En el bar Aúpa España, una vez acabado el partido, los clientes han ido desfilando. Telesforo II barre la masa de servilletas, cáscaras de gambas y huesos de aceituna que hace un rato volaban impulsados por los aficionados a este nuevo deporte impulsado por destacados miembros de la oposición del partido conservador.
En la barra, Telesforín regogía los cascos de las cervezas y vasos.
- Bueno, papá, yo me voy ya, que he quedado con unos amigos a jugar al Fornite y llego tarde
- Pero ¿qué cojones es eso del Fornite, hijo? Me lo has explicado más veces, pero no lo pillo
- Un videojuego, Papá, de batallas y luchas… Jugamos con cincuenta tíos en todo el mundo. Ayer le pegamos una paliza a unos canadienses…
- Déjalo, me supera. Anda tira que ya lo acabo yo. Y a ver si le das una paliza a unos ingleses, ¿vale?
Mientras Telesforín enfila la puerta, Telesforo II filosofa con Paquito, que lleva atornillado varias horas a la barra
- Hay que joderse, Paquito, estos hijos, a sus años, jugando como críos.
Así no vamos a ninguna parte
- Bueno, para lo que les pagan en los curros de mierda que tienen la mayoría… Pa tres que pillan con esa coña de los videojuegos, la mayoría, embobaos… Anda, ponme otro tercio
- Con lo que tú te bebes, Paquito, llenamos el Manzanares…Y ya el día que me pagues, te cagas
- ¡Chssst! Lo tuyo es sagrao, ¿me oyes? ¡Sagrao! En cuanto pille algo ya sabes que lo primero, mi cuenta en esta catedral… Atento, que llega la guardia civil…
Abriendo la comitiva, el sargento Perales y la plana mayor de la conjura, entran impetuosamente
- Qué, Telesforo, ¿nos has despejado el cuartucho?
- Buenas noches, ¡qué amables!
- Sí, perdón, buenas noches. Es que vamos un poco estresados, disculpa. Paquito… ¿Cómo vamos? ¿Más cromos en tus antecedentes?
- Deja al chico, Peláez… El reservado de los señores está preparado.
Telesforín ha apilado las cajas y os ha empalmado un par de mesas. Con que me dejéis libre el camino al meódromo, me vale. ¿Cinco cañas y una sin, de momento? Marchando
Con gran estrépito, el equipo al completo se acomoda en el estrecho espacio, decorado con descoloridos posters de boxeadores en blanco y negro exhibiendo copas y gruesos cinturones. En el centro, un especial de “PERICO, CAMPEÓN DEL MUNDO” al que rodean otros de mujeres en topless de la última página del AS, cuyos colores se han mimetizado tanto con la pared que parecen haber surgido de la misma.
- Joder, aquí hace tanto calor hoy como cuando éste ganó el mundial en Bankok – se secaba el sudor de la cabeza con un pañuelo, Genaro
- Tu y yo lo vimos en el bar de la comisaría de la Estrella ¿te acuerdas?
-Respondió Peláez
- Claro que me acuerdo, ¡Qué tiempos! Ya no existe ¿sabes? ¡Hay que joderse! Ahora hay allí un restaurante vegetariano, o tibetano, o algo así, budista…
- Bueno, unos cuantos melones hemos cascado allí, en el fondo…
- Calla. Eran otros tiempos, ahora haces eso y te meten un paquete
- Bueno –interrumpió Julián- ¿y si en vez de contarnos vuestras batallitas vamos a lo nuestro? Empieza tú, Joanet
Joanet, secándose cuidadosamente la espuma de la cerveza con una servilleta, resume:
- Una mierda. Eso es lo que sacamos esta mañana de los empresarios.
Unos mamones de tomo y lomo. Y encima tuvimos que pagar nosotros la comida. Les damos un décimo, les pagamos la comida y creo que hemos quedado en darles parte de no sé qué coño de negocio de pensiones que un vivillo que nos presentaron está montando. Nada, vamos
- Pues sí que ha ido bien la cosa –respondió Perales- ¿Y vosotros?
