La Fundación Ramón Areces y la Real Sociedad Matemática Española celebraron este jueves la mesa redonda ‘Matemáticas en los nuevos avances en Robótica’, un evento en el que el público asistente pudo conocer los proyectos y trabajos de la escritora e investigadora de Instituto de Robótica e Informática Industrial (CSIC-UPC), Carme Torras, y el investigador del Laboratorio de Robótica de la Universidad Carlos III de Madrid, Carlos Balaguer Bernaldo de Quirós.
Ambos ponentes fueron presentados por el presidente de la Sociedad Científica Informática de España (SCIE) y profesor del Centro de Inteligencia Artificial de la Universidad de Oviedo, Antonio Bahamonde, quien también se encargó de moderar el debate posterior al coloquio entre los ponentes y los asistentes, entre los cuales había muchos “compañeros y amigos de otras universidades”, tal y como dijo Balaguer.
El director de la Fundación Ramón Areces, Raimundo Pérez-Hernández y Torra, dio inicio al acto, destacando en primer lugar las colaboraciones que la institución mantienen “desde hace años” con todas las Reales Academias españolas, esos “lugares de saber junto con los que podemos transmitir todo el conocimiento científico y humanístico a la sociedad”. Asimismo, el director añadió que España se encuentra “en un siglo prometedor en el ámbito matemático, ya que aunque falta vocación entre los jóvenes en este ámbito, tenemos las generaciones mejor formadas de las últimas décadas”.
Por su parte, el presidente Francisco Marcellán Español, caracterizó el problema de la divulgación y enseñanza de las Matemáticas como “un problema estructural”, el cual hace cada día más visible la necesidad de hacer de esta materia un conocimiento “accesible” para todos los ciudadanos. “Las Matemáticas no son la ciencia de la seguridad, es la ciencia del debate, y por eso los matemáticos tenemos mucho que decir”. Asimismo, Marcellán hizo hincapié en la “urgente necesidad de conformar un pacto para la educación y la ciencia” que permita que España “no sea un país de ocurrencias, sino un país de hechos”.

El salón de actos de la Fundación Ramón Areces acogió en primer lugar la ponencia de la investigadora Carme Torras, quien presentó el proyecto que está llevando a cabo junto a su equipo de trabajo, denominado ‘CLOTHILDE’ (Cloth Maniputaltion Learning from Demostrtions), y cuyo fin se sustenta en permitir que robots humanoides puedan manipular materias versátiles, como la ropa. Este estudio se enmarca en las investigaciones que diferentes instituciones y universidades llevan a cabo para desarrollar robots que permitan ofrecer labores más allá de las industriales, tales como asistenciales.
De esta forma, el proyecto de Torras tiene como objetivo que los robots humanoides puedan ejercer en el campo de la logística asistencial; la gestión de retornos de productos textiles; y, por último, ayudar a vestirse a personas con movilidad reducida por diferentes problemas o enfermedades. “La aplicación de las matemáticas en este reto entra en la necesidad de conseguir que los ‘macroestados’ de la ropa y el reconocimiento de estos por parte del robot se haga por imágenes”, explicó Torras a los asistentes.

Por otro lado, la investigadora y escritora no quiso obviar las implicaciones sociales y éticas que el desarrollo de este tipo de robots tienen: “El objetivo es que en un momento dado puedan tomar decisiones, y eso implica una parte ética y de valores que no se puede olvidar. Además, con el uso de robots asistenciales también entramos en la esfera emocional, ya que se les puede acabar cogiendo cariño”, indicó. Por ello, la comunidad ha comenzado a desarrollar la denominada Roboética, un campo de trabajo con el que se estudia la aplicación de la Ética humana a la Robótica, y la introducción de códigos éticos en los robots.
El también investigador Carlos Balaguer llevó a cabo una conferencia “que parece complementar a la de mi compañera”, tal y como aseguró desde el atril. “Los avances en la robótica es algo complejo y muy caro”, indicó Balaguer, quien lleva a cabo varios estudios junto a estudiantes de doctorado en los laboratorios de la Universidad Carlos III de Madrid.

“Tratamos que toda nuestra labor sea lo más interdisciplinar posible”, por lo que en sus estudios sobre robótica también participan médicos, sociólogos, matemáticos, entre otras profesiones. Y es que, como había expuesto Torras, el futuro en el cambio de la robótica pasa por conseguir que los robots ejerzan labores tan diferentes como las asistenciales, de rehabilitación o de mantenimiento de infraestructuras, y por ello se requieren conocimientos de todo tipo.
A día de hoy, todo ello está siendo plasmado en Teo, un robot humanoide creado en la madrileña Universidad Carlos III. Sin embargo, Balaguer indicó a los asistentes que a día de hoy son necesarios cuatro requerimientos básicos para la creación de un robot humanoide disponible para el uso asistencial: la locomoción bípeda, la bi-manipulación de objetos, la percepción de multiniveles y la estabilidad física, cuatro facultades para las cuales las matemáticas “son totalmente imprescindibles”, dijo.
De cara al futuro, ambos profesionales señalaron como fin el aprendizaje automático de los robots a través de patrones matemáticos, un hecho para el que habrá que trabajar y para el cual vuelven a ser indispensables las Matemáticas.