Caramelos, muchos caramelos. Mientras los adultos se agolpan en el borde la acera para ver la Cabalgata de Reyes y la polémica carroza de las ‘drag queen’, los niños solo piensan en recoger los dulces que van a volar desde las manos de los participantes.
Sobre las 17:30 de la tarde, la gente comenzaba a llegar a la avenida de Palomeras a coger sitio para disfrutar de la Cabalgata de Reyes del distrito de Puente de Vallecas. “¿No llevas bolsa? ¿Entonces cómo vas a coger caramelos?”, pregunta una niña.
Agentes de la Policía Nacional y Municipal van desalojando el paso mientras un pequeño le explica a un adulto que los Reyes Magos no van en camello porque estos se hacen daño en las patas.
Otra niña, presa de los nervios, comienza a enumerar diferentes personajes: “Bob Esponja, Minnie, Mickey, las Supernenas, Bella y Bestia…”. Y de repente, surge la pregunta: “¿La ‘drag queen’ esa de qué va disfrazada?”. Pero esta cuestión desaparece de su cabeza cuando comienzan a desfilar las carrozas y la lluvia se mezcla con los caramelos.
Una Reina Maga y muchos peluches
Bicicletas con globos y una batucada precedían a la Reina Maga Baltasar, detalle que ha pasado desapercibido a ojos de los más pequeños, preocupados por llenar sus bolsas y paraguas de dulces. “¡Más caramelos, rey Baltasar!”, gritaban.

Piratas, bailarines procedentes de Bolivia y personas disfrazadas de regalos desfilaban por la carretera dando paso a una comitiva de ‘peluches’ de todas clases, acompañados de una carroza en la que se encontraban las ‘drag queen’ La Prohibida y Roma Calderón, disfrazadas de pantera rosa y pavo real, respectivamente.
Con una sonrisa, La Prohibida tiraba caramelos a los niños que reclamaban sus dulces, a la par que recibía los gritos de apoyo de los mayores. Al son de “¡Orgullo Vallekano!” y “¡Guapa!”, la carroza del colectivo LGTBI se paseaba por las avenidas de Buenos Aires y Albufera recibiendo aplausos y vítores y mostrando el lema ‘Vallekas por la diversidad’.
Su paso por la cabalgata suscitaba una mayor expectación entre los adultos a medida que iba acercándose. “La carroza de la ‘drag queen’, ¡mírala! ¡Ahí está!”, señalaba una señora. Todos sacaban sus móviles para inmortalizar el momento mientras que los más pequeños seguían preocupados por una única cosa: conseguir muchos caramelos y ver a su Rey Mago favorito.
“Otros años no viene tantísima gente”, apunta una mujer, mientras que un joven espeta: “¿Pero esto es lo que tanta polémica ha creado? ¿Esto es lo que se suponía que perjudicaría a los niños?”. En la avenida de Buenos Aires, un grupo de chicas echa la bronca a un amigo por gritar “¡Maricones!” tras el paso de la carroza de Orgullo Vallekano.
La polémica vivida durante los últimos días sobre la inclusión de ‘drag queens’ en una carroza -vista como una ruptura de la tradición y un problema para los niños- ha quedado empañada por los aplausos, los paraguas ‘arcoíris’ y la indiferencia de los más pequeños. Los verdaderos protagonistas de la tarde han demostrado que en su barrio no hay cabida para la intolerancia, disfrutando a partes iguales de los reyes, los dinosaurios, los bailarines, los peluches 'drag queen' y los caramelos.