Son las 10 de la mañana y, tras dejar los zapatos en la entrada principal del edificio, nos adentramos en la celebración de la segunda fiesta tradicional de la comunidad musulmana: 'Eid-al-Adha', la fiesta del sacrificio, en la que los miembros de la comunidad Ahmadía en Madrid se reúnen para rezar, hombres por un lado y mujeres por otro. Tras varios minutos de conversación y, una vez que todos están preparados, da comienzo la ceremonia del sacrificio.
Mientras los hombres rezan junto a la entrada principal del chalet, las mujeres hacen lo propio desde la primera planta. Durante la ceremonia, las mujeres escuchan a través de un altavoz los versículos del Sagrado Corán que recita Qamar Fazal, uno de los miembros de esta comunidad. “No soy el presidente, pero hablo tres idiomas y mis compañeros consideran que poseo dotes comunicativas, así que suelo ejercer como portavoz”, comenta antes de comenzar el rezo.
-“No es su carne la que llega a Dios, como tampoco su sangre, sino que es vuestra piedad la que llega a Él. Así, Él os ha sometido para que glorifiquéis a Dios por guiaros”, se escucha en todo el edificio, después de haber recitado el mismo versículo en árabe, la lengua del Sagrado Corán.
“El rito del sacrificio es un acto de bondad”, relata Qamar, “y una demostración de que Dios es superior a nosotros”. “Consiste en cortar la vena yugular de un cordero, tras lo que este se desangra sin sufrir” explica Qamar. “Es una muerte lenta, pero dulce. Entonces, su carne se entrega a los más necesitados”, por lo que, según añade, “es un acto de solidaridad”. Sin embargo, ningún animal es sacrificado por los miembros de esta comunidad, sino que, respetando la Ley de Protección Animal, cada uno de ellos envía dinero a otros países, en su mayoría africanos, donde una persona autorizada para ello realiza este sacrificio. “Dios tiene un cuchillo en nuestra yugular constantemente, y sin embargo, es tan bondadoso que no nos lo clava”, relata el portavoz de esta comunidad. “En ello consiste esta fiesta: en darnos cuenta de somos totalmente inferiores a Dios”, prosigue. Tras la ceremonia, tiene lugar el aperitivo, para el cual cada uno de ellos ha preparado algún plato típico.
Por su parte, las mujeres han aprovechado el momento previo al aperitivo para elegir a sus representantes locales, quienes se dirigirán el próximo 10 de octubre a la convención nacional de la Comunidad Ahmadía, que se realiza en un pueblo a escasos kilómetros de Valencia. Allí, votarán a su presidenta nacional, que se elige cada dos años en el caso de las mujeres y cada tres en el caso de los hombres. El sistema de votación, a mano alzada, consiste en el nombramiento por parte de una de las fieles a otra de sus compañeras. Este apoyo debe ser secundado por otra persona y, posteriormente, se procede a la votación. Si la propuesta ha contado con el voto de más de la mitad del quórum, la persona ya forma parte de esta comitiva local. "Es la manera más justa de elegir representantes, sin que éstos entren en campañas como se hace en el caso de los políticos", asegura Qamar. Sin embargo, en este sistema de votación no puede participar toda la comunidad ahmadía, ya que sólo pueden hacerlo aquellas personas que hayan pagado todas las cuotas anuales que los miembros de la comunidad deben realizar. “Esto no tiene nada que ver con la fiesta del sacrificio”, explican, “pero aprovechamos que estamos todas para realizar la votación”. Los hombres elegirán a sus representantes locales el próximo año. Después de una rápida votación, las mujeres comienzan su aperitivo.
Una vez finalizada la reunión, cada familia se dirige a sus hogares, donde esperarán a escuchar el discurso de su jalifa, Mizra Masryr Ahmad, Jefe Supremo de esta comunidad, que es retransmitido desde Inglaterra. Este jalifa ofrece discursos de paz a nivel mundial a lo largo del año
Riay Tatary, presidente de UCIDE: “No pueden ser musulmanes si creen en un Mesías posterior a Muhammad”
A pesar de contar con millones de fieles en todo el mundo, los fieles de la Comunidad Ahmadía no son reconocidos como auténticos musulmanes por parte del resto de confesos de la fe islámica. De hecho, según explica Qamar, los ahmadíes son “perseguidos y asesinados” en países como Pakistán o Bangladesh. Aunque la mayoría de sus principios coinciden, una importante diferencia les distancia. “El Sagrado Corán cree en el principio del ‘asshahada’, es decir, la profesión de fe de que no hay más Dios que Allah y que Muhammad es su Profeta”, explica Riay Tatary, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España y, por el contrario, “esta comunidad cree en la venida de un segundo profeta, Hazrat Ahmad, fundador de su comunidad”.
“Hazrat Ahmad, nuestro fundador, no es sólo el revividor del Islam, sino que creemos que es además la segunda venida de Cristo, de Zoroastro o de Budha; por tanto, es el salvador del mundo entero”, asegura Qamar. Así, el mensaje de Ahmad sería que ”el ser humano, en su inteligencia, al final va a tener que reconocer que las enseñanzas del Sagrado Corán, que son las que pueden ayudar a la sociedad a pervivir en el tiempo sin generar los problemas que estamos viviendo hoy”, afirma el portavoz de esta comunidad. “Nuestro fundador habló de tres guerras mundiales, de las cuales dos se cumplieron en los plazos que él dijo”, continúa. “La tercera guerra mundial que predijo nuestro fundador se trata de un 'diluvio de fuego', que comenzaría en Siria, en primavera y en una época en la que la meteorología estaría revuelta. Por tanto, creemos que esta guerra ya ha comenzado, y finalizará con una devastación nuclear. La única manera de frenarla es a través de la paz y de la confesión islámica”, culmina Qamar.