Cacería del pijo de marca

Estos calores no son buenos para casi nada, porque impiden el descanso, alteran el estado nervioso y hacen subir la temperatura corporal hasta extremos peligrosos para el comportamiento racional. De aquellos primeros calores del verano, que no han cesado, vienen ahora estas consecuencias, que se acentúan en el caso de las mentes radicales, ya sean a un lado u otro del pensamiento troglodita de algunos desaprensivos.

Por la policía hemos sabido que en el transcurso de las fiestas del distrito de Moratalaz, fueron detenidas ocho personas integrantes del colectivo Asociación de Jóvenes Distrito 14, por sus obras ya conocidos y por su ideología de extrema izquierda, retratados como radicales, grupos antifascistas, aunque ellos niegan lo revelado por la policía, desmienten que las personas detenidas por participar en una pelea y en lo que se ha conocido como “cacería del pijo”, tengan que ver con este colectivo. El juez puso a los detenidos en libertad con cargos, lo que evidencia que la policía tenía pruebas suficientes para detener a estos individuos, por haber protagonizado desórdenes públicos y delitos de lesiones.

Parece que lo más llamativo es que ese grupo de descerebrados buscaban pendencia, pelea, enfrentamientos, cuando salieron con la intención de hacer una “cacería del pijo”, es decir, agraviar, cuando no agredir, a aquellos jóvenes que llevaran ropa de marca. Los animalistas emprenden campañas contra las personas que visten prendas de piel animal; y estos animales la emprenden a golpes contra los que visten prendas de marca, hasta marcar a uno de ellos con una puñalada en el rostro. Es de suponer que tengan buena vista y sepan distinguir lo que es una marca auténtica de otra falsificada, no vayan a atizar a alguien de su estirpe que haya comprado en el top manta.

Sea cual sea el caso, no se puede justificar, ni siguiera guardar silencio, ante este tipo de comportamientos salvajes, de odio manifiesto, de safari por el pijerío. La radicalidad ejercida con violencia es intolerable, venga de donde venga.