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Hospital Gregorio Marañón
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Hospital Gregorio Marañón (Foto: Chema Barroso)

Investigadores del Gregorio Marañón identifican la relación entre soledad y esquizofrenia

Por Fernando Rodríguez
lunes 21 de febrero de 2022, 07:41h

De acuerdo con lo expuesto por Organización Mundial de la Salud (OMS), se puede entender la esquizofrenia como “un trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal”. La enfermedad afecta a la vida cotidiana de quien la padece, ya que provoca una combinación entre “alucinaciones, delirios y trastornos graves del pensamiento y el comportamiento”. A pesar de que no afecta a la consciencia ni a las capacidades intelectuales, en los casos más severos, puede llegar incluso a resultar “incapacitante”.

A nivel mundial, la esquizofrenia afecta a más de 21 millones de personas y es más frecuente en hombres (4,5 por ciento) que en mujeres (2,9 por ciento), según el informe ‘Salud mental en datos’, publicado por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España en diciembre de 2020. Por franjas de edad, la frecuencia es doble entre los 20 y los 49 años y se iguala a partir de los 65, apareciendo entonces un ligero incremento en las mujeres. A nivel social, es posible identificar un mayor grado de aparición en rentas bajas y muy bajas

La esquizofrenia afecta a 21 millones de personas en todo el mundo

Investigadores del Hospital General Universitario Gregorio Marañón han descubierto ahora la relación entre el aislamiento, tanto objetivo, es decir, la ausencia de relaciones sociales, como percibido, o lo que es lo mismo, el sentimiento de angustia asociado a la ausencia de relaciones significativas, y el desarrollo de trastornos mentales como la psicosis y la esquizofrenia. Para ello se han basado en el estudio genético sobre una muestra de 3.488 personas. De ellas, 1.927 presentaban un cuadro de esquizofrenia y 1.561 actuaron como controles sanos.

El análisis, pionero en su campo, ha sido desarrollado por el equipo de Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Gregorio Marañón y jefe del grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM). En concreto, el trabajo ha sido dirigido por el genetista e investigador del Área de Psiquiatría, Javier González Peñas, junto a Álvaro Andreu Bernabéu y con la colaboración de diferentes grupos del CIBERSAM que participan en el Consorcio de Genómica Psiquiátrica.

Los investigadores del Hospital Gregorio Marañón, Javier González Peñas y Álvaro Andreu Bernabéu. (Foto: Madrid Salud)

Los resultados de la investigación concluyen que existe un riesgo genético compartido entre soledad y esquizofrenia. “Aunque ya existían numerosas evidencias epidemiológicas y clínicas al respecto, no así en el plano biológico. Nuestro estudio permite estudiar la cuestión desde la variación genética y, en definitiva, ver cómo esta relación entre soledad y esquizofrenia trasciende lo puramente ambiental y se vincula con la información inscrita en nuestro genoma”, explica González Peñas.

"La relación entre soledad y esquizofrenia es circular"

Otro aspecto llamativo derivado del estudio es que la conexión entre soledad y esquizofrenia, lejos de seguir siempre una misma dirección, es circular. “Ya se había constado que, una vez que el sujeto desarrolla la sintomatología, tiende a buscar un cierto aislamiento o, simplemente, a sentirse más solo. Se trata entonces de determinar, a partir de la información genética, qué es antes, si el huevo o la gallina. Si es solo la enfermedad psiquiátrica la que conduce a la soledad o viceversa. A partir de la información genética obtenida podemos concluir que la relación se produce en ambos sentidos”, añade González Peñas.

De la investigación se desprende también que el riesgo genético de desarrollar esquizofrenia a partir de la soledad puede tener un mayor peso en el caso de las mujeres que en el de los hombres. Esto, matizan los expertos, no quiere decir que las mujeres sean más vulnerables al desarrollo de trastornos psicóticos por una cuestión genética, sino que aquellas que se encuentran en una situación de aislamiento o que atraviesan una etapa de mayor soledad son más propensas a establecer esta conexión entre ambas entidades. El rol de la mujer en nuestra sociedad, en un ambiente donde se juzga mucho más la conexión social con el entorno, siendo por tanto las relaciones humanas un pilar fundamental en cuanto al bienestar psicológico, podría ser la causa que se esconde tras esta vinculación.

