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TAL DÍA COMO HOY

Escultura de Santa María de la Cabeza en el puente de Toledo.
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Escultura de Santa María de la Cabeza en el puente de Toledo. (Foto: Juan Luis Jaen)

La santa cuyo cráneo casi se vende en El Rastro

Por Alba Cabañero Aina
viernes 08 de septiembre de 2017, 07:52h
Tras una vida dedicada a la oración, María Toribio –más conocida, sobre todo por los madrileños­, como Santa María de la Cabeza– moría el 8 de septiembre de 1175 sin saber que siglos después sería venerada con devoción por miles de fieles.

María Toribio, nacida en Caraquiz (Guadalajara) y con ascendencia mozárabe, vivió en Torrelaguna destinando su tiempo a realizar las labores de la casa. Mujer religiosa, conoció en esta localidad a San Isidro Labrador, que huía de la conquista almorávide, y con el que se casó posteriormente.

La pareja seguía a rajatabla la máxima ora et labora, dedicándose ella a los trabajos del hogar y él a la faena en el campo. La leyenda cuenta que noche tras noche, María soñaba con la Virgen cruzando el río Jarama extendiendo su manto por las aguas para pasar de una orilla a otra y un buen día, este sueño se hizo realidad.

María de la Cabeza sobre las aguas y otros milagros

Illán fue el nombre que dieron a su hijo María e Isidro. El pequeño es el protagonista de uno de los milagros más importantes de San Isidro. Illán cayó a un profundo pozo del que era prácticamente imposible rescatarle. Ante la gravedad de la situación, María de la Cabeza comenzó a rezar y le pidió a su marido que salvase a su hijo. Nada más comenzar las plegarias, el agua comenzó a elevarse trasladando al niño hasta la boca del pozo junto a sus padres.

Tras ocurrir este milagro, la pareja acordó separarse y María se trasladó a la ermita de Nuestra Señora de la Piedad, cercana al río Jarama. Consagrarse a la Virgen, meditar y orar a Dios, junto con mantener la capilla en orden, fueron los quehaceres diarios de la santa en su retiro.

Un día, con el grave motivo de perjudicar la imagen de María, varios sembradores comentaron a Isidro que su mujer llevaba una mala vida, viéndose con diferentes pastores del lugar. Ante tales calumnias, Isidro, a pesar de saber que el amor de su mujer y su fidelidad a él seguían intactos, decidió durante varios días imitar los pasos de María sin que ella lo supiese.

El labrador se llevó una grata sorpresa al ver durante varios días que la imagen que todas las noches se repetía durante el sueño de su esposa se había hecho realidad cuando vio a María de la Cabeza extendiendo su mantilla sobre la corriente del río Jarama –abundante después de producirse lluvias torrenciales– y cruzando el río varios días.

Isidro, tras ver la pureza en su mujer, se quitó de la cabeza aquellas malas ideas que le infundieron y ambos volvieron a Madrid, poniendo fin al pequeño sacrificio y, tras la muerte de su marido, María continuó con su religiosa vida hasta el día de su muerte el 8 de septiembre de 1175.

Sanadora de dolores de cabeza

María de la Cabeza fue enterrada por petición propia en la misma ermita donde llevó a cabo su retiro. Allí, se separó su cabeza del cuerpo y se expuso en el altar de la Virgen para ser venerada. Se le atribuyen diferentes milagros, relacionados la mayoría con la curación de dolores de cabeza. Inocencio XII aprobó su culto inmemorial y la canonizó en 1752.

A día de hoy, sus restos descansan junto a los de su esposo desde el siglo XVI en el altar mayor de la colegiata de San Isidro en Madrid y se celebra su festividad el 9 de septiembre.

Una vida que ha dado de qué hablar

La fama de Santa María de la Cabeza como hacedora de milagros llevó a cometer locuras tales como la que realizó un señor de 32 años en 1995, cuando intentó vender varios huesos de la cadera y un trozo de cráneo de la santa un domingo cualquiera en El Rastro de Madrid. Al ser detenido por la Policía Municipal, el hombre aseguró haberse encontrado los restos en un cofre en el que podía leerse “Reliquia de Santa María de la Cabeza”.

Anécdotas aparte, Rafael J. Salvia llevó al cine la vida de María Toribio y su marido en la película ‘Isidro, el labrador’ (1964). María Mahor fue la actriz elegida para interpretar a la santa y Javier Escrivá fue San Isidro.
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