Madrid Río ha significado una transformación paisajística que ha convertido el río en un espacio de uso y disfrute cotidiano. La razón es que integra la ciudad en el río introduciendo infraestructuras públicas y privadas que regeneran la zona.
Casi todas las civilizaciones comenzaron su andadura cerca de los lugares con agua. No es casualidad que los primeros madrileños no anduviesen muy lejos del Manzanares cuando instalaron sus hogares. Los avances tecnológicos se sucedieron y fueron apartando a los ciudadanos del río y todo el entorno natural. El futuro entonces era la ciudad, no la naturaleza. Por eso, en nombre del progreso, el paisaje se fue transformando en una jaula de cemento y una telaraña de acero inoxidable. El 'aprendiz de río' fue fagocitado por una circunvalación que resolvía el problema de los coches, la máquina que gobernaba la movilidad de la capital en ese momento.

La concepción de Madrid Río vuelve a los orígenes del concepto de ciudad sin perder de vista el progreso, que discurre por debajo. No es el medio ambiente el que se integra en la ciudad, sino la ciudad la que se funde con el medio ambiente y, en particular, con el Manzanares. Porque este espacio
estructura la expansión urbana y concentra la mirada de los ciudadanos. El Ayuntamiento está trabajando para
crear un paisaje que consiga ese objetivo.

"Hemos creado una infraestructura metropolitana que desplaza el centro de la ciudad al río y trabaja lo global y lo local. Como dice el alcalde, forma parte de una filosofía urbana que no tiene marcha atrás: la del peatón. Ambientalmente, es un sistema verde que une los principales parques de la ciudad hasta crear un eje de 2.961 hectáreas. Aporta equipamientos de ciudad y de distrito. Dota a la ciudad de espacios estanciales, de exhibición y paseo. Crea un sinfín de posibilidades", explica Javier Hernández, director general de Proyectos Singulares.
Una corriente urbana El millón de metros cuadrados recuperados para el espacio público se estructura como foco de atención y de uso diario y cotidiano de los ciudadanos, totalmente accesible. El caleidoscopio de zonas verdes está salpicado de equipamientos públicos: áreas de
juegos infantiles,
espacios deportivos, circuitos biosaludables, una comisaría, 2 centros de interpretación natural,
zonas de espectáculos, aparcamientos, quioscos,
cafés, restaurantes y hasta un
canal de remo. De esta manera, el parque no es un sitio estanco, diferenciado de la urbe. Allí se concentra buena parte de la actividad de servicio público y ocio de seis distritos de la ciudad. Y, en el caso de que el paseo del río no pueda ofrecerlos, los conecta a pie o en
bicicleta.

El origen de esta idea fueron
los jardines del Matadero, el gran contenedor cultural que va a tener la ciudad. El equipo de Gobierno concibió extender una puerta verde desde el río al nuevo megacentro cultural hasta convertirse en una corriente urbana en la que nadan paralelas la historia, el medio ambiente y la cultura. Todo unificado, tal y como se refleja en un mobiliario uniforme elaborado con materiales naturales, al estilo de los jardines japoneses. Aún así,
el río sí se integra con la ciudad, contando con un nuevo cajero que lo convierte en un gran canal a modo de arteria hídrica de la capital.
Coser barrios La transformación en un espacio cotidiano no significa la renuncia a la monumentalidad. Algunos de los principales arquitectos y urbanistas del mundo han participado en Madrid Río.
Los puentes, las pasarelas y las presas han sido su lienzo. La única condición que les pusieron fue que esos pasos elevados sirviesen para coser los barrios de ambas márgenes del río, separados hasta entonces por las vías de automóvil. Ahora se ha recuperado el diálogo urbano y ciudadano. Ya no sólo son lugares de paso, sino espacios estanciales de disfrute urbano. Miradores privilegiados de la ciudad. La intervención patrimonial se ha realizado en dos sentidos. Por un lado, se han recuperado los pasos históricos, dando relevancia a su carácter de conectores de la ciudad con sus vecinos y con el resto del mundo. Por otro, han llegado
nuevas propuestas, como el
puente helicoidal de Perrault o las
pasarelas mosaico, que convierten el propio río en un museo. El arte humano se funde con el arte natural.

Los volúmenes y lógicas urbanísticas del ámbito también han ido cambiando para adecuarse a toda esta mutación urbana. El espacio más significativo es el del estadio Vicente Calderón. Está acordada su demolición, al igual que la ya iniciada en los terrenos de
la antigua fábrica de Mahou. El club rojiblanco hará la mudanza al estadio de
la Peineta. En este espacio se construirá un enorme parque, donde la cervecera conservará edificios de oficinas y la constructora encargada del proyecto construirá nuevas urbanizaciones. Las calles y glorietas anexas reordenan el tráfico del vehículo privado y facilitan el acceso del transporte público. Además, se amplían aceras para que los peatones y los ciclistas puedan transitar.
Revitalización y transformación Son matices del
Plan de Renovación Urbana del Entorno del río Manzanares que se está tramitando. Trabaja sobre el espacio público y el privado. Propone dos líneas de actuación: la rehabilitación, y la revitalización y renovación urbana. En el primer aspecto, recoge la rehabilitación sostenible de viviendas y comercios que den a Madrid Río. Es una manera de utilizar el impulso de la transformación del espacio público para regenerar el ámbito privado. La revitalización y renovación urbana propone la actuación sobre una serie de espacios de oportunidad para usos cívicos y culturales abiertos al público.
Todo esto será en el futuro. El 15 de abril, los madrileños volverán a comprender por qué la ciudad creció junto al Manzanares. Volverán a contar con un elemento que habían perdido ante los coches y que era suyo: el río.