Desde el 1 de enero de 2003 hasta el día de hoy, 1.154 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas en España. Unos datos escalofriantes que reflejan la lacra que, a día de hoy, continúa presente en nuestra sociedad. Según los últimos datos del Boletín Estadístico Mensual de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, el teléfono 016 recibió 8.246 llamadas solo durante el pasado mes de abril. Unas cifras que, sumándose al acumulado, superan el millón de llamadas a este servicio desde su puesta en marcha en septiembre de 2007. Con el reciente caso de una joven de 18 años asesinada, presuntamente, por su expareja en Madrid, son ya 24 las víctimas mortales de violencia de género en nuestro país en lo que va de año. De entre ellas, 11 pertenecían al medio rural, es decir, a pueblos con menos de 25.000 habitantes y tan solo seis se habían atrevido a denunciar a sus agresores.

Ahora, gracias al nuevo acuerdo alcanzado entre la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER) y la Guardia Civil, se intentará poner solución a esta problemática a través del refuerzo de la protección de las víctimas de violencia de género en el ámbito rural. Así lo explica la presidenta de esta asociación, Carmen Quintanilla, quien define el nuevo convenio como una forma de “unir fuerzas”. Entre las principales líneas de actuación del nuevo protocolo destaca la cooperación e intercambio de información entre AFAMMER y Guardia Civil, que tiene como principal objetivo analizar de forma exhaustiva los posibles casos de violencia machista y prevenir agresiones o, incluso, asesinatos. “Cuando nos llama una mujer víctima de violencia lo ponemos en conocimiento de ellos para que sepan que tienen un pueblo donde hay una víctima y vean en qué situación está para prevenir que muera en manos de su maltratador o siga sufriendo maltrato”, explica Carmen. Además, a este protocolo se suma el asesoramiento especializado, la formación a través de talleres con representantes de la Guardia Civil y las campañas de sensibilización en redes sociales, que se convertirán en otras de las principales líneas de actuación de este convenio.
"Antes no existía el concepto de violencia de género"
Un acuerdo que llega, además, en un momento muy especial para la organización, justo después de la conmemoración del 40 aniversario de su fundación. Una asociación que, tal y como afirma su propia presidenta, ha logrado tras años de lucha romper el silencio de las mujeres en las zonas rurales. “Antes no existía la violencia. No tenían conciencia de que eran mujeres maltratadas. Tú ibas al cuartel de la Guardia Civil, decías que un hombre la pegaba y te decían que no te metieras en esas cosas, que ya lo arreglarían en casa”, afirma. Sin embargo, gracias a las décadas de trabajo de esta agrupación y a la labor de los agentes sociales y autoridades con las que colaboran, estos episodios han logrado tener un nombre en el entorno rural: violencia machista o violencia de género. “Se decía que un señor había matado a su mujer, pero no existía el concepto de violencia de genero, era invisible, vivía en el silencio mas sepulcral. En el medio rural hemos visibilizado la violencia, hemos dicho que sí existe”, explica a Madridiario.

Además de los problemas a los que se enfrentan las mujeres víctimas de violencia machista en las grandes urbes, las mujeres que sufren maltrato en el entorno rural tienen que hacer frente a algunas dificultades añadidas. “Se enfrentan a que viven en una sociedad cerrada en la que importa mucho el qué dirán. ¿Dónde van a ir si el centro para denunciar está a siete kilómetros o el cuartel de la Guardia Civil lleva diez años cerrado? Ellas callan y callan antes de dar un disgusto a sus hijos y padres”, añade. A estos problemas se suman también otros como la dependencia emocional y económica que sufren con respecto a su maltratador y el miedo a denunciar ante el posible ingreso en prisión de la persona que es su actual pareja o el padre de sus hijos. Según datos de AFAMMER, una víctima de violencia de género que reside en una gran ciudad tarda de media diez años en denunciar a su agresor, un tiempo que se eleva a 25 años en el caso de las mujeres que viven en entornos rurales. “Ese qué dirán y ese entramado social es lo que hace que las mujeres vivan en silencio la violencia de género”, asevera.
