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Gabriel Molina y Angélica Briseño en el Teatro La Usina
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Gabriel Molina y Angélica Briseño en el Teatro La Usina (Foto: Kike Rincón)

Teatro La Usina: una década sobreviviendo en la escena alternativa

jueves 22 de septiembre de 2016, 08:16h
Con motivo de su décimo aniversario, el Teatro La Usina va a celebrarlo por todo lo alto en octubre. Para empezar, el plato fuerte es una versión libre de Marat-Sade, de Peter Weiss, pero habrá más sorpresas. Hemos hablado con los dos capitanes de esta sala que todavía, a día de hoy y tras diez años, siguen luchando contra la marejada de una crisis que afecta gravemente al sector teatral y más al alternativo.

Gabriel Molina y Angélica Briseño continúan al mando de este barco. "Es una satisfacción sobrevivir cuando están cerrando tantas salas", confiesan. No olvidan sus inicios, en el año 2006, cuando comenzaron en una pequeña sala en Tirso de Molina con proyectos de investigación y formación. Pero era necesario mostrar esas producciones "innovadoras y con propuestas diferentes sobre la estructura convencional del proyecto teatral", explica Molina, director, dramaturgo y pedagogo que imparte los cursos junto a Briseño.

En 2008, con el proyecto más afianzado, deciden trasladarse al local actual, una antigua inmobiliaria, situada en Palos de la Frontera, para continuar su labor teatral. Más espacioso y con dos salas, esta nueva ubicación les supuso otro nuevo reto. Tenían que adecuarlo a sus necesidades y Gabriel y Angélica no dudaron en coger brocha y pintura e incluso se atrevieron a probar con cables y enchufes y aprendieron labores de electricidad. "Lo hacíamos todo nosotros, no teníamos ninguna ayuda ni subvención", recuerda Briseño.

La Usina

Un esfuerzo que supuso el despegue del teatro, ya constituido en sala teatral, con una programación estable a día de hoy, que se renueva constantemente, y un espacio de creación del que nacen proyecto teatrales de calidad. La sala combina producciones propias con espectáculos de compañías emergentes y consolidadas. "Nos interesan los proyectos de formación y programar material innovador", detalla Molina. Las salas alternativas "cubren un espacio" que no tienen en teatros comerciales y necesitan ese hueco para desarrollarse e investigar. "Si no, no tendrían donde ir", añade. Eso sí, el dramaturgo deja claro que dentro de ese enorme universo alternativo, siempre hay que buscar "material de calidad", que no siempre es así.

Hoy en día, la escuela de formación actoral es una las de las bazas que les distingue frente a otras salas similares en Madrid. Trabajan y "pelean en el día a día" por conseguir que un actor sea capaz de generar y desarrollar proyectos teatrales propios. Para ello, ofrecen un entrenamiento constante en el que dotan al alumno de las herramientas necesarias para la creación teatral. Imaginación, libertad y autonomía en la puesta en escena se aprende en los cursos que se imparten en la sala. Talleres monográficos de dirección teatral, Shakespeare urbano y clown han visto evolucionar a actores y directores en un proyecto que consigue ser visto y aplaudido. "La gran evolución tiene que ver con esa comunidad de gente que se integra", se refiere Gabriel cuando piensa en el camino recorrido esta década.

Y es que, sostener un teatro de estas características, con el 21 por ciento de IVA, es "complicado", aseguran, cuando además apenas disponen de ayudas municipales o autonómicas. "Hemos intentado mantener los mismos precios asumiendo el coste de esa subida". Aún así, las dificultades económicas entorpecen el esfuerzo y la ilusión por los proyectos. "El público va cambiando, se abren otros espacios y la gente se mueve", señala Angélica. Incluso en la formación, en ocasiones, se quedan vacantes que no e pueden preveer. "Esa es la aventura y de alguna manera, también el obstáculo", añade. Precisamente, ante esta situación de altibajos en determinadas épocas, lo mejor es conseguir una buena comunicación con el resto de salas alternativas de teatro. La Usina forma parte de la Coordinadora Estatal de Salas Alternativas por lo que cada mes se reúnen para ver cuál es la situación y la programación de cada espacio. "Es un apoyo el estar comunicados", reconocen.

Con un aforo para 65 personas y 51 butacas, La Usina ya está calentando motores para un octubre de celebración. Y no es para menos con la que está cayendo sobre la cultura en estos tiempos difíciles. Una de sus producciones más ambiciosas, una versión libre de Marat-Sade, de Peter Weiss y que firma su Compañía de Teatro de Operaciones, se estrenará el 7 de octubre a las 22.30 horas. Será el comienzo a las actividades del aniversario. Como proyectos en mente, están valorando realizar un seminario sobre Buñuel además de los habituales cursos avanzados para el verano -con un espacio de investigación que se realiza en un residencia en Vigo-. Y los parados de larga duración, que quieran coger tablas y sacar lo mejor de sí sobre el escenario, podrán acceder a unas becas.

Consulte aquí la programación del Teatro La Usina

Marat-Sade, de Peter Weiss
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Marat-Sade, de Peter Weiss (Foto: Teatro La Usina)
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