De acuerdo con lo establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el acceso a bienes y servicios relacionados de una u otra forma con la cultura es, junto a otros como la esperanza de vida, los años de escolarización o el nivel de ingresos, uno de los factores determinantes que miden el desarrollo humano en un país, pueblo o región. Así, a juicio de este organismo internacional, la posibilidad de asistir sin demasiadas dificultades a espacios tales como bibliotecas, museos, cines o teatros resulta clave si se pretende avanzar como sociedad.
A pesar de que España se sitúa en el puesto número 25 en cuanto al Índice de Desarrollo Humano (IDH) a nivel mundial, lo cierto es que en la actualidad continúan existiendo áreas de nuestra geografía en las que los ciudadanos deben realizar grandes esfuerzos para acceder a la cultura, sobre todo en zonas rurales o que, por diferentes motivos, se encuentren relativamente aisladas.
En otros casos, no obstante, el problema va más allá y se relaciona más bien con la falta de interés por parte de las instituciones públicas a la hora de promocionar este tipo de espacios. Es precisamente esta cuestión la que vienen denunciando desde hace años los vecinos de Aranjuez, uno de los municipios más emblemáticos del sur de Madrid y que, además, es considerado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO por su conjunto monumental y su riqueza natural. A destacar, edificaciones como el Palacio Real, las cuencas de los ríos Tajo y Jarama, los abundantes jardines, las plazas arboladas y, por supuesto, su casco urbano, que data del siglo XVIII.

"Desidia" en la gestión de espacios culturales
“Aunque Aranjuez sea Patrimonio de la Humanidad, lo cierto es que llevamos ya mucho tiempo enfrentándonos a la desidia, independientemente del color del partido que se encuentre en el Gobierno, de las instituciones municipales en cuanto a la gestión de los espacios culturales. La biblioteca y el Centro Cultural Isabel de Farnesio funcionan a medio gas, no tenemos cines y, tras el cierre de la Nave de Cambaleo, únicamente se mantiene activo un teatro. Es llamativo en una ciudad en la que viven cerca de 60.000 personas”, lamenta Nieves Román, vecina del municipio e integrante de la red de cooperación vecinal Apoyo Mutuo Aranjuez (AMA).
El mal funcionamiento de la biblioteca pública es una de las cuestiones que más preocupa a los ribereños. Antes de la llegada de Filomena, explican, únicamente existía una biblioteca municipal “sin informatizar y con muchas carencias”. El temporal, no obstante, va a traer consigo aún más complicaciones. “Tras el hundimiento del techo del centro cultural, pasamos casi un año sin poder acceder a la biblioteca. A pesar de que el Ayuntamiento gozaba de otros muchos edificios donde situarla, decidieron no ponerse manos a la obra”. Así fue al menos hasta el pasado mes de noviembre, cuando, “después de mucha presión vecinal”, se reabre. No obstante, a juicio de Román, continúa presentando múltiples deficiencias. La más llamativa, la ausencia de buena parte de los ejemplares, que permanecen archivados en otro lugar, lo que impide su consulta in situ por parte de los usuarios.
Una 'Biblioteca Kallejera' para fomentar la lectura
Frente a la “inacción total” del Consistorio, desde AMA se apuesta entonces por salir a la calle para “acercar la cultura a los habitantes del municipio y, en especial, a los más pequeños”. Nace así la ‘Biblioteca Kallejera’, una iniciativa que pretende fomentar los hábitos de lectura entre la población más joven. El proyecto cuenta en la actualidad con hasta 800 libros infantiles y juveniles donados por diferentes colectivos. Cada dos semanas, los vecinos se sitúan en la plaza del Ayuntamiento y ofrecen a los niños y jóvenes de Aranjuez la posibilidad de disfrutar de un espacio de lectura agradable y, si lo consideran oportuno, llevarse a casa alguno de sus títulos. “Se trata de una experiencia muy interesante, pues en el momento en el que la pusimos en marcha éramos la única biblioteca en funcionamiento. Además, la afluencia de niños y niñas se ha mantenido en el tiempo, por lo que estamos muy satisfechos”, concluye Román.
Cesión de espacios públicos “a dedo”
Otra de las razones que explica el descontento vecinal es lo que desde colectivos como CNT Aranjuez y La Corrala – Patio Feminista no dudan en calificar de “cesión de espacios públicos a dedo”. “Frente a las facilidades para aquellas asociaciones que tienen mayor afinidad con el equipo de gobierno municipal e incluyen el sello del Ayuntamiento en sus eventos, nosotros nos enfrentamos a enormes trabas a la hora de conseguir permisos para realizar actividades en espacios públicos”, argumentan. En esta línea, ambos colectivos emplean términos como “arbitrariedad”, “clientelismo”, “dejadez”, “falta de interés político” y “sesgo ideológico” a la hora de definir la gestión municipal en materia de cultura.
En paralelo, desde La Casa Negra, asociación cultural que nace con el fin de documentar la historia social de la ciudad, aseguran que el archivo municipal lleva años clausurado como consecuencia de la falta de personal y los daños causados por el temporal Filomena. “No nos lo dicen de manera tan tajante, pero el motivo de que el archivo permanezca cerrado es que no hay dinero para contratar personal. Le dan prioridad a otros teas, de forma que este ni siquiera se encuentra físicamente en Aranjuez ahora mismo”, exponen.
"En el Teatro Real Carlos III no hay hueco para más"
Ante las acusaciones vecinales, desde el Ayuntamiento de Aranjuez explican a Madridiario que el Centro Cultural Isabel de Farnesio continúa en proceso de rehabilitación. Una obra de más de un millón de euros que se está sufragando de forma íntegra con presupuesto municipal. Aunque el objetivo es que las reformas finalicen en septiembre de este mismo año, fuentes del Consistorio aseguran que “durante este tiempo, los servicios culturales y las asociaciones han sido reubicados en el Teatro Real Carlos III”. Asimismo, “la biblioteca se ha trasladado a otro edificio, dando servicio con normalidad”.
En cuanto a la negativa en la cesión de espacios públicos para ciertas actividades, el Ayuntamiento justifica que “el uso del Teatro Real no contempla determinadas actividades. Además, por mucho que estiremos el chicle, lo cierto es que en el teatro ya no hay hueco para más”.