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EDUCACIÓN

William Ivey, coordinador del Programa de Enseñanza Primaria (PEP) del Bachillerato Internacional en la Institución Educativa SEK.
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William Ivey, coordinador del Programa de Enseñanza Primaria (PEP) del Bachillerato Internacional en la Institución Educativa SEK. (Foto: SEK)

La investigación como base del aprendizaje desde edades tempranas

Por MDO
martes 13 de junio de 2017, 07:58h
Así es el método educativo de las Unidades de Indagación, basado en una concepción constructivista, experimental y de transversalidad en el conocimiento.
Llegar a un examen y encontrarse con preguntas que nunca antes habían visto. Podría ser la pesadilla de cualquier alumno aplicado, aunque en el caso del método educativo de Unidades de Indagación es, en realidad, el día a día de los escolares. Cada vez más corrientes pedagógicas apoyan una visión más conceptual de la enseñanza, en la que, más que aprender de memoria se desarrolle y refuerce una estructura misma de aprendizaje: herramientas, técnicas y conceptos universales que sirvan al alumno para desarrollar sus conocimientos en cualquier contexto y ante cualquier problema, dentro y fuera del aula, para el crecimiento académico o por interés personal, en el presente inmediato y en el futuro más inimaginable.

Dentro de este concepto de enseñanza, que se basa en el constructivismo o el aprendizaje a través de la propia experiencia del alumno, el trabajo en unidades de indagación se ha erigido como una herramienta útil y efectiva.

“Se trata de una especie de modalidad de trabajo por proyectos en el que los alumnos aprenden a partir de la investigación y no solo de lo que dice el profesor”, explica William Ivey, coordinador del Programa de Enseñanza Primaria (PEP) del Bachillerato Internacional en la Institución Educativa SEK. La Organización del Bachillerato Internacional (IB), que fue creada en los años sesenta por un grupo de diplomáticos que querían dar una continuidad a la educación de sus hijos a pesar de sus frecuentes mudanzas de país a país, fue uno de los primeros en adoptar este sistema de unidades de indagación por su universalidad. “Es un sistema de conceptos, a veces abstractos, que trata de poner en contextos reales y diversos el aprendizaje”, aclara Ivey. Que lo aprendido sirva para seguir aprendiendo, que se entienda, por ejemplo, qué es un conflicto cuando se estudia la Revolución Francesa y sirva para entender cualquier otra situación similar que pueda haberse dado a lo largo de la historia, en la actualidad o en el futuro.

Para ello, se busca no compartimentar el saber en asignaturas sino, como ocurre en la vida real, adquirir los conocimientos de manera transversal y basándose más en la experimentación que en la memorización. Una unidad de indagación relativa a, por ejemplo, las plantas, sirve para investigar sobre conceptos de ciencias naturales, pero también de química, de medio ambiente e, incluso, de matemáticas e idiomas. El recorrido es más natural y las técnicas de autoaprendizaje –fomentar la curiosidad del alumno e invitarle a indagar sobre un mismo tema desde todas las perspectivas posibles- hacen que el resultado sea más sólido.

Habilidades del siglo XXI

La memoria era la herramienta fundamental en el modelo de educación tradicional. Ahora, sin embargo, lo que se busca es fomentar las habilidades del siglo XXI. “Buscamos que sepan actuar, moverse para encontrar soluciones a problemas, buscar en Internet, ser flexibles, creativos, saber comunicar, saber pensar, tener habilidades sociales y de autocontrol”, explica Ivey, quien antepone a lo aprendido “las habilidades que consiguen y desarrollan en ese aprendizaje”.

“Hay ciertas nociones globales y universales que servirán en el futuro para trabajos que ni siquiera existen hoy; se trata de que nuestros alumnos puedan adaptarse a situaciones totalmente nuevas. No podemos adivinar lo que viene, pero sí formar personas flexibles que sean capaces de hacerle frente, sea lo que sea”, añade el educador.

Desde la Educación Infantil

Este método, aunque se empieza a impartir de manera oficial en Primaria como base para Secundaria, puede aplicarse desde las edades más tempranas de la escuela. “En Infantil es, por un lado, más difícil porque los niños pequeños tienen menos capacidad para abstraerse y generalizar. Sin embargo, existe una ventaja, y es que los menores de seis años lo entienden todo como un conjunto, no tienen la noción de área o asignatura aprendida, por lo que las unidades de indagación son la manera normalizada y natural de aprendizaje”, explica Ivey. “A veces, de hecho, la noción del PEP -referente al Programa de la Escuela Primaria, el primero de la Organización del Bachillerato Internacional- coge elementos y prácticas típicas de guarderías y escuelas infantiles para la Educación Primaria”. En el caso de SEK International Schools, el PEP se comienza a impartir desde los 3 años de edad.

Además, otra característica natural de los niños más pequeños que puede estimularse de cara a un aprendizaje futuro en unidades de indagación es la curiosidad. Según los expertos en educación infantil, entre los 2 y los 5 años de edad, los niños pueden llegar a formular hasta 500 preguntas al día. Este afán por el descubrimiento se puede canalizar hacia las siguientes etapas de la educación.

El papel del profesor

Además de una formación específica, el rasgo más característico del profesor en este tipo de métodos educativos es la flexibilidad. El papel del maestro se aleja del rol tradicional de transmitir el conocimiento para ser un facilitador de conexiones y experiencias.

“En cada situación, con cada unidad o con cada alumno, el profesor adapta su papel, cambia su metodología diaria según las necesidades del alumno”, cuenta el coordinador PEP, quien hace referencia también a la necesidad de tener en cuenta los distintos ritmos, capacidades e inteligencias de los alumnos que comparten clase. “La clave es ser para ver que el aprendizaje ocurre y que ocurre para todos, aunque sea de manera diferente”.
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