Casi 600 voluntarios participaron este miércoles en el recuento de personas sin hogar que coordina el Ayuntamiento en la capital desde hace nueve años. Antes, en un acto en la Nave Terneras, la delegada de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, Marta Higueras, agradeció a las entidades participantes su colaboración, ya que, según destacó, sin su "compromiso social no podríamos llevar esto a cabo”.
En el encuentro, al que también asistieron los concejales Ignacio Benito (PSOE) y Ana María Domínguez (Ciudadanos), Higueras destacó el esfuerzo y la "participación solidaria y altruista" de los cerca de 600 voluntarios que participaron en el recuento anual que coordina el Samur Social. Finalizado el acto, los voluntarios se repartieron en grupos para recorrer los barrios de Madrid y acercar una realidad, a veces, invisible a la ciudadanía.
El objetivo de este recuento es obtener un dato cuantitativo de las personas que duermen en una noche en la capital y realizar una aproximación cualitativa del fenómeno global del “Sinhogarismo” en la ciudad de Madrid. El equipo de investigadores, creadores de la metodología que se lleva a cabo y su estudio, formado por Pedro Cabrera, Manuel Muñoz e Hilde Sánchez Morales participaron también en el recuento.
Al cobijo de los soportales de la Plaza Mayor
Una de las zonas donde mayor número de personas sin hogar se concentran es en la Plaza Mayor. Sus soportales y los cartones de los diferentes comercios de la zona dan cobijo y resguardo del frío a decenas de ciudadanos de diverso origen.
Uno de los que aposentan sus huesos sobre las frías losas de piedra de la plaza es Antonio (nombre ficticio). Sevillano y exempresario, se quedó en la calle tras una ruptura sentimental. Ahora su amor, o su "dependencia", como dice él, es Duquesita, una cachorra de Golden Retriever de once meses que le acompaña desde que la acogió, procedente de una familia que no supo ‘hacerse’ con ella. Duquesita ladra mientras Antonio se queja, amargamente, de que mojan el suelo cada tarde para que no plante su colchón hinchable y sus mantas a las puertas de lo que próximamente será un hotel en la Casa de la Carnicería.
Los voluntarios del recuento charlan con Antonio durante un rato para poder conocer un poco más los perfiles y necesidades de estas personas. Aun así, sus circunstancias y características son muy dispares: extranjeros que buscan repatriación; personas de otras partes de España, algunos con pagas por discapacidad; personas con cuadros depresivos que no quieren utilizar los albergues del Ayuntamiento, etc.
Cambio de perfiles
Como dice el jefe de departamento del SAMUR Social, Darío Pérez, “las personas sin hogar son el resultado de un proceso de pérdidas: pierden el trabajo, pierden el dinero, pierden la familia, pierden la salud y, lo más importante, pierden la autoestima". Pérez subraya el cambio que ha sufrido esta realidad en las últimas décadas: "Hace años, hablábamos de un perfil homogéneo: hombre alcohólico de cincuenta y tantos años. Hoy, las personas sin hogar son una realidad múltiple y diversa. Hay hombres, hay mujeres, hay jóvenes, hay personas mayores, hay personas con enfermedades, sin enfermedades, personas con y sin adicciones... Están en nuestras calles, están en nuestra vida, están en nuestra sociedad; algunas veces, nosotros los invisibilizamos, otras veces, lo hacen ellos mismos. Pero nosotros queremos que formen parte de la sociedad y el primer paso es el conocimiento”.
El recuento continúa por otras calles del centro de Madrid. Es una noche fría de invierno. Los pasos de los voluntarios les llevan por la calle Arenal, la plaza de Isabel II (Ópera), la plaza del Carmen… En cada una, hay personas ocupando entradas de tiendas o bares; también marquesinas, como las del cerrado cine teatro Real Cinema donde pernoctan una veintena de personas.
Según un comunicado emitido este jueves por el Ayuntamiento, "el IX Recuento nocturno de personas Sin hogar ha transcurrido con normalidad". Una normalidad que hastía.