las vidas pasadas hace muchos años.

Tres amantes del Rastro de Madrid, Louis-Charles Tiar, Cati Bestard y Marta Sesé, acuden cada domingo a visitar sus puestos. Es una cita casi obligada a nivel personal porque les fascina caminar entre tanta oferta vintage, pero en los últimos años sus visitas a este mercado al aire libre adquieren un añadido laboral. En 2016 se embarcaron en un proyecto que hace unas semanas consiguió ver la luz.

Archivo Rastro es el resultado expositivo que nace de la compra, digitalización y catalogación de negativos y diapositivas comprados en este punto madrileño tan visitado. Después de tres años de intensa búsqueda al azar entre comerciantes, sin buscar ni encontrar nada en concreto, fueron haciendo suyas miles de imágenes que además de historia, guardan un intenso vínculo afectivo: "Las imágenes representan escenas de la vida cotidiana. Son fotos antiguas realizadas antes de la cámara digital", explica Marta Sesé.

3.000 imágenes que cuentan su propia historia y que guardan las 'heridas' del paso del tiempo: "Rasguños en las diapositivas, hongos que cambian la imagen y otras fotos aparecen con textos en los márgenes". Este es el estado en el que se han encontrado las fotografías los nueve artistas que han participado en el proyecto. Felix R. Cid, Rafael Doctor, Ferran Pla, Cristina Mejías, Cristina De Middel, Miguel Ángel Tornero y Antonio M. Xoubanova, Colectivo PIPOL y Nicholas Callaway son los protagonistas de una exposición que recupera esas fotos familiares de posados, retratos, viajes, bodegones y mascotas. Cualquier escena de la vida cotidiana de hace años se transforma en una obra de arte para luchar contra el paso del tiempo.

Vínculos emotivos
La experiencia de
Antonio M. Xoubanova ha sido transgresora y ha traspasado la frontera del tiempo apostando por lo tridimensional: "Poder trabajar con algo que está a punto de desaparecer y preservarlo al borde de un precipicio, es realmente fascinante". Este artista ha reproducido algunas de las imágenes en grandes lonas con las que forró varios puestos para "dar visibilidad" al Rastro.

"Luchar contra el paso del tiempo de manera directa"

Unas fotografías ampliadas y en las que se puede apreciar el paso de la vida, con su suciedad y polvo. "Quiero mostrar ese punto inquietante que provoca dejar volar la imaginación", detalla Xoubanova. Una instalación que persigue completar el significado de cada imagen tratando de imaginar cómo habrá sido el destino de las personas que aparecen en las fotografías.

Las aproximaciones de los artistas son heterogéneas pero todas reflexionan sobre la nostalgia, la memoria y el pasado. Porque en realidad, si esas imágenes no son recuperadas se pierden en el olvido y la vida de esos protagonistas fotografiados jamás será recordada. Motivo por el cual Cristina Mejías también quiso ser partícipe de la iniciativa. Dos proyectores enfrentados lanzan hasta 300 diapositivas sobre la misma superficie translúcida, lo que provoca el cruce de imágenes y genera historias nuevas fuera de sus ángulos para crear otro archivo. "Entremezclar imágenes para mostrar encuentros inesperados en en Rastro", cuenta la artista, que visita de manera habitual el tradicional mercado al aire libre de objetos de segunda mano. Reflejos y espectros visibles que ilustran un archivo que Cristina ha revisado minuciosamente, foto a foto, para escoger aquellas que han podido adaptarse a su proyecto que imita un escenografía: "Personas que se iban a quedar en la memoria de nadie, intento recuperarlas".



Otras intervenciones se centran en provocar un efecto a medio camino entre lo divertido y siniestro para dar voz a quien no la tiene, como la obra de Rafael Doctor. O la de Ferran Pla, con una escultura y sellos de estampación, la obras casi pictóricas de Félix R. Cid y la intervención de Cristina De Middel con dibujos a modo de cómics usando trozos de una canción de Jenifer López. La ruptura del tiempo y el espacio de Miguel Ángel Tornero, los perfiles falsos de Instagram del Colectivo PIPOL y la aproximación a lo digital de Nicholas Callaway completan una exposición que puede visitarse hasta el 10 de marzo en el Centro de Arte Complutense (Avenida Juan de Herrera, 2, en la planta baja Museo del Traje).

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