Cada año en la Comunidad de Madrid se generan entre cinco y siete millones de toneladas de Residuos de Construcción y Demolición (RCD). De ellos, el 30 por ciento se reciclan para usos de bajo valor añadido, otro porcentaje similar se elimina en vertederos de residuos inertes sin ser tratados y el 40 por ciento restante se arroja de forma incontrolada en escombreras y espacios naturales sin control, según datos recogidos de la Memoria Anual de Tecnalia.
Para dar un valor a los residuos procedentes de la construcción y solucionar su gestión, a principios de año surgió el proyecto Valrec, enfocado a potenciar la economía circular y mejorar la reciclabilidad de esos materiales y, por extensión, evitar las elevadas tasas de vertedero.
“Valrec surge por la necesidad de mejorar la gestión de los RDC en la Comunidad de Madrid”, explica Juan Diego Berjón, jefe de servicio de tratamiento de residuos de Surge Ambiental (Grupo Sacyr). Esta compañía lidera el consorcio de empresas integrado por Valoriza, Allgaier Mogensen, Adcore, Sika, Sodira, Hormicruz, Kolokium y Green Building Council España (GBCe), y que cuenta con el apoyo como dinamizador del centro de investigación y desarrollo tecnológico Tecnalia, del Instituto Eduardo Torroja de Ciencias de la Construcción (IETcc) y de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

“El gran interés y potencial para la gestión de estos residuos ha captado el interés de grandes, medianas y pequeñas empresas”, subraya Berjón, que destaca el alineamiento de los intereses ambientales de todos los integrantes de este grupo de trabajo comprometido en cambiar el modelo actual y apostar por una economía circular real.
Todos los residuos de construcción son reciclables
El Real Decreto 646/2020, de 7 de julio, por el que se regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero, establece tres tipos de residuos: inerte, peligroso y no peligroso.
“La naturaleza de los RCD no peligrosos es inerte en una parte y la otra parte no inerte se compone principalmente de metales, maderas, plásticos, papel-cartón y vidrios”, detalla Berjón. “Estos residuos tiene un potencial de reciclabilidad de un cien por cien y mucho de este flujo material se está yendo a vertedero en la actualidad, lo estamos enterrando”, lamenta.

La nueva Ley de residuos aumenta la fiscalidad en todos los residuos a la hora de su reciclaje y la opción de eliminarlos es en muchos casos más ventajosa que el reciclaje. De modo que este proyecto persigue también la difusión social para concienciar sobre la necesidad de cambiar el actual modelo de gestión en el que "el RCD mezclado no peligroso acaba en vertederos de residuos inertes a un precio más ventajoso que si este fuese tratado y reciclado”. Por eso resulta vital trasladar "la importancia de no mezclar naturalezas de materiales y la segregación del residuo en origen, ya que existe la casuística de que la mezcla de residuos no está penalizada en la región", alerta este profesional.
El objetivo de los impulsores de Valrec es principalmente ambiental más que económico, pero siempre englobado en el concepto de sostenibilidad, a pesar de que “la insostenibilidad muchas veces es lo más económico en el corto plazo”, destaca Berjón sobre esta iniciativa que busca “que estas mejoras ambientales indudables para la región reviertan en mejoras económicas tanto directas como indirectas”.

Pasar de un proceso lineal a circular
El proceso que se ha seguido hasta ahora en el sector es muy lineal: se extraen áridos de las minas, se fabrica el hormigón, se mezclan con otros elementos en la fase de desmantelamiento y se llevan todos juntos al vertedero. El proyecto Valrec propone que ese itinerario pase de lineal a circular apostando por el uso de áridos reciclados, la segregación en origen y la digitalización del proceso, una estrategia medioambiental que aún cuesta fomentar.
“Los áridos reciclados encuentran muchas barreras normativas y culturales para su aplicación en obra, por lo que no existe una demanda de los mismos, primándose la extracción de áridos naturales”, asume el jefe de servicio de Surge Ambiental, un elemento que no está grabado en España, pero es un recurso limitado. De modo que si no se emplea una alternativa como extraer áridos reciclados de los residuos, llegará un día que esta materia prima natural se agote.
“Los áridos reciclados encuentran muchas barreras normativas y culturales"
El proyecto Valrec enfatiza el hecho de que la nueva nueva Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular obliga a reciclar un 10% del residuo generado. Amparados en la legislación, sus impulsores abanderan el reto de ampliar la demanda de la gran cantidad de áridos reciclados que existen en la Comunidad, generando tejido industrial y empleo verde en torno al reciclaje de RCD.
Fruto de la investigación industrial, las soluciones propuestas por Valrec para garantizar unos procesos de construcción y demolición más eficientes, pasan por aplicar la tecnología para una mejor gestión y separación de los RCD, la digitalización para su trazabilidad y el ecodiseño para obtener nuevos productos de alto valor en el mercado.

Con un presupuesto de ejecución de cinco millones de euros financiado por la Comunidad de Madrid, el proyecto Valrec se aproxima a su primer año de vida de los dos establecidos para lograr su objetivo. "El balance hasta ahora es corto en cuanto a la parte práctica pero enorme en la teoría", señala su responsable. Durante este tiempo se han conseguido "conclusiones prometedoras sobre las posibilidades del árido reciclado y su potencial tasa de sustitución en hormigones". Pero en la práctica, no hay tantos avances. “El ambicioso contenido del proyecto necesita mucho más recorrido, ya que muchas de las iniciativas que buscan una economía circular real necesitan incluso de cambios normativos y cambios culturales”, concluye Berjón.