El pasado año los técnicos y grúas del Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid, con la colaboración de la Policía Municipal, los Servicios Sociales y las Juntas de Distrito, desmantelaron un total de 251 chabolas a lo largo y ancho de la capital. Por distritos, destacan los de Villaverde, con 85 infraviviendas derribadas, Chamartín (73), Villa de Vallecas (39, de las cuales 28 se ubicaban en la Cañada Real Galiana), Moratalaz (22), Tetuán (18) y Ciudad Lineal (11). En muchas de ellas, aseguran desde el Consistorio, “se distribuía droga y se cometían otros actos ilícitos”.
El equipo de Gobierno municipal ha actuado también, aunque en menor medida, en Hortaleza (tres), Carabanchel (tres), Puente de Vallecas (dos) y Fuencarral-El Pardo (dos), donde la problemática es menor. Además, hay hasta 22 procesos abiertos y pendientes de ejecución en los distritos de Fuencarral, Hortaleza, Moratalaz, Villaverde, Vicálvaro y Villa de Vallecas.
Ha sido precisamente en Villaverde, el distrito con más actuaciones del pasado 2021, donde se llevó a cabo el último derribo de un ‘narcopoblado’ reincidente. En concreto, las ‘narcochabolas’ se ubicaban en el solar de la calle San Bonifacio. A raíz de los antecedentes en avenidas próximas, como San Dalmacio o San Norberto, los vecinos de la zona temen que esta no sea la última vez que las excavadoras deban presentarse en el barrio para proceder a una nueva demolición.

Tras Villaverde, Chamartín es la zona de la capital con mayor número de actuaciones de esta tipología. Tanto es así que entre ambos suman más del 60 por ciento de los derribos chabolistas en la capital durante el último año. Desde la Asociación de Vecinos San Cristóbal, ubicada en el barrio de Castilla, trasladan a Madridiario su preocupación por las molestias que sufren los residentes en los edificios más próximos a los poblados y que se vinculan fundamentalmente con el ruido y la suciedad. “Celebran fiestas hasta altas horas de la madrugada. Los ves en claro estado de embriaguez y con la música a todo volumen. Además, hacen sus necesidades en plena calle”, relatan.
"Con una excavadora no se soluciona nada"
La solución, argumentan los vecinos, dista mucho de las demoliciones, pues estas no hacen más que trasladar el problema a otra parcela libre del barrio. “Con una excavadora no se soluciona nada. Con echarlos de aquí no se solucionada nada. Hace unos seis meses derribaron un asentamiento en nuestra zona y, al cabo de un tiempo, volvieron a instalarse. Lo han hecho a solo unos metros de distancia, en la parcela en la que anteriormente se encontraba el cementerio de Chamartín de la Rosa. Un solar que, además, es propiedad del Ayuntamiento”, explican.
Por el contrario, en la Asociación de Vecinos de San Cristóbal abogan por la vía de la reinserción. “Dormir bajo una tabla y un plástico no es vida para nadie. Sin acceso a agua, con graves deficiencias de higiene… La única solución real pasa por la reintegración de estas personas en nuestra sociedad. Aunque somos conscientes de que resulta muy complicado”, puntualizan.
Para más inri, las chabolas no se concentran únicamente en un punto, sino que se pueden atisbar diferentes poblados en múltiples localizaciones del distrito, tales como las proximidades de la estación de tren de Chamartín, en los alrededores de la M-30 o en los aledaños de la zona de José María Soler.

"Dormir bajo una tabla y un plástico no es vida para nadie"
Otra de las cuestiones que llama poderosamente la atención del vecindario es el "enorme contraste" entre la modernidad y el lujo propio de la ciudad de negocios que pretende desarrollar Madrid Nuevo Norte y la realidad chabolista de la zona. "Hemos llegado a ver auténticas montañas de basura en el aparcamiento de la Estación de Chamartín y, al fondo, el bussines area más importante de Madrid, coronado por las Cuatro Torres", concluyen.
El Ayuntamiento, por su parte, además de “actuar sin descanso cuando se establecen nuevos asentamientos”, insiste en la “gran importancia de las campañas de prevención y concienciación contra la drogadicción, sobre todo entre los más jóvenes”. También en cuanto a la atención que se brinda a las situaciones de vulnerabilidad que se pueden encontrar en este tipo de infraviviendas. Para ello se pone a disposición de sus moradores la posibilidad de acceso a alternativas habitaciones y otros servicios que, por lo general, son rechazados.
Desde que comenzase la actual legislatura en junio de 2019, el equipo de Gobierno local ha desarticulado hasta 422 chabolas e infraviviendas. De estos asentamientos ilegales, 70 fueron derribados en la segunda mitad de 2019, entre los meses de junio y diciembre, y 101 ya en el año 2020.

Contra la ‘okupación’
Más allá de la problemática chabolista, el Consistorio capitalino hace hincapié en su compromiso “sin descanso contra la okupación y los perjuicios que genera a los vecinos y al entorno" porque "Madrid no es ciudad para okupas”. Junto a la erradicación de los asentamientos ilegales, el Ayuntamiento ha acometido también el desalojo de diversos espacios municipales okupados, como La Ingobernable, La Dragona o el solar de Antonio Grilo, entre otros.
“Madrid no es ciudad para okupas”
En paralelo, desde el Área de Desarrollo Urbano se ha puesto en marcha un contrato de vigilancia específica para evitar la okupación en inmuebles municipales. Esta medida se suma a la puesta en marcha, hace ya un año, de la 'oficina antiokupación', cuyo objetivo no es otro que prestar atención y asesoramiento individualizado a los ciudadanos que sufran esta cuestión.
Pese a los esfuerzos del Gobierno municipal, desde la Plataforma de Afectados por la Ocupación apuntan a que la tradicional “patada a la puerta” ha ido disminuyendo progresivamente desde las últimas instrucciones de la fiscalía general del Estado, que datan de septiembre de 2020. Por el contrario, matizan, ha aumentado de manera exponencial la ‘inquiokupación’, un nuevo fenómeno en el que los okupas entran como inquilinos en una vivienda arrendada, pero, al cabo de unos pocos meses, dejan de pagar el alquiler.