Hay muchos destinos turísticos en España pero pocos mantienen su atractivo durante todo el año. Las costas de Gandía, a solo cuatro horas de Madrid, ofrecen no solo más de 3.000 horas sol al año y tres kilómetros de playas cristalinas; también, esta ciudad goza del dinamismo de su cultura y de su identidad, con las fallas como ejemplo, y una rica historia en la que hasta la mismísma familia renacentista de los Borgia tiene su propia página destacada.
En cualquier estación del año, da igual cuándo tengamos unos días libres, Valencia es una alternativa a la que miran muchos madrileños por su clima generoso, su potente sector turístico y el atractivo de sus costas. Y, entre todas las opciones de su rico literal, destaca Gandía, con un generoso pasado y vivas tradiciones.

Un festival para los sentidos
Sin duda, la más importante de sus costumbres es las fallas, que tienen lugar en marzo. Con su propio museo fallero, Gandía vive esta fiesta esencial de la identidad valenciana con intensidad, aunque, eso sí, lo hace sin las aglomeraciones de la capital. Como ocurre cada año desde hace más de un siglo, sus calles se convierten en un muestrario de impresionantes monumentos falleros. Su exhibición durante varios días hasta que se les prende fuego concurre con el acompañamiento permanente de petardos y mascletás, de música tradicional, bullicio y platos de la gastronomía local que convierten estos días un auténtico festival para los sentidos.
Pasear por el casco de Gandía es imaginar el mundo del pasado. El centro histórico conserva el aroma de los siglos XV y XVI, dos siglos marcados por la huella de la poderosísima familia de los Borgia. Nobles hispanoitalianos, mecenas de los mayores artistas y científicos mundiales (citemos Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci) e incluso papas, Gandía fue la residencia para algunos de los más sobresalientes miembros de este linaje como Francisco de Borja, a la sazón, duque de Gandía.
En el Palacio Ducal –en el que se realizan conferencias, proyecciones de cine y, por supuesto, visitas guiadas- aún podemos recorrer su habitación y contemplar cosas tan curiosas como su máscara mortuoria. Y ojo a la agenda porque varias veces al año este recinto acoge uno de los planes más curiosos: el Tast de la Duquessa, unas jornadas que combinan cerveza artesana y comida típica en un incomparable entorno.

Un entorno natural sorprendente
Y hay más: el Monasterio de San Jerónimo de Cotalba, la iglesia del Beato Andrés Hibernón, el convento de San Roque o el de Santa Clara son también puntos de interés que reflejan el patrimonio cultural de Gandía. Reseñable es la Plaza Mayor, que, con la gótica Colegiata de Santa María delimitando su perímetro, guarda el pulso de la vida diaria de la ciudad y sirve de fondo cada Sábado Santo al Visitato Sepulchri, un drama litúrgico y popular con medio milenio de antigüedad.
Los espacios naturales son otro de los ases bajo la manga de Gandía su entorno, con el paraje natural Parpalló-Borrell, la Marjal, el espacio natural de L'Ullal de L'Estany o el castillo de Bairen. Y, por supuesto, las playas. Con tres kilómetros de fina arena, aguas azules y un generoso paseo marítimo, Gandía es una gran opción para disfrutar de temperaturas suaves todo el año, con inviernos dulces y veranos para recordar de noches frescas y brisa marina.