Producir energía en centrales que más parecen catedrales. El Museo ICO homenajea la aproximación artística a la ingeniería del arquitecto Joaquín Vaquero Palacios, una mirada que se materializó en el diseño y la construcción de cinco plantas hidroeléctricas asturianas.
Prolífico en todas las disciplinas, esta muestra da a conocer las tres décadas de colaboración del arquitecto con Hidroeléctrica del Cantábrico, que se materializó en las centrales de Salime (1945-1955) uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial española adscrita al Movimiento Moderno, Miranda (1956-62), Proaza (1964-68), Aboño (1969-1980) y Tanes (1980).
Murales, esculturas, mobiliario, diseño industrial en solitario o con la colaboración de su hijo, Joaquín Vaquero Turcios y, en algunos casos, incluso la arquitectura, convierten a Vaquero Palacios en un hombre renacentista.