En política se conoce como “paracaidista” a aquel que llega desde fuera de un partido y aterriza en la cabeza de la candidatura electoral de esa formación, frustrando las pretensiones de militantes de toda una vida.
De este tipo de “paracaidismo” se sabe mucho en el PSOE, pues han sido muchos los casos en los que se ha producido esta circunstancia y, casi siempre, con final no deseado.
Ha vuelto a ocurrir: Pepu Hernández acaba de anunciar que deja el Ayuntamiento de Madrid, que se despide de la portavocía del PSOE en el consistorio madrileño, cargo que ostentaba desde 2019, cuando, como candidato socialista, fracasó en su intento de convertirse en alcalde de la capital.
La candidatura de Pepu a los comicios electorales era una puesta personal de Pedro Sánchez, su amigo de andanzas baloncestísisticas de juventud. Pero, para convertirse en candidato, tenía que pasar el proceso de primarias en el PSOE. Pepu, personaje conocido del mundo del deporte, no tenía ninguna experiencia en política, ni conocía los entresijos de la vida municipal. Se enfrentaba a dos rivales de amplia experiencia política: Manuel de la Rocha, que fue alcalde de Fuenlabrada, consejero del gobierno de la Comunidad de Madrid y otros cargos importantes de representación; el otro candidato era Chema Dávila, concejal del Ayuntamiento de Madrid y secretario general de la Agrupación Socialista de Centro. Ambos tenían amplia experiencia en la política local, pero Pepu contaba con una ventaja insalvable: ser la apuesta personal de Pedro Sánchez, y contra eso era imposible conseguir el objetivo.
Hernández ganó las primarias y fue proclamado candidato del PSOE. Como los expertos pronosticaron, al nuevo “paracaidista” de Ferraz, no se le abrió del todo el paracaídas de la ilusión, y fue a estrellarse contra las urnas. El PSOE perdió un escaño con respecto a los comicios de 2015 y también un puesto, pasando del tercero al cuarto.
El “paracaidista” ha levantado ahora el vuelo y deja su responsabilidad en el Ayuntamiento. Nada nuevo en el PSOE. El “paracaidismo” es algo que nunca les ha salido bien a los socialistas.