El Palacio de Velázquez, en el Parque de El Retiro, acoge desde el pasado 22 de octubre y hasta el próximo 4 de abril la exposición de la artista noruega Anna-Eva Bergman 'De norte a sur, ritmos', formada por 70 cuadros.
Bergman consideraba el ritmo como elemento estructural de la pintura, algo que surgió tras emplear numerosos materiales como hojas de metal, pan de oro, plata o cobre, formas, líneas y colores.
Su obra bebe en sus inicios de los artistas alemanes de la Nueva Objetividad, pero en los años 50 da un importante cambio hacia la abstracción pictórica. Los protagonistas de sus cuadros comenzaron a ser los motivos naturales, mitología escandinava o la luz nórdica.
Vivió en Menorca durante un año, pero el viaje que influyó por completo en su obra fue en 1962. En Almería comenzó a crear sus primeros horizontes, motivo que retomó al volver a pintar los paisajes noruegos. La unión entre norte y sur desembocó en una formalidad semejante, aunque de tonalidades muy diferentes, entre ambos paisajes.
"En sus viajes, la artista realizó un gran número de fotografías que utilizaba como rastro, memoria o recuerdo, de este modo pintaba sus paisajes a partir de la distancia entre la pintura y lo percibido, transformado por el paso del tiempo", explican desde el Museo Reina Sofía.
La exposición ha sido organizada en colaboración con la Fundació Per Amor a l’Art – Bombas Gens Centre d’Art y la Fundación Hartung Bergman y es comisariada por Christine Lamothe y Nuria Anguita, directora del IVAM.