El imputado es el supuesto responsable de 52 de perros de caza, la mitad sin microchip, que malvivían hacinados en un recinto de apenas 30 metros cuadrados, en grupos de hasta siete perros, en hediondos cheniles de 2 x 1 metros. Casi una veintena de ellos tuvieron que ser trasladados con carácter de urgencia para proceder a su hospitalización, debido a su crítico estado de salud. A varios de ellos les habían cortado las orejas a cuchillo, y también fueron encontrados en el recinto varios cadáveres de perros, algunos en avanzado estado de descomposición.
Los agentes trasladaron los perros a un refugio en la localidad toledana de Méntrida, donde les dio cobijo, agua y alimentos. En estos momentos, los animales han sido acogidos por varias protectoras que habían recibido el aviso. Entre ellas se encontraba El Refugio, que se presentará como acusación en el procedimiento judicial que se celebrará próximamente. Su presidente, Nacho Paunero, consiguió localizar y entrevistar brevemente al imputado, quien a las preguntas de "si los animales eran suyos y si se dedicaba a la caza", lo negó todo.
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