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Prados de la Plaza: "El alcalde de Madrid tiene que tener mentalidad de empresario"

Por Enrique Villalba
viernes 03 de enero de 2014, 07:30h
Luis Prados de la Plaza (Málaga, 1937) es cronista de la Villa de Madrid, periodista y escritor. Su nuevo libro '12 alcaldes de Madrid', publicado por Ediciones Letra Clara, hace un recorrido de la parte menos conocida de los últimos doce regidores que gestionaron la capital durante los últimos años del franquismo y hasta el día de hoy.
  • Luis Prados de la Plaza

    Luis Prados de la Plaza
    Juan Luis Jaén

  • Luis Prados de la Plaza

    Luis Prados de la Plaza
    Juan Luis Jaén

  • Luis Prados de la Plaza

    Luis Prados de la Plaza
    Juan Luis Jaén

  • Luis Prados de la Plaza

    Luis Prados de la Plaza
    Juan Luis Jaén

  • Luis Prados de la Plaza

    Luis Prados de la Plaza
    Juan Luis Jaén

¿Alguno de los alcaldes de los que habla es su preferido?

No hay ningún alcalde mejor que otro. Todos han hecho algo por el hecho de ostentar ese cargo, con arreglo a sus posibilidades y su presupuesto.

Pero los políticos siempre dicen que la historia les justificará ¿Verdaderamente se les puede justificar a todos?

Todos hicieron cosas buenas. Y las que no hicieron tan buenas hay que enmarcarlas en su período. Porque los tiempos, los presupuestos y la tecnología fueron avanzando y la ciudad con ellos. Es prematuro hacer algunos análisis. Por ejemplo, ahí va a quedar Madrid Río, que es la mejor obra de Madrid con diferencia, y que es un proyecto que quisieron hacer todos los alcaldes. Otra cosa es que se hizo atropelladamente.

Cada uno tiene sus peculiaridades.

Los hubo soberbios, irresponsables o clasistas. Pero también intelectuales, fieles y campechanos. Todos fueron víctimas de su momento y tienen sus claroscuros. Han tenido el privilegio de ser alcaldes de Madrid, que es lo más grande que te puede pasar, y han tratado de potenciar la cultura de ciudad que tiene Madrid. La prueba de su trabajo es que hemos pasado de un villorrio a una de las ciudades más importantes de Europa. De la misma forma, han conseguido crear un clima de convivencia a base de entender al otro.

Se puede entender que el otro quiera tirarle a uno por el precipicio, como ha ocurrido con algunos alcaldes, pero no querer.

Justamente, esas desatenciones se habrán hecho en función de las necesidades del momento y la voluntad de los ciudadanos.

Volvemos al agente justificador de la historia. Ese es un análisis acrítico.

No. Porque podría haber una irresponsabilidad de no ocuparse debidamente de la ciudad. Pero siempre se han arreglado los problemas, aunque haya sido tarde. Yo estoy contento de cómo ha crecido Madrid.

Ha habido alcaldes que han querido salir en los libros de historia.

Algunos consideraron que es mejor ser presidente del Gobierno u otras cosas que alcalde de Madrid y, para mí, como eso no hay nada. Ha habido otros que se han enamorado de la cosa municipal y se han ocupado más de servir que de figurar. Sin embargo, todos han participado en arreglar o abandonar cosas malas, y en malograr o mejorar cosas buenas de la ciudad. Por eso, no se pueden hacer comparaciones.

Por situarnos en la alcaldesa actual, dice en el libro que con Ana Botella "no ha habido una mayor colección de incompetentes en fila en el Ayuntamiento".

Responde a una realidad. Para que la maquinaria política municipal se moviese, hubo que admitir que se echase a unos y entrasen otros. Y, cada vez más, el Ayuntamiento se fue forrando de asesores sin destino, solo por figurar. Los hay con un salario de 6.000 euros al mes, con secretaria, despacho, coche y ordenador, por no hacer nada. Personas que están solo para cobrar de los presupuestos municipales. A esos yo los llamo incompetentes.

¿Hay que tener una pasta especial para ser alcalde de Madrid?

Hace falta tener mentalidad de empresario. De hecho, los empresarios han trabajado mucho y bien en la ciudad. Porque Madrid es una empresa. La empresa nacional, como decía Aguinaga. Y se ha criticado que ese ha sido parte del problema del centralismo. Efectivamente, ha habido momentos que ha sido un abuso con respecto al resto y otros que ha sido una donación al resto, sin pasar factura por ese esfuerzo, mientras que otros sí la han pasado.

Todos han intentado dar un estatus especial a Madrid.

Había una ley de régimen especial para Madrid que provocó que otras grandes ciudades pidiesen idéntico trato. Madrid tenía que haber tenido una ley de Capitalidad en condiciones cuando era provincia, porque no necesita tener tantas administraciones encima si ya tiene al Estado instalado en su territorio. Eso ha frenado su desarrollo, al entrar los políticos en guerras innecesarias.

¿Han cambiado entre todos estos alcaldes la filosofía de la ciudad?

Se han hecho cosas absolutamente innecesarias pensando solo en el voto. Otras impopulares por la necesidad de la ciudad. Pero yo no le pregunto a Napoleón cómo construyó los Campos Elíseos. Yo admiro que se hayan construido en París.

Pero para que los Campos Elíseos estén en el centro de París hay una enorme corona metropolitana que sufre muchos problemas.

Tiene cosas mediocres y otras que no lo son, como en todos los sitios. Aquí se han hecho muchas cosas atropelladamente pero luego se han puesto en su cauce. Por ejemplo, Madrid anexionó de golpe muchos municipios y multiplicó su población y su superficie. Y para llenar ese espacio se construyó mucho. Pero hay que analizar lo que se ha hecho con los recursos limitados que se han tenido.

¿Qué Madrid han dejado estos alcaldes?

Un Madrid que es de las mejores capitales del mundo. Si no se reconoce eso, es que no se ve la realidad. Se han hecho cosas que no se deberían haber hecho, como, por ejemplo, tirar los chalés del Paseo de la Castellana. Pero ha sido para conseguir eliminar las diferencias entre ricos y pobres. Ha habido un acercamiento social entre clases.

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