Juan Casado, profesor y pediatra emérito del Hospital Infantil Niño Jesus de Madrid, comienza a caminar como escritor con 'El embrujo del violonchelo' (editorial Siglantana). Una novela ambientada en el mundo rural del siglo pasado con un protagonista: Julián. Un campesino que descubre los beneficios de la música.
Se despierta poco después de las cinco de la madrugada. Con sueño pero con mucho trabajo por delante, llega al Hospital Niño Jesús poco tiempo después. Se calza sus zapatillas de deporte y cruza al Retiro para correr al menos una hora. Después, regresa al centro sanitario, se ducha, desayuna y antes de las ocho de la mañana comienza su jornada laboral. Reuniones con los médicos del hospital para evaluar los casos pendientes de pacientes y hasta que no queda todo listo, no cruza las puertas del hospital para regresar a su casa. Así es el día a día de este profesor y pediatra emérito del Niño Jesús. Y entre todo este ajetreo diario, Juan Casado saca tiempo para escribir y publicar su primera novela: 'El embrujo del violonchelo'.
Una novela humana y ambientada en el mundo rural del siglo pasado. Un libro que engancha y consigue llegar al corazón por la manera en la que relata la historia, cercana y apegada a una realidad que acontece en las poblaciones rurales. Igual de cercano que escribiendo, Casado entabla una conversación con Madridiario en la que muestra su sorpresa ante el éxito recogido por su primera novela: "Fue mi hija quien me animó a enviar la historia a una editorial. En los últimos años había escrito cosas pero esto funcionó. Gustó en la editorial y se publicó".

Julián, el protagonista, es un campesino introvertido y tradicional que aprende a disfrutar de la música culta gracias a los ensayos que su hija, violonchelista, realiza en el patio de su casa y a la sensibilidad de las mujeres que la acompañan en la vida, su madre, su mujer y su hija.
Un médico rural (Don Anselmo), una violonchelista, un alcalde y un maqui son el resto de personajes que trazan varias tramas hasta alcanzar un final sorprendente. Y la aparición de otro doctor más joven, con más recursos y una aproximación a las nuevas tecnologías que facilita su trabajo provoca una "simbiosis" entre los dos que consigue empatizar con el lector: "El joven aprende de la humanidad y de la capacidad de escucha de un médico que cura además el dolor del alma y el médico tradicional conoce otras técnicas más modernas de diagnóstico que tratan enfermedades". Don Anselmo aprende cada día y ese entusiasmo es similar al que siente Juan Casado que se debe a sus pacientes. De ahí quizás esa conexión, desde el primer momento, con el personaje.
Y aunque Casado asegura que no tiene nada de autobiográfico en su primera novela, lo cierto es que sus vivencias y experiencias le han ayudado a la hora de escribir. Sobre todo cuando refleja la necesidad de desempeñar la medicina desde el punto de vista integral: "El médico no solo es el que sana las dolencias, también escucha a los pacientes, se convierte en su confidente, en su psicólogo, hay que tener en cuenta el alma del paciente".
Un niño con tosterina mantiene en vilo al lector desde el principio de la novela. Un joven personaje que convive con otros, algunos de ellos complicados y con los que Casado ha tenido que lidiar para describirlos. El alcalde es uno de los protagonistas más difíciles: "Un personaje falangista que se hace dueño del pueblo con las pistolas y los puños. Ponerse en la piel de quien hace sufrir es complicado". Un personaje cruel pero con algunos matices y otros que van evolucionando a pesar de sus situaciones: "Es un canto a la esperanza de la humanidad".

Las mujeres que describe son humildes y sacrificadas. "Unas mujeres que han hecho su labor en solitario", explica Casado. Con una gran personalidad y capaces de guiar a las personas que viven a su alrededor, estas féminas ocupan un lugar esencial entre sus páginas: "El libro es también un homenaje a esas mujeres que sacan a su familia adelante y no se las reconoce".
¿Y por qué el violonchelo?: "Es un instrumento que llega al alma, que permite sentirse triste o contento y hasta llorar". Casado, que se describe melómano, escucha música clásica o "culta", como la define, desde siempre. Una afición que ha trasladado a las página de este libro y que forma parte de la vida de los protagonistas. Porque igual de vital resulta para los tratamientos médicos: "La música ayuda hasta a los prematuros. Engordan más y se sienten más serenos". Y es que para cualquiera que acompañe su día a día de melodías y cantos consigue un beneficio absoluto para su salud: "La música es un bálsamo para el cerebro y el corazón".
Y al ritmo del violonchelo, este escritor incipiente que ha dado sus exitosos primeros pasos en el mundo de la literatura ya piensa en su segunda novela. Animado por la buena acogida de su primer trabajo, adelanta que el próximo verano aprovechará su merecido descanso para meterse de lleno en los personajes que, como ha ocurrido en El embrujo del violonchelo, trasmitirán "interesantes mensajes repletos de humanidad".