“En el siglo XIX fue un país, una república, porque Venecia siempre ha tenido sus propias características. Es una ciudad muy deteriorada por el turismo, pero es algo normal porque son millones los turistas que la visitan cada año.
Por poner un ejemplo, la Plaza San Marcos, aparte de las palomas, siempre está rebosar. Luego hay que visitar sus puentes. El Rialto y el de los suspiros, que recibe su nombre no por los enamorados sino porque está situado muy cerca de la antigua cárcel y en ese puente los condenados a muerte daban su último suspiro.
Venecia tiene unos carnavales que son de los más famosos del mundo y que es el más largo, pues comienza el 31 de diciembre hasta la pasada semana de febrero.
Visitando Venecia es imprescindible montar en sus góndolas. Algo bastante caro porque un viaje de apenas quince minutos cuesta 90 euros. Y eso sin música, porque añadiendo este detalle aún es más costoso.
Venecia es el único lugar, junto a España, donde se puede comer de tapeo. Con unas tapas muy al estilo andaluz, porque es una ciudad muy cercana a nuestra cultura. Tiene, como nosotros, muchas cosas de los judíos, como los turrones.
Allí nació el carpaccio con queso parmesano y volviendo a los sitios que no se pueden dejar de ver en Venecia está el cementerio que se encuentra a medio camino de entre ella y Murano. Es muy bonito”
Escuche el programa completo en Capitalradio