Radar de recaudación rápida

El Ayuntamiento de Madrid ya ha instalado otro mecanismo de recaudación rápida y segura, lo que se ha venido en llamar “radar de tramo”, en el paseo de Extremadura, donde, en una longitud determinada, se medirá la velocidad media del vehículo, y si ésta rebasa la permitida, multa al canto. Esto forma parte de proceso de conversión de la A-5, en tramo urbano. Para tal fin, además de radar, se han instalado los nuevos semáforos.

El objetivo es un tres en uno: reducir el número de accidentes en este punto (una media de 86 al año); rebajar los niveles de contaminación atmosférica y disminuir el nivel de ruido que tantos quebraderos origina a los vecinos.

Todo esto es muy loable, justo y necesario, pero la interrogante está en saber si con los nuevos semáforos y el radar delator, se van a conseguir los objetivos previstos. Vayamos por partes: a menos velocidad, reducción de la siniestralidad, y se limitara a 5 kilómetros-hora, el riesgo de accidentes sería prácticamente nulo. Los responsables municipales admiten que ese control de la velocidad, hará que ésta se reduzca considerablemente, y en consecuencia, aumentarán los atascos en las entradas y salidas por esta vía. Y a más atascos, mayor nivel de ruido, y también de contaminación atmosférica. En definitiva, que se puede cumplir el primer objetivo, pero no los otros dos, con el agravante de que se van a producir emisiones de humos más elevadas que las de ahora, en una zona especialmente sensible desde el punto de vista medioambiental, ya que se encuentra junto al pulmón verde de Madrid, que es la Casa de Campo. Pues menudo negocio que vamos a hacer, aunque para negocio el de las arcas municipales, por la recaudación producida por ese radar de tramo, cuando, a partir del 16 de abril, las sanciones dejen de ser informativas y lleguen al bolsillo del infractor.