- Manoli. Procede –indicó el cabo señalándola con el palillo que había sacado de la boca
- Pues nosotros mucho mejor –dijo jovialmente. Tres cero…
- Ya, cojones, me refiero a lo del periodista
- Que te cuente Perales, que es el que habló con él. A nosotros nos dejaron en la puerta –respondió contrariada Manoli.
- Bueno, sí. Hube de recurrir a mis contactos para entrar en la zona del
palco. No fue fácil. Y tuve que entrar solo. Ya sabes, Manoli, que si es por mí –la miró untuosamente-… Pues, así, así. El cabrón no tiene un pelo de tonto. Me dijo que le interesaba, pero que necesitaba pruebas, contrastar la información, que se jugaba su prestigio.
- Pero, ¿Cómo pruebas? Esto son informaciones secretas. Me la estoy jugando. Ya visteis que estos no se andan con tonterías y han mandado un comando a Madrid…
- Ya. Quiere verte. Y que le des copias de los correos. Y, además, me dijo su adjunto que si les conseguíamos patrocinadores…
- Joder, aquí está la peña como Curro Jiménez –dijo Aurelio, como
siempre, porque se notase en algo su presencia y, en este caso, con una observación culta y a la vez popular.
- Desde luego –condescendió Genaro- Aurelio tiene razón. Pero
tenemos que quemar esta oportunidad. En todo caso, tal como han avanzado las cosas no queda más remedio- se levantó solemnemente Genaro- que poner en marcha nuestro plan, el último, el más arriesgado, el definitivo. Se trata de España, señores.

Todos los presentes se levantaron ruidosamente
- ¡Por España!
Una vez sentados todos salvo Genaro, este continuó:
- Manoli ya tiene el veneno. No me preguntéis de dónde lo he sacado porque es confidencial. Mañana a primera hora Joanet y yo veremos al periodista, e intentamos que no quede impune este asalto a España y cuando salgamos nos vamos para el Ayuntamiento. Sabemos con seguridad, por Manoli que, mañana, como hace otras veces, la alcaldesa le dará las madalenas que habrá hecho en su casa este fin de semana, para que las saque con el café. En ese momento las inyectará y se las servirá en la reunión. Nosotros estaremos allí también. Paloma Larrañaga habló con la alcaldesa y nos han dado cita justo después de la que tiene con los catalanes. Le hemos dicho que es para un tema de jubilados del Ayuntamiento, que me han dicho que es un tema que le interesa y nos han hecho un hueco en seguida,
je, je.
- ¡Qué listo eres, Genaro! Exclamó Manoli con admiración y provocando los celos de Peláez.
- Son muchos años de funcionario, Manoli, y ciertas habilidades, no se pierden –aprovechó su momento Genaro, guiñándola un ojo. Bien, pues yo creo que ya está todo ¿no?
- Una cosa – levantó preocupado el dedo Joanet- cargarse a los de la delegación, es lo acordado, pero, como nos carguemos a la vez a la alcaldesa, se nos cae el pelo…
- No te preocupes, está controlado ¿verdad Manoli? Ella nunca toma las madalenas que trae. Las deja para los invitados. Toma un café y media galleta, de unas que tiene en el despacho
- Así es –corroboró Manoli
- Pues entonces todo claro, intentó reasumir Julián el mando del operativo. Mañana a eso de las nueve, Manoli y yo os esperamos en la puerta de Montalbán. ¡Hasta mañana!
Apenas el equipo conjurado había salido del local, Telesforo II, se asomó a la esquina y con mucho sigilo, dio dos tenues silbidos. En el acto tres sombras salieron de detrás de un contenedor de vidrio
- ¡Qué asco! ¡Apesta a meado! Este es Paquito, de cuando Telesfor no le deja entrar… -iba diciendo Montse al entrar tapándose la nariz
- ¿Ya se han ido? –preguntó Cucurull- Menos mal que nos has avisado.
Por poco nos los comemos con patates.
- Bueno, Telesfor ¿has encontrado los cargols que te encargué? – se relamía Montull por adelantado
- Si, collons, pasad rápido, no vayan a volver. Todo está preparado.
