Los centros educativos se han blindado contra el Covid-19 en el inicio del nuevo curso académico, pero esta no es la única amenaza en la vuelta a clase. El acoso escolar continúa siendo una realidad muy presente en las aulas, como refleja un estudio de la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, que atestigua que al menos uno de cada tres adolescentes encuestados conoce algún caso de bullying entre sus compañeros.
Pese a este preocupante dato, los alumnos también dan una respuesta alentadora al demostrar su creciente concienciación frente a esta problemática: el 95,1 por ciento reconoce el acoso como una forma de maltrato. Unirse y decirle al agresor que pare (79,2 por ciento) o contárselo a un profesor o adulto (77,8) se posicionan como las opciones más habituales y valoradas para frenarlo.
Así se desprende del informe 'La opinión de los estudiantes', realizado en base a la información aportada por más de 12.000 alumnos y docentes de 307 centros que han participado en los programas de prevención del acoso escolar que desde 2016 desarrollan de forma conjunta ANAR y la Fundación Mutua. Esta última se ha involucrado junto a Disney en una iniciativa de comunicación para seguir ahondando en la sensibilización del alumnado contra esta lacra.
Ambas instituciones han lanzado el proyecto 'Unidos somos más fuertes', compuesto por piezas audiovisuales con las que reforzar el mensaje de que los testigos del bullying o ciberbullying son figuras fundamentales para plantar cara al acosador y revertir esta situación. Para ello, se apoyan en los personajes del universo Disney, Pixar y Marvel, que actúan como protagonistas de un vídeo con letra y música original del rapero Arkano que se difundirá en los canales Disney Channel, Fox y Fox Life, así como en las redes sociales de Disney.
En la pieza se cuenta la historia de un niño víctima de acoso y de sus compañeros que, inspirados por los valores de los superhéroes que admiran, pasan de presenciar en silencio las burlas y ataques a vencer el miedo, a dar un paso al frente y apoyar al compañero víctima frente al acosador. Y es que, como resume la letra del rapero alicantino, para frenar el acoso: “No hace falta volar, solo hay que tener valor”.
"El programa que desarrollamos con Disney es muy potente porque nos permite llegar a toda la comunidad escolar, tanto para actuar sobre el problema como para prevenirlo en el futuro y a través de los personajes Disney conseguimos lanzar un mensaje de empoderamiento de los chicos y chicas para que frenen las agresiones", sostiene Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña.
Radiografía del acoso escolar
A fin de conocer mejor la naturaleza y dimensión de este problema social, la Fundación Mutua y la Fundación Anar sumaron fuerzas en 2016 para impulsar campañas de prevención en colegios e institutos y elaborar estudios como el que ahora se presenta. En 'La opinión de los estudiantes' se recoge la visión del acoso de 12.388 adolescentes y 387 profesores de centros públicos y concertados de la Comunidad de Madrid, Castilla y León y Comunidad Valenciana recabada en los años 2018 y 2019.
La conclusión más significativa del informe es que el 35,5 por ciento de los adolescentes preguntados conoce casos de bullying en su clase. El tipo de acoso más frecuente, apuntan, afecta a una sola persona (48,3 por ciento), pero también se dan aulas en las que se concentran de dos a cinco casos (38,9 por ciento). En cuanto a la propia percepción del bullying, se aprecia que las mujeres poseen un mayor grado de identificación (38,2 por ciento) que los varones (33,4 por ciento). Por etapas, se advierte que en Primaria se da un reconocimiento del acoso superior que en Secundaria.
La formas más frecuentes en la que se manifiesta el acoso serían, de forma mayoritaria, los insultos y motes (79 por ciento), seguido de empujones, collejas y escupitajos, golpes y patadas, aislamiento y robo o rotura de objetos. Mientras en Primaria predomina el acoso físico, en Secundaria domina el psicológico.