España, un referente contra la violencia machista
La violencia de género se ha convertido en España en una de las grandes preocupaciones en materia de protección de derechos humanos. Fue en 2004 cuando se logró uno de los grandes hitos que situó a España a la cabeza de Europa en materia de prevención, protección y asistencia a las víctimas: la aprobación de la Ley Integral contra la Violencia de Género. Tras ella, llegaron los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, la creación del teléfono 016 o el Pacto de Estado contra la Violencia de Género aprobado en 2017, que permitió acreditar a las víctimas a través, por ejemplo, de un informe de servicios sociales, sin ser necesaria la denuncia de la propia mujer.
Unas medidas que, sin duda, han situado a España como un referente en materia de protección a las víctimas. “Todo ha sido un adelanto. En muchos países de la Unión Europea no existen esas leyes. En España tenemos estadísticas y en muchos países, por ejemplo, no las hay. No se sabe cuántas mujeres han muerto a manos de sus parejas”, cuenta Carmen. Sin embargo, a pesar de los avances, desde AFAMMER son conscientes del largo camino que queda por recorrer para acabar con esta lacra. “Hemos hecho mucho con los servicios que prestamos a las mujeres en el mundo rural a través del asesor de la mujer, la Guardia Civil y la protección, pero nos queda un largo camino. A pesar de que se hace, nos falta intensificar ese seguimiento a una mujer que denuncia para tenerla protegida 24 horas”, añade.
La región se suma a la lucha
De las 24 víctimas mortales por violencia de género en España este 2022, tres de ellas residían en la Comunidad de Madrid. Además de participar en el convenio firmado entre AFAMMER y la Guardia Civil, la región se suma a la lucha contra la violencia de género en el entorno rural por medio de otros protocolos. En concreto, el pasado año, AFAMMER-Comunidad de Madrid firmó un acuerdo con el Colegio de Farmacéuticos de Madrid para conseguir que las farmacias rurales, consideradas un punto “accesible, cercano y discreto”, se convirtieran en un punto de referencia donde las mujeres pudieran pedir información en caso de sufrir violencia. “Vamos cerrando cauces para hacer una protección integral a la mujer en la Comunidad de Madrid porque el problema de la violencia en el mundo rural es un problema muy silenciado”, cuenta Marisa Rodríguez, presidenta de AFAMMER-Comunidad de Madrid.
A través del lema ‘Rompamos el silencio”, AFAMMER-Comunidad de Madrid quiere poner el foco, además, en lograr una integración conjunta de todas aquellas acciones que se desarrollen en materia de violencia de género. Entre esas acciones se encuentra un proyecto que verá la luz a finales de año y que se convertirá en una herramienta clave para ayudar a las mujeres maltratadas a identificarse como víctimas. Una aplicación móvil que, a través de un cuestionario, permitirá aclarar las dudas de aquellas que no son conscientes de ser víctimas de la violencia machista.
"Si vas a un pueblo como Estremera no tienen como escapar"
Para Marisa, estos acuerdos e iniciativas suponen un paso más en la lucha contra una violencia de género que no solo se da en la gran ciudad, sino también en los pequeños núcleos rurales de la región. “Por eso creo que este convenio es fundamental, para que haya una mirada hacia el mundo rural, a la mujer y a la problemática de la violencia en el mundo rural”, añade. Tal y como afirma, existen claras evidencias sobre las dificultades a las que se enfrentan las mujeres víctimas de violencia en la capital, a diferencia de las que tienen que hacer frente aquellas que residen en pequeños núcleos. “Una mujer agredida en un barrio de Madrid capital se va a la otra punta y nadie lo encuentra, pero si te vas a un pueblo como Estremera o Redueña no tienen como escapar. Por eso este tipo de convenios es muy importante para nosotros”, apunta.
Tal y como señala la propia Marisa, la Comunidad de Madrid está ofreciendo todo su apoyo para que todas las iniciativas en materia de violencia machista salgan adelante. Sin embargo, el principal problema, asegura, continúa residiendo en el abandono a los pequeños pueblos desde las grandes ciudades. “La gente de Madrid capital no tienen conciencia de los pueblos, es un sitio donde vas a veranear. Como no hay conciencia de los pueblos, no hay conciencia de la problemática. No es un problema estricto de la violencia sino de la invisibilidad rural y una vez que es invisible la ruralidad es invisible la mujer rural”, concluye.