Contexto pandémico

A pesar de que el estudio comienza a finales de 2019, antes de la llegada del coronavirus a nuestras vidas, los responsables del mismo apuntan a que la pandemia y, en especial, el confinamiento impuesto entre marzo y junio de 2020, son contextos muy proclives para la aparición y el desarrollo de todo tipo de trastornos mentales. Esto se debe a que, tal y como ha quedado patente a partir de diversos estudios, han aumentado de forma muy notable los índices de soledad y aislamiento a raíz de las medidas de restricción social adoptadas por los gobiernos de todo el mundo para tratar de poner freno a la escalada de los contagios.

Confinamiento en Madrid. (Foto: Chema Barroso)

Con vistas al futuro, la vinculación entre soledad y esquizofrenia podría ser clave para entender las relaciones genéticas con otros trastornos psiquiátricos complejos, como el trastorno bipolar o el trastorno obsesivo compulsivo. También con otras afecciones psicológicas como pueden ser la depresión, la ansiedad, el autismo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad o el alcoholismo. Es por ello que, desde las instituciones, se debe poner el foco en prevenir y combatir las situaciones de aislamiento social como detonantes de distintos tipos de enfermedades. Los propios científicos lo tienen claro: “tenemos la firme intención de seguir investigando en esta línea, pues consideramos que puede haber grandes hallazgos, más aún en el contexto actual”.

"Vamos a seguir investigando"

Las conclusiones de la investigación desarrollada en el Gregorio Marañón han obtenido una gran repercusión mediática e incluso han logrado trascender las fronteras de nuestro país. Tanto es así que, tras las pertinentes revisiones y controles de calidad, el estudio ha sido finalmente publicado en la prestigiosa revista científica Nature Communications. El texto puede consultarse aquí.

¿Cómo detectar la esquizofrenia?

El papel que juega el entorno más próximo al individuo con trastornos psicológicos y psiquiátricos, afirman los expertos, resulta fundamental en la detección, el posterior tratamiento y la prevención de posibles recaídas. De tal forma, conviene conocer lo mejor posible enfermedades como la esquizofrenia para detectar los síntomas de manera precoz y facilitar así la intervención de los servicios médicos. Entre las principales señales que apuntan a un posible caso de esquizofrenia destacan el insomnio y el cambio en los hábitos de sueño, la ansiedad, la irritabilidad, la pérdida de apetito, la desconfianza hacia su entorno y el aislamiento o retraimiento social.

En la región existen múltiples instituciones que prestan apoyo tanto a los propios enfermos como a sus amigos y familiares. Si padece de esquizofrenia o conoce a alguien que atraviese una situación similar, no dude en contactar con las asociaciones especializadas en esta enfermedad, tales como la Asociación Madrileña de amigos y familiares de enfermos con esquizofrenia (AMAFE), la Federación Madrileña de Asociaciones pro Salud Mental (FEMASAM) o la Asociación Salud y Ayuda Mutua (ASAM), entre otras. Los datos de contacto de las diferentes agrupaciones pueden consultarse a través de sus respectivas páginas web.

Además, desde la Administración pública madrileña se pone a disposición de los ciudadanos la Red de Atención Social a personas con enfermedad mental grave y duradera, integrada por centros y servicios de diversa tipología que ofrecen programas para atender las necesidades de estas personas, apoyando la mejora de su autonomía y calidad de vida, potenciando su integración en sociedad y ofreciendo apoyo a sus familias. El servicio dispone de más de 6.500 plazas y su acceso está condicionado a la derivación por parte de los Servicios de Salud Mental de referencia.

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