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El deporte agrava los efectos del ozono sobre la salud.
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El deporte agrava los efectos del ozono sobre la salud. (Foto: Kike Rincón)

El ozono 'malo' desembarca en la ciudad de Madrid

Por Carmen M. Gutiérrez
jueves 02 de junio de 2016, 08:38h
La ciudad de Madrid lleva años luchando contra la contaminación, sobre todo contra el NO2, ese gas que enturbia el cielo. Sin embargo, desde hace tres veranos hay otro contaminante que se ha disparado, el ozono troposférico o ‘malo’. La paradoja es que a corto plazo la reducción el tráfico, que ayuda a reducir otros contaminantes, puede en ocasiones provocar un incremento del ozono y, por lo tanto, no tiene fácil solución. El Ayuntamiento ha encargado un informe para buscar soluciones a esta forma de polución que irrumpe en verano. Además, un globo aeroestático analizará el ozono este mes de julio en Madrid.
El ozono troposférico (O3) suele afectar más al medio rural que al urbano, pero los tres últimos veranos las estaciones de medición del Ayuntamiento de Madrid también han registrado superaciones y han tenido que lanzar avisos a la población por la presencia de este contaminante, un oxidante que causa irritación en ojos, mucosas y pulmones, sobre todo en niños y personas con problemas respiratorios, por lo que se les aconseja no realizar ejercicio físico en exteriores durante los episodios. Es más, el año pasado por primera vez Madrid rozó el nivel de alerta (240 mg/m3) a la población en la estación de medición de El Pardo, con 236 mg/m3.

La subdirectora de Sostenibilidad del Ayuntamiento, Ángeles Caballero, explica que tras la reforma de la red de calidad del aire de 2010 hay más estaciones en zonas proclives a tener problemas de ozono, pero asegura que este hecho no explica la situación, por lo que han comenzado a buscar soluciones. “No se trata de reducir el tráfico y con ello se reduce el ozono. Es más complicado”, advierte. Para atajar el problema, el Ayuntamiento encargó el año pasado un estudio a la Fundación del Centro de estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), cuyos resultados servirán para dar forma al nuevo Plan de Calidad del Aire que está previsto que esté redactado a finales de este año.

El investigador José Jaime Diéguez, del CEAM, asegura que la“aparente paradoja” se debe a la compleja química no lineal que da lugar a la formación de este contaminante secundario. Para la formación de este contaminante secundario, tienen que existir precursores, como el famoso NO2 y el NO (denominados conjuntamente NOx), así como compuestos orgánicos volátiles (COV), junto a radiación solar; pero lo especial es que los NOx no solo son precursores, sino que, en determinadas condiciones, también pueden actuar como consumidores de ozono, como ocurre en entornos de tráfico elevado.

Por estos motivos, suele tratarse de un contaminante que afecta más al mundo rural, donde en verano llegan los gases de las aglomeraciones urbanas convertidos en ozono y, al no haber NOx que lo consuman, el ozono alcanza mayores concentraciones que en la ciudad. Por este motivo el ozono troposférico es un viejo conocido de algunos municipios de la Comunidad, como Algete. También produce el conocido “efecto fin de semana”, que consiste en mayores concentraciones de ozono durante el fin de semana en las ciudades al reducirse el tráfico en días festivos, y que se explica precisamente por la reducción de las emisiones de Nox y en consecuencia el menor consumo de ozono.

Características especiales en la región

Según Diéguez, “la ligera tendencia positiva de las concentraciones urbanas de ozono que se detecta en los últimos años estaría asociada a la reducción de las emisiones en este periodo, entre otros motivos, debido a la caída de la actividad asociada a la crisis económica. Pero ambos factores, la química no lineal del ozono y esta tendencia positiva, no explican por sí solos los episodios de ozono en la ciudad de Madrid de 2013, 2014 y 2015, sino que también han influido factores metereológicos”. Sobre estos episodios también llamó la atención Ecologistas en Acción en su informe anual sobre la calidad del aire en Madrid.

La investigación el CEAM concluye que en 2013 y 2015 los episodios se registraron en periodos con “temperaturas anormalmente altas y velocidades de viento anormalmente bajas, condiciones desfavorables para la dispersión de contaminantes y en cambio favorables para la formación y la acumulación del ozono”. En concreto, se registraron temperaturas superiores a 40 ºC que pudieron frenar el desarrollo de la circulación local del viento, cuando lo habitual es que el viento inducido por el calentamiento de la ladera sur de la sierre de Guadarrama disperse la pluma de contaminación de Madrid hacia el Norte. También supuso un aumento de los compuestos volátiles, que son precursores. Respecto al episodio de 2014, se atribuye a una emisión de origen incierto que afectó solo a las estaciones situadas en una zona concreta de la ciudad.

El aumento del ozono en las zonas urbanas ha sido constatado tanto por el proyecto CONOZE del CEAM como por la Agencia Europea de Medio Ambiente, que lo atribuye a la reducción de los precursores. Si a esta tendencia se suma la situación geográfica de España, con mayor incidencia solar que otros países y una previsión de un aumento de las olas de calor a causa del cambio climático, es previsible que haya más episodios como los de 2013 y 2015, aunque “otra cosa es saber qué va a pasar cada año concreto”, apunta el experto.

Un globo para mediciones

Otro investigador, Xavier Querol del CSIC, también está estudiando el fenómeno del ozono en España y este verano analizará la situación en Madrid, como ya la realizó el año pasado en el área metropolitana de Barcelona en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente. La zona de Madrid (la capital y su entorno) es la segunda en España con mayor incidencia del ozono, después de Cataluña. Según detalla, se ha producido un incremento de ozono en Europa en general, a la vez que ha habido una reducción de las emisiones de NOx. En el caso de Madrid, además de este hecho también podrían estar influyendo los otros precursores del ozono, los COV. Este mes de julio, junto al Ministerio, a la Comunidad y al Ayuntamiento, el CSIC analizará la evolución del ozono en Madrid para lo que utilizará un globo aeroestático al norte de la capital y diversos medidores en superficie.

Querol subraya que el estudio del comportamiento del ozono es “complicado”, al igual que aplicar medidas para atajarlo. “La respuesta a una reducción de emisiones de precursores a escala local puede ser tan indeseable como un incremento de las concentraciones de ozono”, apunta también el investigador del CEAM, José Jaime Diéguez, quien apuesta por medidas de reducción de las emisiones de NOx a nivel local, nacional e internacional (no hay fronteras para la contaminación) para reducir los niveles crónicos. Para las situaciones episódicas “se podrían tomar medidas a corto plazo como una reducción de emisiones a través de limitaciones del tráfico con suficiente antelación y mantenidas durante una serie de días en base a un pronóstico de las situaciones desfavorables. Pero estas reducciones podrían tener el efecto contrario al deseado en zona urbanas”, señala Diéguez.

Para afinar en las medidas, que siempre deben ir acompañadas de una labor de divulgación, aconseja utilizar todas las herramientas disponibles, como los modelos de calidad del aire y campañas experimentales que ayuden a caracterizar con mayor precisión las condiciones que concurren en la formación del ozono. “Estructuralmente se debe apostar por reducir las emisiones. Para los episodios, lo ideal sería poder actuar con antelación para evitarlo, pero actualmente no existen mecanismos en ninguna ciudad. Es el reto que tenemos que abordar”, asegura la subdirectora de Sostenibilidad del Ayuntamiento.

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