En pleno mes de mayo, las sucesivas olas de calor han comenzado a dejarse notar ya en la región. Con el mercurio superando ampliamente los 30 grados centígrados, el incremento de las temperaturas condiciona el normal desarrollo de un buen número de actividades profesionales y de ocio. Entre los colectivos afectados se encuentra la comunidad educativa, para la cual el Gobierno autonómico ha elaborado ya un protocolo de actuación que ha sido criticado con dureza por las familias. Del mismo modo, la ausencia de precipitaciones golpea con fuerza a la agricultura y la ganadería, haciendo incluso peligrar el principal modo de vida en el mundo rural. Es por ello que agricultores y ganadores exigen al Gobierno de la Comunidad "medidas concretas que ayuden a paliar los efectos de la sequía".
"La sequía está poniendo en jaque la viabilidad de muchas explotaciones de la región. Los daños en los cereales de invierno, así como en las leguminosas, son elevadísimos y la recogida corre peligro al no resultar rentable", resumen desde la Unión de Agricultores, Ganaderos y Silvicultores de la Comunidad de Madrid (UGAMA). Unido a los elevados costes de producción, tanto de fertilizantes como de abonos, la ausencia de precipitaciones, advierten, puede tornarse en "la puntilla" al sector.
"No sembraré si no se garantiza un mínimo de agua"
El cultivo de melones, garbanzos o aceitunas son solo algunas de las vías de negocio agrario que penden ya de un hilo. En Villaconejos, cuna de los melones más famosos del sur de Madrid, la organización agraria AGIM-COAG alerta de que las restricciones de agua destinada al regadío en la comarca de Las Vegas pone en serio riesgo tanto la campaña del melón como la de otras cosechas. Tras llevar a cabo los trámites e inversiones necesarias para comenzar la siembra, lo que incluye la preparación de la tierra y la instalación de las infraestructuras de riego, el presidente de la entidad, José Carlos Velasco, afirma que no sembrará "si no se garantiza un mínimo de agua" y critica los "cortes y restricciones sin previo aviso" por parte de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT). En total, son cerca de 500 las hectáreas para el cultivo de frutas y hortalizas que se están viendo afectadas en la actualidad.

Algo similar ocurre en el caso del garbanzo. La falta de agua para el cultivo de esta legumbre, cuya siembra tiene lugar entre los meses de enero y febrero, podría dejar tras de sí la peor cosecha de los últimos años, tanto en cantidad como en calidad. Los agricultores consultados por Madridiario calculan una reducción de la producción anual en hasta un 50 por ciento. A ello se suma el menor tamaño estimado fruto del precoz incremento de las temperaturas. Para más inri, la talla menor del garbanzo podría provocar dificultades añadidas en cuanto a la recogida por parte de las cosechadoras. Esta tormenta perfecta hace pensar en un más que posible incremento en el precio final de venta al consumidor.
"Podríamos estar ante la peor cosecha del siglo"
Pese a que la Comisión Europea anunció recientemente el registro del 'Aceite de Madrid' como nueva denominación de origen protegida, lo cierto es que productores de aceituna en la comunidad afrontan este año una de las situaciones más delicadas en la historia del sector. Si los robos denunciados meses atrás por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), cuyos efectos se cuentan ya por cientos de toneladas, venían ya condicionando la campaña de la aceituna, la subida de las temperaturas y la ausencia casi total de precipitaciones, unida al incremento en el precio de la energía y los combustibles, podrían, dejar tras de sí "la peor cosecha del siglo".
Al margen de la agricultura, la ganadería tampoco está sabiendo esquivar los efectos adversos de la sequía. Prueba de ello la encontramos en la cría del toro de lidia, y es que la ausencia de precipitaciones ha provocado una gran escasez en el pasto, lo que obliga a los responsables a acudir al mercado para adquirir piensos y forrajes. Estos, además, alcanzan precios récord como consecuencia directa de una inflacción disparada y que lleva meses ahogando al sector. El resultado son los "serios apuros" denunciados por los ganaderos madrileños, quienes presencian atónitos como los costes de producción se han duplicado en lo que va de año.