Los chicos y chicas participantes en el estudio señalan que las agresiones suelen cometerlas varios menores y entre los motivos de estos sitúan el hecho de 'creerse más guay' como la opción principal, 'para divertirse' en segundo lugar y 'por venganza' como un supuesto más minoritario. Por otro lado, los estudiantes creen que la mayoría de las agresiones estarían motivadas por la forma de ser de la víctima, por su aspecto físico por las cosas que hace o dice.
Las consecuencias del bullying más mencionadas son sentir miedo, bajar las notas y dolor de cabeza o estómago, por este orden. En este sentido, el director de Programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros, precisa que el acoso escolar es "un problema muy serio y grave para el desarrollo evolutivo de un niño o una niña" ya que las víctimas sufren ansiedad o tristeza y tienen "dificultades psicológicas para relacionarse con los demás, lo cual provoca un retraimiento social y baja autoestima". A medio o largo plazo, esto puede redundar en una "personalidad evitativa o en dificultades para la relación social en la vida adulta".
Del estudio se desprende también que el alumnado considera que el acoso perjudica eminentemente a los agredidos (55,1 por ciento), pero un 44,2 por ciento estima que perjudica a todos. Como alternativas para plantar cara al maltrato, prefieren unirse y decir al agresor que pare o, en su defecto, avisar a un profesor, un adulto o a los padres. Tan solo un 2 por ciento de los encuestados se inclina por 'quedarse callado y no hacer nada'.
El perfil del agresor: acomplejado y violento
Por su parte, los docentes describen a los maltratadores como personas con un sentimiento de superioridad, una gran carga de complejos y un carácter violento. Entre otros rasgos que los definen, citan los problemas familiares o personales y su interés por llamar la atención o chulería. Asimismo, la presión del grupo de amigos y la falta de respeto a las diferencias se erigen como los aspectos más decisivos para que se produzca ese acoso.
Tres cuartas partes de los maestros consideran que el centro escolar interviene de forma adecuada en el acoso, especialmente si existe un protocolo de actuación y si hay información y sensibilización. Y cuando no lo hacen, los principales motivos que esgrimen son la falta de tiempo, medios o apoyo y la falta de formación del profesorado para hacerlo.
Los profesores consideran, además, que los padres y madres pueden contribuir a reducir el acoso dialogando y mostrando interés por los hijos (54,3%), así como inculcando valores de respeto y empatía (43,1%). Para atajar este problema en los centros educativos, apuestan por las tutorías, el diálogo y los talleres de concienciación como las formas de intervención más aconsejables.
Prevenir el acoso en época de coronavirus
El confinamiento dio una tregua al acoso escolar presencial, pero no al ciberacoso. En esta vuelta al cole atípica, con la obligada distancia social, se espera una tendencia a la baja en las agresiones físicas, pero se requerirá especial atención en el ámbito on line y las redes sociales.
"Cabe esperar una disminución de la violencia física en espacios más controlados y supervisados, y es previsible un aumento de la violencia psicológica basada en la burla, el aislamiento, el rechazo y la estigmatización del niño o niña inseguro y el ciberbullying", afirma Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña. "No hay que bajar la guardia", advierte.
Por su parte, Benjamín Ballesteros, director de Programas de la Fundación ANAR, recomienda a los padres "que estén sensibles y atentos" a los menores con problemas previos, como aquellos que han sufrido acoso escolar. Pide también que entablen una relación estrecha con ellos, "que les pregunten cómo se sienten porque pueden tener dificultades".
"Pensemos que venimos de una etapa de largo confinamiento, en que los niños no han tenido esa relación y ahora, volver otra vez al centro puede provocarles mucha ansiedad y malestar", recuerda. Por ello, invita a los familiares a que se anticipen y prevengan a los profesores sobre la situación de sus hijos "con una actitud no beligerante, sino flexible y conciliadora" y con el fin de que evitar que el alumno vuelva a pasar por una situación de tal gravedad.