Además, esta vez sí he podido oírles y os tengo que contar
Mientras los tres agentes se sentaban a la mesa, Telesfor reparó en el ojo de Montull
- Pero, ¿Qué te ha pasado, Montull?
- Nada, un cara de cul con el que he tenido una discusión en el Comercial, un capoll de POX. Lo malo es que vino la policía y el muy cabrón me ha puesto una denuncia…
- ¿Una denuncia? Joder, menudo marrón… Bueno, quedará en nada.
Seguro que lo archivan.
- Eso creo. Bueno, sácanos un buen vino y los caracoles y nos cuentas…
Y si me traes una bolsa o una servilleta con hielo…
Después de un rato trasteando en la cocina, Telesfor hizo su aparición con
una gran fuente de caracoles humeantes
- ¡Tacháaaan! Como los de allá. ¡Bon profit!
Durante unos minutos, los únicos sonidos audibles eran los ruidosos sorbeteos y chupeteos de los caracoles, las cucharas rebañando el caldo y las copas de vino al posarse en la mesa
- Para los cargols el vino del Segre es el mejor, no cabe duda –opinaba profesoralmente Montull
- Lo mejor es chuparse los dedos, amigo –puntualizaba Cucurull- Bueno, Telesfor, ahora ya puedes contarnos lo que les has oído.
- Todo, todo, no he podido oír, pero creo que lo más sustancioso sí.
Mañana, al parecer, la alcaldesa recibe a una delegación de los partidos catalanes que apoyan a Ada Colau. Ellos han conseguido también una cita y hablaron de hacer algo, no se…Mencionaron a Paloma Larrañaga y creo que a la Veneno –viendo la cara de pez que habían puesto los tres, tuvo que añadir- La Veneno, joder, la actriz y cantante Trans…
- ¿La Veneno y Paloma Larrañaga? ¿Con la Cantera? Joder, ¡vaya cóctel!
- Bueno, esta alcaldesa se está reuniendo con todo el mundo. Y se los lleva de calle, la jodía –les aclaró Telesfor
- Claro, como es jueza –aportó incomprensiblemente la agente Rebull
- Bueno, pues… ¡Hostia! Montull se había llenado el pelo de salsa de caracoles al rascarse con una concha llena sin darse cuenta… Mierda, entre el ojo morado y el pelo ahora…
- Desde luego, con una chaqueta punk como la que gasta el del poster,
-se rio Monstse mirando a Rosendo en la pared- ya vas servido
- Creo que lo mejor es echarse casera –seguía divertida su compañera
- Sí, collons! Y mojáis pan en mi pelo, no te jode… ¿Tienes una toalla, Telesfor? ¿Y un espejo?
- Bueno, sí, pero… mejor toma estas servilletas de papel que la toalla… y el espejo está bastante sucio. Mírate si quieres en esta bandeja de metal
Tras frotarse con un puñado de servilletas, Montull había conseguido expandir el color de la salsa de manera descontinua y dejar pegados trocitos de papel en varias partes de su cabeza. El ojo morado completaba una imagen que recordaba inmediatamente al Ecce Homo de Borja
Joder, Montull, pareces el Ecce Homo de la tía aquella –se descojonaba Cucurull. Deja, que te voy a hacer una foto y se la mandamos a Turull
- Y yo te doy una hostia y te mando para allá con ella puesta, si te parece –contestó mosca el eccehomado
- Bueno, luego te limpias mejor en la casa de Panchita. Acaba de contarnos, Telesfor
- Pues… No mucho más. Bueno sí, que ellos habían conseguido una cita con lo de la Paloma que os decía y oí algo de unos jubilados…
- Macho, tú como espía no tienes precio, vamos, que vales una mierda quiero decir –le soltó Montull todavía picado- Con eso que nos cuentas no sabemos un carajo… Vamos a tener que estar también nosotros allí. Conozco al jefe de gabinete de la Colau, de cuando los partidos de los nens en el cole. Seguro que viene con ella. Le digo y nos plantamos allí, a ver qué coño es todo esto…
Autor : Luis Cueto.
ilustraciones: Danish Xavier J. Morales B.