Aupada a la presidencia de la Comunidad de Madrid tras el famoso 'tamayazo' en 2003, Esperanza Aguirre revalidaba cargo por segunda vez en 2011 consiguiendo un apoyo popular sin precedentes. Gobernaba con una mayoría absoluta histórica cuando decidió apartarse de la primera línea política en septiembre de 2012.
La aristócrata se había enfrentado a un tumor cancerígeno en un pecho poco antes y esgrimió motivos de salud -y otros personales que no quiso detallar- para sustentar su dimisión. Si su voz sonaba entrecortada en el anuncio, la escena era aún más dramática al otro lado del micrófono con las consejeras Lucía Figar y Regina Plañiol en llanto por su adiós.
Ignacio González la sucedió al frente del Ejecutivo regional, pero Aguirre no abandondó la presidencia del PP de Madrid (por el momento). En 2015 regresó como candidata a la Alcaldía madrileña. De nuevo, la más votada, pero esta vez con final distinto: condenada a la bancada de la oposición tras no alcanzar acuerdos de gobierno.
En 2016 repitió modus operandi y citó a la prensa por sorpresa y con escasa media hora de antelación. Dejaba la presidencia del Partido Popular en la Comunidad por fallar a su responsabilidad política 'in vigilando' tras la imputación de Francisco Granados y otros altos cargos bajo su mandato involucrados en la 'Púnica'. "Esas noticias que se suceden cada día -sobre financiación ilegal en su partido-, hacen no ya que llueva sobre mojado, sino sobre una inundación", pronunció entonces.
La 'estocada' final a la 'lideresa' llegaba en abril de 2017. Ella tenía claro, y así lo manifestó años atrás, que ya no era "la niña de los ojos de la directiva del PP nacional" y recibió presiones hasta dejar su escaño de concejal y portavocía del grupo en Cibeles tras la detención de Ignacio González por la gestión del Canal de Isabel II.
Un rostro amigo de las cámaras
En sus idas y venidas, lo que no abandonó nunca fue el candelero mediático. Bien fuera por su accidente en helicóptero junto a Mariano Rajoy o por un atentado en su estancia en India. Sonada fue su defensa y petición de indulto para el director de Nuevas Generaciones Ángel Carromero, condenado en Cuba. No menos comentada fue su celebración del aniversario del ministro Alfredo Pérez Rubalcaba en 2009, por quien (des)entonó el 'cumpleaños feliz' ante la prensa.
Imposible olvidar su enésima pillada a micrófono abierto en su visita al municipio de Valdequemada el 6 de septiembre de 2012, días antes de la primera dimisión. Allí manifestó su 'odio' a los arquitectos por tener que soportar que "sus crímenes -artísticos- perduraran más allá de su propia vida", además de vacilar con pedir la pena de muerte para ellos.
Sin embargo, nada más recordado que su 'fuga' en Gran Vía en el año 2014. Tras verse implicada en un incidente con un agente de movilidad por haber estacionado mal su vehículo decidió marcharse sin asumir responsabilidades, no sin antes golpear la moto del agente. El caso fue sobreseído, pero los memes ya eran imparables.