Una gala más rápida, aunque no tan ágil como hubiésemos deseado. Más música, pero menos actuaciones musicales. Una esencia reivindicativa que se ha repartido entre la política, el feminismo y el sacar pecho del sector. Y un Dani Rovira muy Dani Rovira, acertado -sin más entusiasmo-, con menos apariciones que en las otras dos ocasiones anteriores, y que arrancó pasando por encima de la polémica de su primero-no-pero-luego-sí a ser conductor de la gala por tercer año consecutivo.
Así ha sido la gala de los Premios Goya 2017, la gran fiesta del cine español que se ha celebrado este sábado en el Centro de Congresos Príncipe Felipe del Hotel Auditórium Madrid y en la que Emma Suárez, Tarde para la ira y Un monstruo viene a verme han sido las grandes triunfadoras de la noche.
Emma Suárez ha hecho historia al irse a casa con dos premios Goya, el de mejor actriz por Julieta y el de mejor actriz de reparto por La próxima piel. Dos películas diametralmente opuestas en el tipo de producción y el “tamaño” de proyecto, según contaba la propia actriz en una entrevista con Madridiario, pero que comparten el inmenso trabajo de una Suárez que se deja las entrañas. Emocionada, la actriz ha recogido el segundo de sus premios de manos de Pedro Almodóvar, director de Julieta, y ha recordado los momentos en la que estaba “olvidada” por buena parte del sector.

Las más premiadas
Un monstruo viene a verme: 9
Tarde para la ira: 4
El hombre de las mil caras: 2
Julieta: 1
Que Dios nos perdone: 1
La próxima piel: 1
La ópera prima del hasta ahora intérprete Raúl Arévalo, Tarde para la ira, ha cumplido los pronósticos y se ha llevado el premio gordo: es ya la mejor película estrenada en 2016. “Que podamos seguir haciendo cine, porque talento, hay mucho”, ha sido el deseo de la productora de la cinta, que se ha llevado también el Goya el mejor director novel para el cineasta madrileño y el de mejor actor de reparto para un impresionante Manolo Solo que logra la hazaña de hacer de su única escena la mejor de toda la película.
Por su parte, el equipo de la superproducción Un monstruo viene a verme ha sido el que mayor número de veces ha subido al escenario. La cinta, con reparto internacional y un presupuesto de más de 25 millones de euros, se ha alzado con nueve ‘cabezones’ de los doce a los que optaba, incluyendo el de mejor director para un Juan Antonio Bayona que está haciendo historia: tres películas (El orfanato, Lo imposible y esta Un monstruo viene a verme), tres ‘goyas’ a la mejor dirección. Además, y como se intuía, la impecable factura técnica de la película la ha hecho merecedora de los Goya al mejor montaje, mejor maquillaje y peluquería, mejores efectos especiales, mejor sonido, dirección de producción y dirección artística, junto a los de mejor guión adaptado y música original.
El ‘goyarizado’ director ha dedicado su discurso a quienes han luchado contra el “monstruo” de la película en una gala que ha coincidido con el Día Mundial contra el Cáncer y que ha tenido varios reconocimientos y mensajes hacia las personas que han librado la batalla contra la enfermedad.
Sacar pecho
Emotivo discurso de un constantemente emocionado Bayona, que se lleva el título del Daniel Guzmán de esta edición. Por cierto que el ganador del Goya a la mejor dirección novel el año pasado ha reaparecido en redes (era inevitable) y ha sabido reírse de sí mismo cuando ha entregado de uno de los premios de la noche.
Rovira había adelantado una gala con menos crítica política y así arrancó: “Os vamos a dedicar a los políticos y las instituciones el mismo tiempo que vosotros dedicáis a la cultura en campaña… Ya”. Y el caso es que es cierto que las reivindicaciones en el terreno político han sido menos y, sobre todo, distintas.
Ana Belén, que ha subido radiante a recoger el Goya de Honor, no ha defraudado las expectativas de sus fans y sus ‘haters’ y ha dado un pequeño toque a la clase política en un discurso que la actriz empezaba como si estuviera leyendo su página de Wikipedia. Excesiva en tiempo pero que ha ido ganando en frescura a medida que avanzaba, la intervención de Ana Belén ha terminado con palabras de amor a Víctor Manuel y un mensaje a modo de guinda: “Salud y trabajo para esta profesión que no se merece tanto desprecio de sus gobernantes”.
En ese sentido se ha dirigido también el correcto discurso institucional. El vicepresidente primero de la Academia de Cine, Mariano Barroso, ha recordado al Estado que recauda –una vez hecha la resta entre las ayudas que proporciona al sector y lo que ingresa por IVA- “28 millones más de lo que gasta en él”. “No somos un sector que vive del Estado, sino un sector que genera riqueza al Estado”, ha subrayado, y ha añadido que, pese a los altos índices de paro que sufren, generan empleo y actividad. “Las ideologías nos separan, pero los sueños nos unen”. Parafraseando a Eugène Ionesco, el cineasta ha instado a las autoridades a alcanzar un pacto de Estado por el cine y la cultura. Por su parte, la presidenta de la Academia, Yvonne Blak, se ha declarado optimista: “Estamos avanzando”, ha celebrado.
En general, la reivindicación no ha sido tanto política como de sacar pecho, demandar un lugar y, eso sí, denunciar la a menudo invisibilizada precariedad laboral del sector.

“Porque me sale de los tacones”
En lo que también han coincidido buena parte de las voces alzadas en estos Goya 2017 ha sido en reclamar más espacio para las mujeres. El tono feminista se dejó sentir ya en el photocall, en el que la actriz Cuca Escribano posó con un chal en el que podía leerse “Más personajes femeninos”. Ya en la gala y subido a unos tacones, Dani Rovira defendió que “en el cine siguen haciendo falta mujeres que hagan películas sobre mujeres, con mujeres y para todo el mundo”.
Personajes femeninos fuertes, como los de Anna Castillo, espontánea, fresca y divertida en su discurso como mejor actriz revelación por El Olivo, y Silvia Pérez Cruz, mejor canción original por Cerca de tu casa, que se ha arrancado a cantar en el atril contra los desahucios. “No hay tanto pan”.
Roberto Álamo se llevó un merecido Goya al mejor actor protagonista por Que Dios nos perdone y el mejor actor revelación fue Carlos Santos por su ya inolvidable Luis Roldán en El hombre de las mil caras.
La gala, amenizada en directo por la Film Symphony Orchestra, la única orquesta instrumental de nuestro país dedicada exclusivamente a la música de cine, terminaba con la conclusión personal de Dani Rovira: “No me he arrepentido. Pero me voy a quitar el Twitter”.