A estas alturas nadie puede negar el cambio climático y que “el clima terrestre se irá volviendo cada vez más extremo”, como explicaba en el diario ABC José Miguel Viñas, meteorólogo en Meteored y en la Organización Meteorológica Mundial, al hilo de las lluvias torrenciales sufridas en nuestro país por la popularmente conocida “gota fría”. La prestigiosa revista Nature publicaba este verano un artículo en el que se aseguraba que el calentamiento actual es “el más universal e intenso en los últimos dos mil años”.
Lo trágico de esta situación es que la mano del hombre está siendo imprescindible para un desastre natural que si no acaba con el planeta puede precipitar la desaparición de multitud de especies incluidos los humanos. Lo incomprensible es la actitud de políticos como el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro ante los más de 75.000 incendios sufridos este verano en las selvas tropicales de Brasil, en el Amazonas, en el pulmón del mundo.
De este desastre hemos tenido cumplida cuenta en los medios de comunicación, pero no tanto conocimiento como lo sucedido en África, cuando a mediados de agosto un satélite de la NASA revelaba que sólo en Angola y el Sur de la República Democrática del Congo había en un día más de 10.000 fuegos activos. En esas semanas también ardía Canarias y escuchamos a Vox, que en la línea Trump y Bolsonaro se negó a firmar una declaración institucional en el Senado de apoyo a los afectados porque el texto acordado incluía lo que el partido ultra denominaba “consignas progres”, esto es, una referencia al cambio climático.
El próximo 27 de septiembre CCOO participará en la gran movilización mundial por el clima, junto a más de trescientas organizaciones no gubernamentales, sindicales y sociales. El objetivo es que se declare la emergencia climática y que se tomen inmediatamente las medidas necesarias para reducir a cero las emisiones netas de gases con efecto invernadero.
Dos días antes se espera una “alerta científica” emitida por el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático con sus siglas en inglés), grupo que es referente en la ONU y que emitirá un informe especial sobre el calentamiento global. En este escenario, el 23 de septiembre se iniciará en la ONU la Cumbre sobre el Clima con la presencia de jefes de Estado y Gobierno de más de setenta países.
La juventud, especialmente implicada en este problema porque ve lo que puede padecer en pocos años, tendrá voz en la ONU igual que la está teniendo mundialmente en las calles. Otra pata fundamental del cambio climático para las Naciones Unidas serán las ciudades. El futuro más cercano será de ciudades superpobladas. Por ejemplo, la estimación para España en 2050 es que el 70 por ciento de la población viva en grandes ciudades.
Con este horizonte, desde CCOO de Madrid acabamos de presentar un informe sobre la contaminación en la ciudad de Madrid en el que coincidimos con la primera recomendación realizada por la Fundación Alternativas en su informe anual sobre sostenibilidad en España. Esto es, “la emergencia climática debe estar en el centro de las políticas locales”, y para CCOO de Madrid, la capital se encuentra en una emergencia climática.
El responsable de la investigación del estudio de CCOO de Madrid y secretario de Medio Ambiente y Movilidad, Ángel Juberías, ha detectado que los niveles medidos por la mayoría de las estaciones de control de Madrid no cumplen con los umbrales básicos que establecen la ley y las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los niveles de las partículas de ozono (O3), dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO2). En algunas ni siquiera se contabilizan elementos prohibidos por su peligrosidad como el arsénico, el cadmio y el níquel. El informe muestra, además, que también en asuntos de contaminación y calentamiento Madrid es una ciudad desigual.
Madrid sobrepasa constantemente los niveles máximos de contaminantes muy peligrosos por lo que estamos ante una situación de emergencia climática. Hay que tomar medidas que detengan en el envenenamiento al que se está sometiendo a la clase trabajadora y a la ciudadanía en general. El Ayuntamiento de la capital debe convocar con celeridad una Mesa de Movilidad con sindicatos y empresarios para abordar los desplazamientos a los centros de trabajo. No se puede obviar que el 65 por ciento de los desplazamientos en Madrid se producen por motivos laborales y que la mitad de ellos se realiza en transporte privado e individual.
La iniciativa de Madrid Central va en la buena dirección pero necesita mejorarse y extenderse para reducir la contaminación de la ciudad y, fundamentalmente, tiene que ser respaldada con medidas que garanticen la movilidad a la ciudadanía a sus centros de trabajo, de enseñanza y de salud mediante transporte público. Es decir, Madrid tiene que moverse de una manera colectiva, sostenible y en un transporte público no contaminante.
Estas medidas básicas deben ir acompañadas de otras, como la racionalización de horarios laborales, medidas urbanísticas que impidan los embotellamientos y aparcamientos indeseados, inversiones en coronas de intercambiados… En este sentido, es muy lamentable el despilfarro de la Comunidad de Madrid en autopistas radiales que se ha comido todo el presupuesto y que solo han servido para pagar, llegar antes al atasco y contaminar.
Lo grave del asunto es la terrible gestión del transporte público que nada alienta que los trabajadores dejen el coche en casa. Así, la crisis de Cercanía sigue sin resolverse con retrasos y averías constantes; el Metro continúa con la crisis del amianto, el recorte de trenes y plantillas y escasa frecuencia de paso. Circunstancia que en septiembre se ha venido dando también en la EMT por ausencia de planificación y falta de plantilla, llegando a tener algunas líneas una frecuencia de 30 minutos.
La Transición ecológica debe ser un hecho estructural y debe venir acompañada de una Transición Justa para el empleo y las condiciones laborales. Sin embargo, España vive en permanente estado de inestabilidad política. Las medidas deben tomarse ya, aunque sea desde las administraciones locales y municipales. La emergencia climática es un hecho.
Jaime Cedrún
Secretario General de CCOO de Madrid