miércoles 11 de julio de 2012, 00:00h
Los mineros llegan a Madrid, una noticia de primera que llena paginas y minutos de todos los medios, y no porque protestar en Madrid sea una novedad, que no, sino porque vienen a pie y eso además de enternecedor, es pintoresco. Pero que la anécdota no opaque el fondo de esta cuestión.
Los mineros quieren seguir recibiendo ayudas del gobierno, quieren que siga financiándose un negocio ruinoso ya desde hace mucho tiempo. El problema de estos mineros movilizados es que irremediablemente la minería del carbón en España toca a su fin por recortes presupuestarios y la imposición de Europa de que cesen estas ayudas ruinosas en el plazo de 2014-2018.
No quedan ni 6.000 mineros en activo y la partida para el sector de la minería en los presupuestos para 2012 es de 656 millones de euros; mucho dinero son los casi 110.000 millones de las antiguas pesetas. Cada minero cuesta a España en este ejercicio casi 110.000 euros de subvención al sector, sin la cuál las minas tendrían que haber cerrado ya en su práctica totalidad.
Desde la década de los 90 el Estado ha destinado a la minería del carbón Español 24.000 millones de euros sin que por ello las comarcas productoras hayan conseguido realizar ninguna reconversión. Simplemente se acostumbraron a la comodidad de ser financiados, aun sin ser competitivos; más si cabe sabiendo que el carbón español es de baja calidad, contaminante y difícil de extraer, y por todo ello lo hace caro, por lo que es más económico importarlo de cualquier lugar para las centrales térmicas que es hoy su casi único y principal destino. No deja indiferente saber de sus privilegios de jubilación, que disfrutan hasta el día presente. Los diferentes planes contemplaban prejubilaciones a partir de los 52 años de “edad mínima equivalente" lo cual, en la práctica, se traduce en una edad real de jubilación de entre 42 y 50 años según sean personal de exterior con 42 años, y los de oficinas lo hacen con 50 años. Desde 1990 la mitad de los mineros prejubilados lo han hecho con menos de 45 años y casi el 80% con menos de 50 años. Para haber optado a esta prejubilación de oro solo basta haber trabajado un mínimo de ocho años en el sector minero y apenas tres años en la empresa que prejubila. Por tanto y sabiendo estos datos, no extraña que se nieguen a que esto se les acabe.
La minería española, de protestas en Madrid. Por mucho que se empeñen, creo que tiene muy negro el horizonte, salvo que el estado decida ahora seguir aportando dinero sin fin en forma de subvenciones; cosa que parece no querer, por las informaciones que arroja Industria; de ahí las marchas, huelgas y protestas de este sector, acostumbrado a vivir del presupuesto del Estado, que se han despreocupado durante décadas de los preavisos del final de un sistema, sin buscar alternativas que, según parece con esta actitud, corresponde crearlas al Estado.
Los mineros hoy se han convertido en funcionarios, pero sin pasar por la oposición.
Este es un repaso del planteamiento laboral que tiene este sector levantado en pie de protestas, llamado a renovarse o desaparecer, y que a muchos nos gustaría poderlo aplicar al resto de los colectivos españoles, sobre todo a los que se han quedado en paro, que no tienen de donde exigir que se les siga subvencionando.