La película de Álex de la Iglesia era, a su vez, adaptación de otra italiana firmada por Paolo Genovese. David Serrano y Daniel Guzmán son los adaptadores para la escena de esta reunión amistosa que puede desembocar en enfrentamientos. La situación de partida no es nueva ni en el teatro ni en la gran pantalla. Varias parejas de amigos se juntan para cenar. Y surge un juego que parece divertido pero puede resultar letal: dejar todos los teléfonos móviles encima de la mesa y permitir que todos los comensales puedan ver y oír cualquier llamada o mensaje que entre en ellos.
Como dicen el personaje que encarna Alicia Borrachero, el problema que tenemos es que casi toda nuestra vida la hemos depositado en estos aparatos. Si las personas que rodean, sobre todo las más cercanas, conocieran todo lo que hay en ellos se producirían muchas rupturas. El juego se inicia con la premisa tópica de que ‘yo no tengo nada que ocultar’. Pero a partir de ese momento las sorpresas no dejan de producirse y nos llevan a preguntarnos: las personas que nos rodean ¿son perfectos desconocidos para nosotros?
Daniel Guzmán, que ya ha debutado como director de cine hace tres años con A cambio de nada, se inicia también en este oficio teatral mientras interpreta como actor otra producción: Dos más dos. Fue sobre el escenario donde el actor debutó el año 1996 con Yonquis y yanquis. Después una sucesión de exitosos trabajos televisivos y cinematográficos le aparto del teatro hasta el año pasado.
Para el debut se ha rodeado de un excelente plantel de actores que encabezan Alicia Borrachero y Olivia Molina. Junto a ellas intervienen el televisivo (e Yllana) Antonio Pagudo, Elena Ballesteros -en el que, creo, es también su debut teatral- Jaime Zataraín, después de estar varias temporadas en el autobús de Priscilla, Fernando Soto e Ismael Fristchi.
Perfectos desconocidos se estrena en el teatro Reina Victoria hasta el 6 de enero.
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