“Amó aquella vez como si fuera la última.
Besó a su mujer como si fuera la última.
Y a cada hijo suyo cual si fuera el único.
Y atravesó la calle con su paso tímido.
Subió a la construcción como si fuera máquina.
Alzó en algún lugar cuatro paredes sólidas…”
Esta canción de los ochenta, titulada Construcción e interpretada por Nacha Guevara nos relata la trágica muerte de un obrero. Rememorándola quiero aprovechar con estas líneas, ya en fechas navideñas, para mostrar el apoyo y la solidaridad de las Comisiones Obreras de Madrid a las 51 familias de nuestra región que han sufrido el zarpazo de una muerte tan injusta como la que se produce por trabajar.
En estos días en que los sentimientos afloran y se hace balance del año que dejamos atrás es bueno visibilizar esta tragedia para que la sociedad tome conciencia, porque no podemos resignarnos al hecho de que el trabajo suponga perder la salud y la vida.
Cuando redacto estas líneas, los dos últimos accidentes mortales en Madrid sucedieron el 29 de noviembre, en Alcorcón y en Villaverde. Fue una jornada negra en la que otro trabajador de Coslada padeció un accidente grave. Son hechos, dolor y muerte inasumibles.
A 14 de diciembre se habían registrado 85.516 accidentes laborales en la Comunidad de Madrid, según datos del Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST), un 2,82 por ciento más que en el mismo periodo anterior, aunque el aumento más significativo ha sido en el sector de la construcción, donde el incremento ha sido del 14,84 por ciento.
Los accidentes graves también se han incrementado, pasando de 327 a 392, lo que implica un aumento de casi el 20 por ciento, fundamentalmente en el sector de la industria (74,07 por ciento).
Es cierto que desde comenzaron los planes directores, acordados entre agentes sociales y Gobierno regional, la accidentabilidad (especialmente mortal) ha descendido. En 2002 eran 178 las personas fallecidas en los puestos de trabajo, este año son, en 2017, se han reducido a 51.
En 2013 hubo un punto de inflexión y los accidentes comienzan a resurgir. Un aumento que nada tiene que ver con el aumento de la actividad económica, sino con las condiciones de trabajo que nos trajo la reforma laboral.
Sí, habíamos conseguido con mucho esfuerzo común disminuir la siniestralidad, pero esta neoliberal salida de la crisis, abanderada por la reforma laboral está difuminando los avances.
Esa precariedad consagrada en la reforma laboral se ha convertido en una patente de corso para que muchos empresarios desprecien la aplicación de las normas básicas en prevención de riesgos laborales, poniendo en riesgo la vida de trabajadoras y trabajadores.
Nadie debería obviar que detrás de cada cifra hay seres humanos, con familias y amistades. Tragedias personales que nunca deberían ocurrir porque no podemos olvidar que trabajamos para vivir, no para morir.
La seguridad y la salud laboral están en el centro del trabajo sindical de CCOO de Madrid y por ello exigiremos en los ámbitos estatales un cambio en la normativa laboral. Además, vamos a profundizar en la persecución del delito de riesgo insistiendo en acuerdos con la policía, la judicatura o los ayuntamientos.
Ya es hora, y más aún con las nuevas correlaciones de fuerza, de que la salud y la seguridad en el trabajo sean parte relevante de las agendas de los partidos políticos y las instituciones para que el asunto se aborde como lo que es: un problema de salud pública de primer orden.
Jaime Cedrún.
Secretario general de CCOO de Madrid