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Oxígeno en la cárcel

Oxígeno en la cárcel

Por Carmen M. Gutiérrez
martes 03 de febrero de 2009, 00:00h
Plantar, podar o desbrozar. Las actividades que realizan jardineros y trabajadores forestales pueden ser poco llamativas, pero para las internas de la cárcel Alcalá I suponen no solo una oportunidad de adquirir habilidades, sino también de sentirse mejor consigo mismas.
Las internas de Alcalá-Meco han recibido este martes una visita nada habitual. La ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino, Elena Espinosa, y la secretaria general de Intituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, han acudido hasta la prisión para entregar los diplomas a las 19 mujeres que han superado el curso de jardinería y trabajos forestales que desde hace tres años se imparte en las cárceles españolas a través del Proyecto Oxígeno.

"La reinserción existe", espeta Nerea, segura de que aprovechará la oportunidad que le han dado cuando salga libre dentro seis meses. A esta joven de 21 años ya le gustaban los trabajos relacionados con el medio ambiente. Ahora, tras su primera incursión profesional, que le ha permitido hacer prácticas en el vivero de la cárcel y en la sierra del Guadarrama, quiere ampliar sus estudios sobre silvicultura e, incluso, hacerse profesora de estas técnicas.

Un sector de futuro

A Nerea, muy intrépida, la poda en altura es lo que más le ha gustado del curso de un año de duración que acaba de finalizar. Ella, como otros 220 internos de toda España ya han terminado el periodo de formación, pero hay otros 200 que han empezado en diciembre. Todos en un sector, el del medio ambiente, que "sigue siendo un yacimiento de empleo a pesar de la crisis" y que podrá generar muchos puestos de trabajo en un futuro, según la visión que Espinosa ha compartido con los presas.

Sin embargo, los beneficios no sólo se centran en acercar a los presos al mundo laboral. Según la orientadora de los cursos que se imparten en los centros penitenciarios de Alcalá de Henares, Navalcarnero y Segovia, Paloma Pérez, más de la mitad de los alumnos que ahora están en libertad tienen trabajo y "lo que es más importante son felices", indicó durante la entrega de diplomas.

"Salir de aquí dos veces por semana a entornos naturales es para ellas como la libertad. Aparte de lo que aprenden en el curso se han conocido más entre sí, pues dentro del recinto sólo hablan de las condenas y temas parecidos", explica Paco.

Responsabilidad y confianza

Nerea expuso ante el público asistente a la entrega de diplomas lo que les ha aportado este proyecto desarrollado por la Fundación Biodiversidad y el Organismo Autónomo Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo. "Más madurez, responsabilidad, autorrealización, compañerismo y una oportunidad de sentir que confían en ti", dijo.

Precisamente, ayudar a las personas que cometen un delito a reincorporarse y a aprender "valores que igual no habían interiorizado" es, según la Constitución, uno de los objetivos de las cárceles, además de cumplir condena, explicó la secretaria general de Instituciones Penitenciarias. La ministra destacó que estos cursos son "un soplo de aire fresco para que aumente la confianza en sí mismos y las posibilidades futuras".

Estas palabras de la responsable de Medio Ambiente se convierten en realidad en Alcalá I. Hasta las presas que decidieron comenzar el curso por las ventajas que garantiza, como obtener permisos de salida, se muestran satisfechas. "Yo empecé por los beneficios, pero ahora estoy encantadísima. Los profesores son gente estupenda y es muy constructivo", confiesa María Dolores, una interna que espera que esta oportunidad le abra "puertas", aunque aún le quede algún tiempo para conseguir la libertad.
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