Exigen "medidas concretas"
Fruto de su insistencia, UGAMA logró la pasada semana, junto a otras asociaciones, una reunión con la Consejería de Medio Ambiente, Urbanismo y Agricultura. En esta nueva 'Mesa de Sequía', las distintas organizaciones agrícolas y ganaderas tuvieron la oportunidad de exponer cómo la situación climática en la región afecta a su labor, planteando, al mismo tiempo, propuestas encaminadas a garantizar la viabilidad de su negocio pese a las circunstancias. Entre ellas figuran las Ayudas minimis procedentes de Europa, así como subvenciones públicas para la compra de cisternas, abrevaderos, sistemas de captación de aguas o construcción de silos. También la flexibilización de los requisitos de la Política Agraria Común (PAC), la eliminación de tasas, la revisión de las infraestructuras de regadío, el acceso en condiciones ventajosas a los prestamos ICOS o la adopción de nuevas exenciones fiscales, entre otras.
"Aún no nos han dicho nada"
Aunque destacan la "disposición, ganas e interés en ayudar" por parte de la Dirección General de Agricultura y Ganadería, UGAMA lamenta que "aún no nos han dicho nada en concreto. En teoría, nos tienen que convocar de nuevo para trasladarnos las medidas que van a tomar". Asimismo, se muestran afligidos fruto de la ausencia de la consejera del ramo, Paloma Martín, en la citada reunión, a la que sí asistieron, en representación de la administración, el director general de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Ángel de Oteo Mancebo, y la subdirectora general de Política Agraria y Desarrollo Rural, Ana Isabel Galán Pardo.
Por su parte, fuentes de la Consejería de Medioambiente, Urbanismo y Agricultura consultadas por Madridiario transmiten su preocupación frente la situación que se ven obligados a afrontar tanto agricultores como ganaderos y sitúan la pelota en el tejado de la CHT: "Si no llueve y la Confederación Hidrográfica del Tajo corta el chorro, lo único que podemos hacer es presionar...".
Embalses bajo mínimos
El origen de las dificultades que afrontan agricultores y ganaderos radica en la escasez de precipitaciones a lo largo del mes de abril, calificado de "especialmente seco" por las autoridades. Tanto es así que los pluviómetros diseminados por la región apenas han recogido 5,9 litros por metro cuadrado. Tal medición se sitúa muy por debajo de la media en los meses de abril, ubicada en los 62 milímetros. Esto supone hasta un 90 por ciento menos de las precipitaciones estimadas si se atiende al registro histórico.

En consecuencia, tal y como ha informado el Canal de Isabel II, los embalses que gestiona la entidad pública para el abastecimiento de la región han arrancado el mes de mayo a un 65,3 por ciento de su capacidad. Tales cifras suponen siete puntos menos del volumen registrado el curso pasado (72, 7 por ciento) y hasta 13 por debajo de la media histórica (78,4 por ciento). Los embalses madrileños alcanzan así su nivel más bajo en las últimas tres décadas.
En materia de aportaciones, abril de 2023 se convierte, además, en el segundo peor mes de los últimos 109 años, solo superado por el cuarto mes de 1995. Del mismo modo, los ríos madrileños también han recibido menores aportaciones: hasta un 83,7 por ciento por debajo de la media propia del mes. O lo que es lo mismo: de los habituales 105,8 hectómetros cúbicos a solo 17,2.
Por si esto fuera poco, las altas temperaturas, con una media de casi cinco grados por encima que el mes de abril de 2022, han provocado un incremento en el consumo de agua próximo al 25 por ciento. Esto es, 41,8 hectómetros cúbicos frente a los 33,5 del pasado año. En ese sentido, desde el Canal de Isabel II invitan tanto a la población como a las instituciones a "hacer un uso responsable del agua". Más allá de los "pequeños gestos domésticos", que sirven además para "cuidar el medio ambiente", el Canal apuesta por la utilización de agua regenerada para el riego de zonas verdes, el baldeo de calles o el uso industrial, entre otras actividades.