Aldán confiesa que se ha sentido atraído por el género del terror desde niño y que está harto de hacer reír por lo que ahora se propone hacer sufrir. Él ha creado absolutamente todo en este montaje, que también produce. Ha escrito los textos, ha diseñado la escenografía, ha montado el espacio sonoro y también lo dirige.
Para conseguir que el espectador se sobresalte o, mejor, se asuste de verdad, utilizará toda la maquinaria teatral a su alcance. Ya al entrar en el teatro el público se sumergirá en un ambiente inquietante, al que contribuirán los peculiares acomodadores. Después cualquier cosa puede ocurrir porque en ese teatro, hace más de cien años se produjo un terrible suceso. Los espíritus de las víctimas pueden decidir manifestarse durante las representaciones. Desde que se traspasan las puertas, un complejo ‘gran hermano’ videográfico tendrá en el punto de mira del objetivo cada uno de los rincones del edificio, desde el patio de butas a los camerinos.
José Lifante es un formidable as en la manga de este espectáculo. El actor lleva cuarenta años inquietando y dando miedo desde las pantallas. Su imagen se asocia con este género así que fue la primera opción –y única- para el Aldán creador. Lifante, un personaje divertido, irónico y con un gran bagaje cultural a su espalda, asume con total naturalidad esa asociación con el miedo escénico. Siendo el eje del espectáculo, estará acompañado durante la representación por Patricia Delgado, Ricardo Mata y Raúl Escudero.