Ya figura entre los diez mejores docentes de Primaria a nivel nacional, y aún puede que le ponga nombre al premio Educa Abanca 2017 en su categoría. Pero mientras llega enero, momento en el que se dará a conocer el fallo del Jurado, María Teresa Príncipe Gómez vive ya “una inmensa mezcla de emociones”, sintiéndose ya ganadora, porque el mejor triunfo es ver recocida su labor por escolares y familias, según relata un comunicado del Ayuntamiento de Valdemorillo, municipio donde se encuentra el colegio donde imparte clases María Teresa.
Y es que el agradecimiento de sus alumnos, la nota tan sobresaliente que le ponen éstos y también sus padres a la gestión que sigue en las aulas del Juan Falcó, le han merecido llegar a situarse entre esta decena de finalistas, "sintiendo con ello la satisfacción de vivir su vocación y, sobre todo, el acierto de su especial compromiso con la educación emocional". Porque esta es la clave para ella, la mejor de la lecciones por aprender e impartir, “el llegar primero al corazón, el formar a los alumnos, ante todo, como personas”.
Y es que esta profesora no tiene ninguna duda en la escala de prioridades que entraña la gran responsabilidad de enseñar, “porque los alumnos, me importan, ellos son lo importante”. Y a juzgar por su presencia en estos Premios, convocados precisamente para avanzar hacia un modelo educativo diferente, donde "el alumnado mejore su comprensión de los contenidos abordados y su valía como integrante de la sociedad, ellos, los escolares del Juan Falcón tanto la conocen, lo saben y lo disfrutan, agradeciendo a su ‘profe’ que se incline tanto por transmitir valores, la más fundamental de las asignaturas", contínua relatando el comunidado del Ayuntamiento. Prueba de ello, además, es el libro que firma junto con María Lourdes Prado Ramos, presentado ya a finales de septiembre en Valdemorillo para acercar el título, ‘Educación social y emocional. Emociónate con Coco’, haciendo partícipe así de los retos que plantea este tema a toda la comunidad escolar y por extensión al conjunto de la población.
Toda una experiencia que "también vivió con emoción", y que viene a avalar las ‘virtudes’ que la sitúan en esta auténtica lista de honor para todo profesional de la enseñanza. Las mismas que ahora toca puntuar, baremar en función de criterios como su capacidad en la ya citada transmisión de valores, formación curricular y proyección social, así como a la hora de innovar y aplicar las nuevas tecnologías en el propio desarrollo de las clases, como las que ahora imparte a los más mayores del colegio público valdemorillense, y, por supuesto, el grado de aceptación entre los alumnos.